Opinión Nacional

Un lamentable despropósito

Si mal no recuerdo fue la pasada semana  cuando nuestro brillante Vicepresidente de la República,  prevalido del uso de la radio y televisión de las que dispone a sus anchas como cualquier representante de este gobierno,  cariacontecido y con la intención de arrojar mas culpas sobre los escuálidos, capitalistas y dueños de fundos,  utilizo suciamente el argumento de que los patronos agricultores del sur del lago, a quienes deben desprestigiar a toda costa ante su justa y adecuada protesta de que se les prive de lo que tienen como suyo, hicieron y han mejorado; aun realizaban la práctica de bochornosas costumbres sexuales, hace ya mucho desterradas por la realidad social venezolana a nivel de todas sus clases.

En efecto, procuró el vociferante expositor destacar que en los hatos y fincas del sur del lago, ilegalmente ocupados,  los trabajadores, tratados como pobres esclavos, debían hasta soportar costumbres tan abominables como  reprochables, como lo eran el ius primae noctis  ( derecho a disfrutar el aborrecible autor  de la primera noche con la novia virgen  del grupo social) y el derecho de pernada, esta ultima explicada en forma tan triste como desconocida para provocar mas lastima en los oyentes, y que en realidad se consuma por el pretendido derecho del autor ( jefe de tribu o grupo, empleador o dueño de finca). de gozar del privilegio de abusar con preferencia a cualquier otro, de la relación sexual con las hembras del circulo social todavía vírgenes.

         Precisa decir que tales costumbres execrables en los pueblos modernos, salvo en algunas civilizaciones indígenas locales, han quedado plenamente desechadas y aborrecidas de hace mucho tiempo, no como perversidades sexuales, sino cuyo origen suele ser el producto de la ignorancia, falta de educación  y los hacinamientos en que viven nuestras clases menos favorecidas, sin descartar también ritos religiosos de cultos primitivos.

         Ello ocurre no solo en nuestra dolida patria, sino en otros países de cultura y educación escasa.

         Mas llamo la atención y salgo al paso  de tan vociferantes como injustificadas acusaciones, recordando que precisamente hace poco, y curiosamente  en el tan odiado por los  socialistas  país del norte,mas de cuatro millones de personas pertenecientes a un extraño rito, tienen como costumbre de estilo la práctica de la poligamia y del incesto.

Es absolutamente aborrecible que se usen tales imputaciones contra  los patronos y encargados de fincas, pues desde hace ya mucho tales salvajadas ya no ocurren, mientras que son cada vez mas comunes y aborrecibles, otras prácticas sexuales terribles  tales como la de los mencionados incestos entre padres e hijos, o entre hermanos, típicos entre los campesinos y clases sociales mas abandonadas por igual ignorantes, y que son el resultado del  hacinamiento que solemos encontrar en aquellos hogares carentes de los lugares adecuados para convivir sanamente y sin las tentaciones que como producto del apiñamiento de sus usuarios instan y provocan al acaecimiento de tan insólitas prácticas.

¿Es que acaso el infeliz responsable de tales acusaciones desconoce esa realidad del delito de incesto, ni de que las estadísticas destacan que son mayores las incidencias de los delitos sexuales por abuso, violaciones, forzamientos entre los menos poseedores, que entre las clases mas altas, y que inclusive son mayores los delitos y las tentativas de los mismos entre los compañeros de trabajo que entre patronos y jefes con sus empleadas y empleados ¿

Utilizar con tales fines tan reprochables conductas y procederes y hacerlo por televisión y además imputándolos sin razón alguna a las clases  más pudientes, propietarias de fincas o empresas no tiene otro fin que disponer de las mismas para provocar el reproche y el odio y el desprecio hacia tales clases.

Son tan bajas y reprochable tales conductas que hasta hacen pensar que quienes los invocan o reproducen para tales propósitos seguramente lo hacen como modo de venganza por haber soportado en carne propia tan insólitos procederes.

Lo dicho no es solo una reprobable conducta política y ciudadana, sino de una bajeza sin límites, que además comporta una grave falta de  responsabilidad por parte de la autoridad que lo comenta , en tanto que sin lugar a dudas, si es que ellas están al tanto de dichas prácticas, han pecado en grado sumo por negligencia al omitir que se instarán los procedimientos sancionatorios correspondientes, sobre los cuales aún hay tiempo para provocar su escarnio con la sanción penal, pero de ninguna manera autorizan, en  cambio, tan tristes comentarios públicos por parte de esas autoridades.

 

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