El pueblo se convirtió en el gran protagonista
Después de años de haber sido usado e instrumentalizado por la tan cacareada revolución bolivariana y más bien haberle servido, sin saberlo, a la formación de lo que en su tiempo el dirigente comunista Milovan Djillas denominó la nueva clase, la de los enriquecidos y corruptos dirigentes del partido comunista. El pueblo venezolano se cansó y salió a protestar en las calles de todas las ciudades y pueblos, pero en esta oportunidad esa protesta no fue por principios políticos abstractos, sino por el derecho a tener una vida digna con acceso a los servicios públicos fundamentales, a la alimentación, a la salud y a la educación.
Por circunstancias que solo se producen en ciertos y determinados históricos, ese mismo pueblo encontró en la nueva dirección política de la oposición, unida en la figura de Juan Guaidó, una voz que supo entender sus reclamos y que la incorporó en la acción que lleva a cabo ahora como Presidente interino de Venezuela.
El mensaje del pueblo es claro, quiere paz, quiere seguridad, quiere colmar sus necesidades básicas de alimentación, medicinas, viviendas, seguridad, empleo digno y bien remunerado y reconciliación nacional.
Atrás quedó la división, es la hora de la union, de la reconstrucción, de la recuperación de los valores necesarios e indispensables para la buena convivencia social.
La ruta nos las está señalando quien, por ahora, está asumiendo el inmenso reto de conducir a la ciudadanía hacia la construcción de un país en que el de verdad, no con fórmulas retóricas, todos podamos vivir en paz y armonía y sentar las bases de la gran Patria que deseamos y merecemos. Usando una expresión del pasado pero haciéndola ahora realidad: «manos a la obra».
