Llegó el lobo
Lo que se temía, como consecuencia de las persistentes amenazas a los medios de comunicación por parte del oficialismo, finalmente ha ocurrido. Según se anuncia, el director del semanario La Razón se encuentra detenido en su residencia como consecuencia de una providencia judicial destinada a impedir que el periodista pueda actuar debidamente en ejercicio de la libertad de expresión garantizada, entre otros instrumentos, por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Esta decisión comprueba que los dichos del jefe del Estado en contra de los medios son algo más que verborragia y que, de ahora en adelante, de prosperar la actuación tribunalicia en este caso, habrá que examinar cuidadosamente el contenido de las informaciones so pena de caer en situaciones similares a las que atraviesa el director de La Razón, cuyo único delito ha sido divulgar a través de su órgano de prensa material de interés público relacionado con las empresas en las que es factor fundamental un amigo del Presidente de la República y del Presidente de la Comisión Legislativa Nacional o Congresillo como mejor se le conoce. Tal pretensión, por supuesto, resulta inadmisible en un régimen democrático y seguramente no se dejará esperar la reacción de los diferentes medios y de los gremios e instituciones profesionales vinculados con el tema que, de modo más que evidente y preciso, están en la obligación de señalar a la atención de la opinión nacional y también de la internacional que en este caso lo que está en juego es el ejercicio de la libertad de expresión y, adicionalmente, la democracia en funciones, tal como se la entiende y acepta en las sociedades contemporáneas.
Para Venezuela Analítica esta es una ocasión propicia para expresar la más amplia solidaridad con el semanario La Razón y con su director, así como también dejar testimonio a través de esta nota, del propósito de mantener una clara y transparente actitud de alerta frente a las amenazas, cualquiera sea su origen, que surjan contra la libertad de expresión, reconocida universalmente como la esencia y fundamento del régimen democrático de gobierno.
