Economía

Petróleo y reservas internacionales

La industria petrolera nacional requiere de ingentes recursos de inversión para conservar, mantener y acrecentar su capacidad de producción y refinación con la finalidad de ser competitiva y hacer realidad esa enorme potencialidad que Venezuela posee en materia de yacimientos de petróleo. Ello hace que del ingreso que obtiene por exportaciones, sea necesario retener utilidades para poder financiar parcialmente sus inversiones. Por consiguiente, es plausible que no todos ingresos de divisas sean transferidos al Banco Central de Venezuela.

Cuando se decidió adelantar la reversión de las concesiones y se creó PDVSA como empresa holding, tenedora de las acciones de las empresas operadoras, la propia Ley establecía que un 10 % de los ingresos se deducía de las declaraciones de impuestos, para efectos de la inversión. En aquella época, las necesidades de inversión eran igualmente imprescindibles por cuanto se requería aumentar la capacidad de producción y modernizar las refinerías.

Además de este aporte legal, se concertaba con PDVSA los niveles de recursos externos que se requerían para la inversión. Ello condujo a que PDVSA contase con recursos propios. PDVSA enteraba al BCV, las divisas que permitían cubrir sus compromisos fiscales, más gastos internos de operación e inversión.

Los consecutivos y abruptos incrementos del precio del petróleo, observados en 1974 implicaban que aún cuando la industria petrolera retendría parte de los ingresos externos, era necesario retener divisas, por cuanto su monetización a través del BCV, causaría un impacto que difícilmente podía generar crecimiento económico con estabilidad. Por ello se decidió crear el Fondo de Inversiones que tenía como objeto el financiamiento de actividades que generasen exportaciones y no se tradujeran en gasto interno sin contra parte externa.

El Banco Central de Venezuela, finalmente recibía entonces, una parte de esos ingresos externos, que pasaban a integrar las reservas internacionales. Este esquema, por consiguiente, implicaba que los recursos externos públicos estaban concentrados en tres centros, cada uno con su propia especificidad y objetivos.

Esta situación, desde luego cambió con las sucesivas bajas de los precios del petróleo a consecuencia de la volatilidad del mercado petrolero. La crisis de la deuda externa, el sostenimiento de controles de cambios innecesarios, el financiamiento del presupuesto con devaluación, el fracaso de las empresas del Estado y una política de subsidio irracional al precio de los combustibles, condujeron a que este esquema fracasara. PDVSA perdió autonomía financiera, el FIV capitalizó las cuantiosas pérdidas de las empresas CVG, además le fue adosado CADAFE y otros entes públicos que cedieron sus activos, la mayoría de ellos sin valor real de mercado y el FIV absorbió sus pasivos reduciendo su posición en Divisas.

El financiamiento del Presupuesto Nacional era en ese entonces y los es en la actualidad totalmente inviable. Si no se contara con los arbitrios de las devaluaciones, utilidades cambiarias y dividendos de PDVSA, no se lograría financiar los gastos corrientes del Estado. Eso sí pagando un precio muy caro cual es la inflación acumulada en estos últimos 20 años, que ha deteriorado significativamente el nivel de vida de la población en general.

Luego vino el Fondo de Estabilización Macroeconómica, cuyo objetivo era acumular reservas, para ser utilizadas con fines fiscales cuando el precio del petróleo diminuyese y no afectar la dinámica de la economía. Pero hemos visto que también ha sido un fracaso.

La carencia de recursos de PDVSA fue parcialmente solventada con el Plan de Apertura Petrolera en sus distintas fases: Convenio Operativos, Asociaciones Estratégicas y Ganancias Compartidas, que son los programas que le permiten a PDVSA mantener un nivel de producción cercano a los 2.650.MBD.

Como no es posible en el corto plazo aumentar las exportaciones petroleras y ante una necesidad imperiosa del Gobierno de Chávez de financiar su próxima campaña electoral de reelección, se piensa tomar de los activos del BCV una porción para transformarla nuevamente en Bolívares. El BCV, al traspasar a otro ente ese “excedente”que el Gobierno de Chávez dice que existe, pero que no es verdad, lo que esta haciendo es una trampa monetaria para disponer de más Bolívares, de lo que cubre el Presupuesto, para cumplir con sus fines proselitistas. El BCV estaría devaluando nuevamente la moneda.

El argumento central se refiere a unos supuestos recursos ociosos los cuales serían más provechosos al pueblo utilizarlos en “gasto social”. Es allí donde existe la trapisonda. Se trata de una forma disfrazada de disponer recursos que verdaderamente no existen, pero que indefectiblemente se transformará en inflación, a pesar de los controles de precios y de la capacidad de importar alimentos y otros bienes del exterior para suplirlos a precios subsidiados (electorales). Con ello desde luego no se reduce la pobreza como dice ser el discurso oficial. Sólo se permite mejorar transitoriamente el consumo de una enorme masa de población, cuyos efectos no les cambiará su condición de pobre. Por lo contrario ésta se hará más grave.

Las reservas del BCV, conjuntamente con los ingresos externos son los recursos con los cuales el país cuenta para llevar acabo sus transacciones internacionales. Ellas fluctúan según sea la dinámica de la economía. Por ello parte de esas reservas se comprometerán, si los ingresos externos no son suficientes. Se debe tener muy claro, que de ninguna manera pueden ser consideradas como excedentes sin compromiso alguno.

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