Economía

1.500.000 viviendas

Manuel Rosales ha lanzado al pueblo venezolano su oferta electoral en materia de vivienda. Una propuesta de alto impacto para resolver el problema habitacional del país y sobre todo el de los excluidos; esos que según el discurso de este régimen son el objeto de su preocupación central, mientras la realidad desnuda los mantiene marginados de la sociedad, sin un empleo estable y viviendo en condiciones deplorables. Contra eso se pronuncia Rosales y emprende una cruzada para construir en seis años un millón y medio de viviendas. Esta cifra implica un enorme reto tanto a las capacidades de la empresa privada, como a la estructura del Estado y la organización de la sociedad.

Manuel Rosales se ha puesto la vara alta, seguro que tiene arrestos para cumplir la palabra empeñada; se sabe de un hombre exitoso, “echao pa’ lante”, resuelto y que no navega bajo la marea. Con ello ha puesto al país en un compromiso y ha lanzado un guante a los actores sociales involucrados en el sector vivienda para que afronten con voluntad indoblegable el reto que tienen por delante, porque la victoria del 3 de diciembre es segura, a pesar de las trampas, los abusos y las intimidaciones. Rosales tiene a los pobres en un plano estelar y a la hora de enfocar su gestión pública como Presidente de la Nación sobre ellos preferentemente orientará las ejecutorias de su gobierno. Prueba de ello es que se construirán 900.000 viviendas de los sectores “D” y “E” (300.000 ranchos se sustituirán por viviendas decentes y 600.000 casas de los barrios populares serán reconstruidas completamente en sus cimientos, estructura, paredes, fachada, urbanismo, acometida de servicios y vialidad) para elevar las condiciones de vida de los habitantes de las barriadas y convertirlos en ciudadanos dignos.

La clase media no estará ajena al pensamiento de Rosales, aunque la prioridad sean los excluidos, porque las malas gestiones de gobierno que han asolado al país en las últimas décadas, sobre todo durante el actual régimen, han empobrecido a la otrora pujante clase media venezolana. Para este sector que vive alquilado sin poder materialmente pagar la renta mensual, para las jóvenes parejas que viven arrimadas donde familiares, para los profesionales jóvenes que quieren independizarse, para todos ellos Manuel Rosales propone construir con el concurso activo de la empresa privada 600.000 nuevas viviendas. Este destacable esfuerzo de construcción requerirá para su ejecución un monto estimado de 75 billones de bolívares, lo que equivale a invertir en cada uno de los seis años del período constitucional Bs. 12,5 billones. Sin embargo el capital privado aliviará la carga del Estado, en lo que se refiere a la clase media, lo que implica que los aportes públicos al plan de alto impacto nacional en materia de viviendas serán de 48 billones para todo el período y de 8 billones para cada ejercicio presupuestario.

Como si fuera poco Rosales estima que además se pueden refaccionar 600.000 viviendas (un baño o un cuarto adicional, impermeabilizar el techo, etc.), para ello propone que a través de la tarjeta “Mi Negra”, las familias venezolanas beneficiadas por este novedoso programa, puedan acometer la remodelación de su vivienda, que aunque propia y en buen estado, presente fallas y requiera mejoras.

El plan de alto impacto nacional en materia de viviendas propuesto por el candidato de la unidad nacional generará tres millones de empleos en todo el período presidencial: 750.000 empleos directos y 2.250.000 empleos indirectos. Y ya sabemos que inversión y empleo son dos de las variables fundamentales para el crecimiento económico.

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