Economía

Más sobre el eurobolívar

(%=Image(4656217,»LN»)%)Cierta curiosidad que despertara nuestro artículo “Por qué no el euro” (VA, 18-9-00) y rumores sobre la inminente adopción del cambio fijo nos inducen a reiterar la consideración del euro como alternativa al patrón dólar, y la posible creación de una nueva moneda.

El gobierno no podía seguir impávido ante la incesante fuga del ahorro y la persistencia de la inflación, atizada en setiembre (1.8%) por la reactivación económica. En esta circunstancia, la falta de una oportuna decisión puede dar por tierra con el tenaz esfuerzo estabilizador en marcha.

La política de controlar la inflación por la vía cambiaria ha entrado en barrena. “No hay sobrevaluación con el petróleo a 28 dólares, pero si baja a 20 habrá que devaluar” puntualiza un experto del Banco Central, propagando inseguridad. La adopción del cambio fijo marcaría la oportunidad de adelantarse a los hechos y corregir la sobrevaluación sin mayores efectos inflacionarios, puesto que éstos quedarían compensados por la baja en los intereses y la desindexación del sistema.

¿Gastar o afianzar?

La política de reactivación económica por la vía del gasto público, válida para quebrar la inercia recesiva no es sostenible en el tiempo, siendo lo cuerdo utilizar tales fondos como palanca para crear confianza en la moneda e inducir el regreso del inmenso ahorro depositado en el exterior. Tal ahorro transformado en inversión local es infinitamente más efectivo que el gasto gubernamental porque actúa como potenciador y multiplicador del esfuerzo popular, en tanto que el puntual y estéril gasto público se diluye sin dejar huella. O sea que el mejor uso del dinero público no es gastarlo sino exhibirlo (como hacen los ricos) para crear confianza. Su utilización “pasiva” como garantía de una nueva moneda desencadenaría el típico proceso retroalimentador, poniendo piloto automático al despegue económico: el regreso del ahorro refuerza la confianza e induce a un mayor retorno y así sucesivamente.

De este modo, la revolución bolivariana encarnaría en un nuevo bolívar digno y estable, como símbolo popular, tangible y cotidiano, de la nueva economía. Un renacer de la confianza en la moneda revertirá el maleficio de dos décadas de desinversión y fuga del ahorro, restaurando el legendario prestigio del bolívar y el respeto internacional a nuestro país.

¿Dólar o euro?

Si sobran argumentos para adoptar el dólar como patrón monetario, que de hecho es nuestra moneda de referencia, no los faltan respecto al euro, sobre el que caben las siguientes consideraciones:

– Más viable políticamente. No dependeríamos de la Reserva Federal sino del Banco Central Europeo que responde a los intereses de 11 países. Desde 1998 España desplazó a Estados Unidos como primer inversionista en Latinoamérica, creciendo su compromiso con nuestra economía precisamente en el sector financiero y extendiendo la integración histórico-cultural a la monetaria y bursátil.

– Nos permitiría emitir una moneda propia de valor equivalente al euro y de libre circulación en Europa, lo que reforzaría la inversión particularmente en turismo, dado que nuestro mercado es principalmente alemán, con operadores en su mayoría españoles. Nuestros inmigrantes europeos, enraizados en cada rincón de la economía y la geografía nacional, potenciarían el crecimiento en forma diversificada y descentralizada.

– La debilidad actual del euro favorecería la negociación, puesto que su adopción por parte de Venezuela lo reforzaría. Por lo demás, sería previsible la adopción gradual del eurobolívar como moneda latinoamericana: Argentina, para lograr su devaluación no inflacionaria, Bolivia como homenaje a su creador, Cuba como factor de integración regional…

– Para generar confianza absoluta, Venezuela debería convertir en euros la parte correspondiente de sus reservas y colocarla en bancos europeos irrevocablemente facultados para canjear cada eurobolívar por un euro. De este modo nuestros intereses se homologarían a los del euro – cuya tasa de descuento interbancario es de 4.75% – ajustándose según los vaivenes del precio del petróleo.

Las fascinantes implicaciones económico-culturales quedan a su imaginación.

(%=Link(«mailto:fmonaldi@telcel,net.ve»,»fmonaldi@telcel,net.ve «)%)

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