Docentes acuden a las ventas para suplir el salario como profesionales

Carmen (nombre ficticio para resguardar su identidad) tienen 18 años dedicada a la docencia. Es licenciada en idiomas con maestría es educación tecnológica y los 10 de cada mes le hacen el pago de nómina: 35 mil Bs. Que le alcanza, por ahora, para comprar un kilo de harina de maíz para alimentar a sus tres pequeños hijos.

La docente imparte clases de educación básica. Dedica 40 horas semanales de su tiempo, en paralelo con su labor de madre soltera y las ventas de lazos para niñas, licores artesanales, que aprendió a fabricar gracias a una colega de química. Y, además, hace panes y dicta cursos de panadería a niños, para tratar de reponer el bajo salario que percibe como profesional de la educación.

La historia de Carmen se repite en muchos profesores en Venezuela. Otras han optado por dejar las aulas y dedicarse por competo al comercio informal o a prestar servicios como manicurista, repostería, entre otros oficios que generen más ingresos que la docencia. Esta es una de las razones de la deserción de maestros en las aulas de clase.

En Carabobo, este martes se cumplió el llamado a paro en un 90 %, de acuerdo a lo señalado por el presidente de la Federación Venezolana de Maestros en la entidad, Luis Guillermo Padrón, quien, al igual que muchos de sus colegas, salió a las calles a manifestar su descontento salarial y solicitar un aumento que se adapte a la realidad económica del país.

Mientras tanto, desde la plaza Urdaneta de Naguanagua, donde se reunió otro grupo de maestros, Francisco González, profesor de esa localidad, dijo que se sumaron al paro de 48 horas para pedir al ejecutivo nacional calidad educativa.
 «No implica solo el reconocimiento de un salario digno para todo los que trabajamos en el sector de la educación sino la revisión de todos los elementos que tienen que ver con el desarrollo de la labor de educar al futuro de la República de Venezuela», sostuvo.

Los padres y representantes también se unieron al paro para pedir el cumplimiento de condiciones en cuanto a infraestructura, de alimentación y salarios justos para los que ejercen la labor de sacar adelante lo mejor del pueblo venezolano, añadió el profesor, acompañado por un grupo de docentes que gritaban consignas como: «Y no, y no me quiero ir. Quiero un sueldo digno para quedarme en mi país».