El Papa condena el sufrimiento en el mundo en su mensaje de Pascua
El papa Benedicto XVI condenó el «sufrimiento en el mundo» en su tradicional mensaje del domingo de Pascua, en el que hizo hincapié en la violencia en Africa y la desesperada situación de Irak.
«Cuántas heridas, cuántos sufrimientos en el mundo», dijo el Papa en su mensaje urbi et orbi ante decenas de miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro de Roma y los millones de católicos que lo siguieron en directo a través de las televisiones de 67 países.
Entre sus oyentes, estaban los 3.000 participantes en una manifestación contra la pena de muerte que previamente recorrió las calles de Roma en petición de una resolución de la ONU para una moratoria mundial de la pena capital.
Los manifestantes llevaban globos blancos y grandes pancartas en las que se leía «Queremos una moratoria de la ONU pronto» y, según los organizadores de la marcha, esperaban que el Pontífice hiciera una referencia al tema en su mensaje urbi et orbi pascual.
Benedicto XVI, en cambio, puso de manifiesto cómo en el mundo «no faltan las calamidades naturales y las tragedias humanas que causan innumerables víctimas» pero subrayó que la fe en Jesús lleva «la esperanza de un futuro mejor». El Papa se refirió expresamente a las situaciones de Africa e Irak.
«Nada positivo llega de Irak, ensangrentado por continuas masacres, mientras los civiles huyen», afirmó el Pontífice en referencia a la situación en el país árabe, tema al que se refiere en escasas ocasiones.
Una de ellas fue el último mensaje urbi et orbi papal, en las pasadas navidades, en el que pidió «a todos aquéllos que tienen en sus manos el destino de Irak» que «pongan fin a la brutal violencia» que sufre ese país.
El líder espiritual de los 1.100 millones de católicos existentes en todo el mundo tuvo unas palabras de optimismo al manifestar su alegría por «los signos de esperanza en el diálogo entre Israel y la Autoridad Palestina».
Sin embargo, Benedicto XVI volvió a referirse al dolor humano al subrayar su «preocupación por las condiciones que prevalecen en muchas regiones de Africa».
En el contexto africano, el Pontífice citó expresamente a Zimbabue, Darfur, Somalia y Chad, lugares donde existe «una catastrófica y, es triste decirlo también subestimada, situación humanitaria».
Al menos 200.000 personas han muerto y más de dos millones han huido de sus hogares desde que estalló el conflicto de Darfur, una región del suroeste de Sudán, en febrero de 2003.
Con sus hábitos religiosos de color dorado y su mitra reluciente bajo el sol primaveral que bañaba la plaza de San Pedro, Benedicto XVI no olvidó mencionar en su mensaje a las víctimas de recientes catástrofes naturales en Madagascar, las Islas Salomón y América Latina.
También tuvo un recuerdo para las víctimas del hambre, de las enfermedades incurables, del terrorismo, de los secuestros y «de los mil rostros de la violencia a veces justificada en nombre de la religión», añadió.
Sin embargo, el Papa clamó ante «los hermanos y hermanas en la fe» que le escuchaban que «Cristo ha resucitado y está vivo entre nosotros. El es la esperanza de un futuro mejor».
Tras su mensaje, Benedicto XVI felicitó la Pascua en 62 idiomas, desde el español al inglés, pasando por el chino y el esperanto, entre otros.
Como es tradicional, los grupos de peregrinos concentrados en la plaza de San Pedro aplaudieron, hicieron ondear las banderas de sus países y profirieron gritos de júbilo cuando el Papa les dio su felicitación en sus respectivos idiomas.
Antes del mensaje urbi et orbi y la felicitación pascual, el Pontífice –que cumple 80 años el 16 de abril– presidió la misa de Pascua con la que los cristianos celebran la resurrección de Jesucristo tras haber sido crucificado, el Viernes Santo.
Por primera vez, cerca del altar se pudo ver un icono, que son las obras de arte religioso de los cristianos ortodoxos.
Asimismo, durante la misa del sábado por la noche, Benedicto XVI bautizó a dos niños y seis adultos, entre ellos la cubana María Luisa Méndez Hernández.
