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Movimientos de Fujimori ¿Indicios de divorcio?

Fujimori llega a una base militar acompañado por el jefe de estado mayor José Villanueva Ruesta y el ministro de defensa Carlos Bergamino

El secretario general de la OEA, César Gaviria, iba a reunirse el miércoles en una cita privada con el presidente Alberto Fujimori, antes de encontrarse con una mesa de diálogo prodemocrático en un esfuerzo por disipar las tensiones políticas que azotan al Perú.

El jefe de la Organización de Estados Americanos (OEA) llegó el martes por la noche a Lima, un día después del regreso a Perú del ex asesor de inteligencia, Vladimiro Montesinos, foco de la peor crisis política del gobierno de Fujimori.

Ningún funcionario peruano fue a recibir a Gaviria porque su visita no respondió a una invitación oficial.

El retorno de Montesinos y su relación con una ley de amnistía para militares y funcionarios que impulsa el gobierno, presionando a la oposición, abrió el lunes una zanja en la mesa de diálogo entre ambas partes porque se puso como condición previa a las elecciones anticipadas que convocó Fujimori. El canciller Fernando de Trazegnies dijo que el gobierno confiaba en que la llegada de Gaviria contribuyera a evitar enfrentamientos con la oposición. Pero los enemigos políticos del presidente no parecían conformarse con menos que el alejamiento definitivo del mandatario.

«Tiene que decirle a Fujimori que renuncie, que llegó al extremo. Creo que es una responsabilidad que Gaviria tiene. Debe darle un ultimátum por el bien de la imagen de la OEA», dijo el legislador de oposición, César Acuña.

Ya Gaviria había dicho que la OEA espera que el gobierno y los militares se distancien de Montesinos porque tiene cuentas pendientes con la justicia.

Movimientos de Fujimori

Montesinos, un ex capitán expulsado del ejército por vender información secreta de Estado, desencadenó en septiembre una crisis cuando un vídeo lo mostró en presunto soborno de un legislador para pasarlo al oficialismo, lo que obligó a Fujimori a llamar a comicios y acortar su mandato hasta julio.

Causó extrañeza el lunes el intenso ir y venir de Fujimori a seis de las más importantes sedes militares, incluida la Escuela Militar de Chorrillos, donde Montesinos estudió. Fujimori volvió a la carga el martes y reanudó sus visitas a cuarteles militares, entre las que resaltó su estadía de nueve horas en la sede de los servicios secretos de Perú, cuyo cerebro fue Montesinos, a quien se le acusa de dirigir desde ahí por una década escuadrones de muerte, torturas y hostigamientos.

Parecía que buscaba algo o que quería dar la imagen de poder sobre los uniformados en momentos en que la presencia de Montesinos suscitaba temores de un golpe de estado conducido por sus amigos militares. El propio Fujimori se sintió obligado a afirmar que tenía «el control de las fuerzas armadas».

En esos recorridos, el automóvil presidencial se estacionó varias veces en plena calle para que Fujimori bajara a conversar por un teléfono celular ante la nube de periodistas que seguían su comitiva e incluso ingresó de súbito a un concurrido centro comercial provocando asombro entre los compradores.

«Pareciera que estuviera buscando respaldo de las fuerzas armadas para capturar a Montesinos, sacar esa lealtad que quizá pueda tener el ex asesor en ciertas grandes unidades militares y disuadir que le den apoyo», dijo el general en retiro y experto en temas castrenses, Daniel Mora.

¿Indicios de divorcio?
Según el legislador oficialista Jorge Polack, el mismo Fujimori pudo haberse encargado de arrestar a un coronel y dos capitanes cercanos a Montesinos sacándolos a uno de ellos de su casa, a otro de un cuartel del Ejército y al tercero de un centro comercial.

«Mis fuentes privadas me contaron anoche que el mismo presidente se tomó la molestia de apresarlos y llevárselos esposados y encapuchados. Ahora están posiblemente presos en Palacio de Gobierno», dijo Polack a Reuters.

«El presidente tiene que explicar estos arrestos», añadió.

Montesinos afirmó el martes en declaraciones a una radio local que su regreso al país había sido gestionado directamente por el embajador peruano en Panamá y por el propio Fujimori. El gobierno desmintió ambas afirmaciones, y un divorcio pareció abrirse entre el presidente y quien fuera su mano derecha durante una década.

«Hay que darse cuenta nítidamente que empieza a aparecer una abierta confrontación entre Fujimori y Montesinos», opinó por su parte, el legislador de oposición, Jorge del Castillo.

El ex jefe de inteligencia dijo en la entrevista por Radioprogramas que había regresado porque su vida estaba en peligro debido a que había sido el estratega de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico en los últimos 10 años en el Perú.

«Quiero que quede bien claro que ese ha sido el motivo por el cuál he regresado, y no, como se viene diciendo, para crear desestabilización en el país o atentar contra la democracia. Eso está muy lejos de mi memoria», dijo Montesinos.

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