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Historias de la crisis | Petare sin agua, rostros de una comunidad olvidada en medio de la crisis

Al callejón El Sabor, ubicado en la Zona 2, de José Félix Ribas, en Petare, no ha llegado el agua desde hace más de ocho días. Resulta que para los vecinos de este sector es más normal estar sin el servicio que ver el líquido correr por sus tuberías, tanto que, incluso, podrían impresionarse si su distribución alcanza más de dos horas.

Christina Vargas, de 56 años, debe empezar sus días resolviendo cómo llevará el agua a su casa. Por su edad, prefiere pagar al menos Bs 5.000 a individuos que trasladan las “garrafitas” desde un llenadero que se encuentra cerca de la estación de Metro de Palo Verde a su casa. “Ya uno con esta edad le toca pagar, eso era antes que uno estaba muchachito y salía a buscar agua”, recordó.

Nueve personas integran la familia de Christina y les resulta difícil tener la cantidad de agua necesaria para realizar sus actividades básicas. “Tengo un tanque y  prácticamente hace como cuatro o cinco meses no he podido llenarlo. Entonces imagínate, como somos tantos, para uno cocinar, bañarse o bajar la poceta es un problema”.

Tomas de agua creadas por los vecinos de José Félix Ribas / Foto: Valentín Guimaraes

Ante esta situación, los vecinos de José Félix Ribas decidieron organizarse y crearon una distribución de agua que va desde la entrada de la Zona 2 hasta las últimas casas. Sin embargo, a aquellas viviendas que se encuentran en los sectores más altos no les llega el líquido por la falta de fuerza.  Por tal motivo, con bombas caseras, tuberías implementadas por ellos mismos, mangueras y horarios por hogar es como logran resolver.

No obstante, la calidad del agua no está garantizada. Arangule Merol, 34 años, relató que su hijo de seis años tiene amibiasis y desconoce si lo adquirió en la escuela o en su casa.

Le mandaron a buscar Bactron y le mandaron una cantidad de exámenes que eran pagos, pero nunca los conseguí, donde lo encontré, imagínate, que costaba casi 34 mil bolívares.

Igualmente, el “agua opaca” enfermó al nieto de Carmel Bernal, una vecina del callejón que vive con 12 personas más. Aunque no precisó la condición del niño, aseguró que era estomacal y estaba buscando para comprarle su tratamiento.

La falta de información sobre el uso correcto del agua también es una realidad, y aunque Magaly López, de 56 años, aseguró que recibió pastillas potabilizadoras que formaban parte de la ayuda humanitaria. Indicó que ha utilizado agua amarilla para cocinar y consumir. Hasta los momentos ninguna de las personas que viven con ella se han enfermado.

Una pequeña casa de la Zona 2 corresponde a las tareas dirigidas del sector. Allí se encuentra Lourdes García, quien tiene la responsabilidad de educar y cuidar a los más pequeños durante las tardes. ¿El problema? No hay agua.

García dijo entre risas que les ha pedido a los niños que lleven tobos de agua y si quieren hacer sus necesidades entonces los manda para su casa. “La única manera es que vivan muy lejos y entonces los dejo ir al baño de acá”, aclaró.

Christina, Arangule, Carmen, Magaly y Lourdes son tan solo rostros de mujeres venezolanas que enfrentan esta crisis. Muchas historias más se desarrollan en José Félix Ribas y en cada esquina del país para poder conseguir algo tan básico como el agua.

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