Economía

Tipo de cambio y fundamentos de la economía

(%=Image(2982685,»L»)%)Ciudad de México (AIPE)- No hay arreglo cambiario o sistema monetario que aguante con éxito un desaguisado en los fundamentos de la economía.

La discusión sobre el sistema monetario internacional o acerca de los arreglos que hacen distintos países para el intercambio de divisas (tipo de cambio fijo, semi fijo con bandas de flotación, tipo de cambio flexible sujeto a la oferta y la demanda) no es una discusión sobre los fundamentos de la buena economía, sino sobre una de las herramientas más peligrosas que los países pueden usar para engañar acerca de cómo funciona en realidad su economía.

Con motivo de los polémicos artículos acerca del dilema de Triffin y el futuro del dólar, un excelente economista y amigo me hace notar, con toda razón, que un tipo de cambio fijo puede ser mucho más estable por largos períodos que un tipo de cambio flexible, siempre y cuando se cumplan siete condiciones que enumera:
1. Que haya amplísimas reservas internacionales.

2. Que exista total flexibilidad laboral.

3. Que se mantenga libre convertibilidad.

4. Que la base monetaria sea un espejo automático de las variaciones en las reservas.

5. Que la economía tenga superávit fiscales sostenidos.

6. Que haya una mínima regulación comercial.

7. Que no haya aranceles al comercio exterior –o que éstos sean realmente bajos y parejos- para que exista un auténtico y pleno libre comercio con el exterior.

Hay un solo ejemplo en la historia de las últimas décadas de una economía que haya logrado esto: Hong Kong y su caja de conversión.

A mi juicio, el caso de Hong Kong nos demuestra que cuando una economía tiene sólidos fundamentos el tipo de cambio es tan irrelevante o tan importante como puede serlo el sistema métrico. Se trata de un arreglo estable de conversión o cambio que funciona como unidad de medida. El sistema de medición ahí está y no lo manipulamos para disfrazar, «corregir» o trampear lo que no está funcionando en la economía real, como puede ser la falta de competitividad por restricciones en el mercado laboral o el desequilibrio estructural que generan los déficit públicos.

No es un médico serio el que quiere combatir la fiebre del paciente rompiendo el termómetro o cambiando constantemente la escala de medición, decretando que un estado febril empieza a partir de los 42 grados centígrados porque así le «conviene» ante una infección particularmente virulenta.

En todo caso, la ventaja del tipo de cambio flexible sujeto a la libre oferta y demanda –cuando, por desgracia, no se tienen, todas a la vez, las siete condiciones de Hong Kong- es que avisa más rápido y sin concesiones de cualquier deterioro serio en los fundamentos de una economía. El termómetro funciona y eso ya es una gran diferencia a su favor frente a sistemas trampeados de tipo de cambio fijo.

(*): Analista político mexicano.

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