Hacia una nueva Cumbre del G-8
Todo listo para la 26ª cumbre económica anual del Grupo de los Ocho, que se instala este próximo viernes 21 de julio en la isla japonesa de Okinawa. El presidente Bill Clinton y otros líderes de las naciones más ricas del mundo y Rusia, reformularon la agenda de la Cumbre en un intento por persuadir a los países pobres de que un mundo cada vez más conectado económicamente puede trabajar para beneficio de todos.
En muchas formas, la agenda para las reuniones de esta semana en la 26ª cumbre económica anual, se estableció en diciembre pasado en las frías y húmedas calles de Seattle, donde protestas masivas contra la globalización -provenientes de diversos grupos sindicales, derechos humanos y ambientales- hicieron fracasar los intentos por lanzar nuevas negociaciones de comercio mundiales. Como consecuencia de estas protestas, la cumbre anual del Grupo de los Ocho países más industrializados –en Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá, más Rusia– tendrá una agenda más amplia que la habitual sobre desarrollo económico y tasas de cambio.
Por primera vez, algunos de los mandatarios del G-8, entre ellos Bill Clinton, se reunirán el jueves con líderes de cuatro países en desarrollo para escuchar sus preocupaciones acerca de cómo sus países son excluidos de la revolución en la tecnología de la información. Además de cerrar la brecha digital, los líderes del G-8 intentarán buscar formas para reducir las diferencias entre ricos y pobres en terrenos como educación –unos 100 millones de niños en países pobres no van a la escuela– y salud, particularmente en la batalla contra el sida, que se prevé dejará huérfanos a 44 millones de niños en países pobres en la próxima década.
