Maduro y Putin
No se trata sólo de los Sukhoi, que según Pedro Carreño llegarían a Bogotá en cosa de segundos, ni de los cascos blandos de los tanquistas, ni de los sistemas antiaéreos S-300 hace años superados, ni de los Kalashnikov que comparten soldados y delincuentes, ni de los vehículos Lada, capricho de Hugo Chávez, sino del estilo.
Las tropas venezolanas no pueden invadir a sus vecinos, pero el régimen si es capaz de proclamar guerras por todas partes, mostrarse duro aunque tenga constitución blanda, el mando está rodeado de oligarcas que tienen todas las concesiones, ayudas y tolerancias del Gobierno.
Putin se la está jugando con unos ucranianos encendidos en fervor de patria, Maduro se la juega con delincuentes a los cuales permite ingresar para que se roben nuestros minerales y despachen desde aquí aviones cargados de drogas. Maduro también se la está jugando con sus mentiras al país, haciendo cosa suya una estabilización económica que no es producto de sus esfuerzos y estrategias, sino de que los ladrones no pueden sacar toda su plata porque las sanciones no se los permiten, y dejando que los servicios públicos se deterioren un poco más cada día.
Con la revolución marxista los rusos que vivían mal pasaron a vivir peor y encadenados, aparte de los millones de muertos ordenados desde Moscú. En la revolución chavista, que ahora maneja el castromadurismo, el régimen no asesina a millones de ciudadanos, esa es tarea que deja a su delincuencia desatada.
