¡Que fastidio!

En verdad es un fastidio tener que vivir respondiendo a las provocaciones que, a diario, nos impone el presidente Chávez. Lo mejor es seguir nuestro camino, nuestras luchas y hacer oídos sordos a sus desplantes. Tenemos que seguir avanzando en el proceso de seleccionar al candidato unitario de oposición, por el método que sea, y ponernos en las orejas tapones de cera, como mando hacer Ulises a su tripulación, para no ser desviado de su ruta, por el canto de las sirenas.

Chávez es sin duda un provocador nato pero sólo puede tener éxito en su propósito si se le escucha y mucho más si se le contesta. Los que creen que existen vías democráticas no deben temer ser tildados de golpistas, contrarrevolucionarios o colaboracionistas. La democracia se debe ejercer día a día y sin temor y no hay maniobras, fraudes, provocaciones, intimidaciones que puedan desviarnos de nuestra ruta.

Si el régimen no quiere que los opositores participen en las elecciones y pretenden lanzarles diez millones por el buche allá ellos. Los que creen que sólo en democracia los países logran superarse tienen el deber de luchar consistentemente por la participación electoral. Que pongan obstáculos, que planeen hacer trampa, que desean que nos abstengamos. Todo eso son cantos de sirenas. Si somos consistentes con nuestros propósitos y nuestras intenciones de avanzar hasta lograr imponer la ruta democrática, no podemos desanimarnos por las reiteradas provocaciones de las cuales podamos ser víctimas.

El camino no se detiene porque alguien desee que no lo transitemos. La senda puede ser difícil y llena de obstáculos, pero los que perseveran lograrán, algún día, alcanzar la meta deseada. El que se sienta antes de empezar a caminar puede estar seguro de que nadie recorrerá el camino por él y que al final del mismo habrá alguien riéndose por haber logrado que el miedo o el fastidio le impidieran andar