El Editorial

¿Qué hacer?

No queremos evocar el escrito innecesariamente famoso de Lenin en 1901, sino a lo que hoy tenemos que hacer los venezolanos para salir del atolladero en el que nos han sumido estos años de una pseudo revolución que como único logro tiene la inflación más alta del planeta, el mayor índice de inseguridad, un desabastecimiento descomunal y un récord Guiness de corrupción.

Lo que hay que hacer es reconstruir , superar el odio, y entender que solo la unión de los venezolanos el 6D podrá iniciar el difícil camino del cambio que nuestro país requiere.

Transitar ese camino no será fácil, se requerirá mucha persistencia, tolerancia e inteligencia para saber cómo se realizarán los ajustes necesarios a fin de corregir las fallas estructurales que no nos permiten progresar.

Los paises no desaparecen, pero para superarse tienen que reinventarse y no seguir anclados a un pasado que solo trae consigo destrucción y miseria.

El tiempo nos indica que la gran mayoría de los venezolanos anhela un cambio, tenemos el deber de propiciarlo votando el 6D por un mejor futuro para todos los venezolanos. Manos a la obra, como dijo alguna vez el injustamente difamado Carlos Andrés Pérez.

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Un comentario

  1. Ciertamente, lo que viene es una ardua labor de reconstrucción del país piedra por piedra, y eso tiene mucho que ver con el modelo de país que queremos y empezar por ponernos de acuerdo sobre cual es el mejor camino para lograrlo, con que recursos se dispondrán realmente, que tiempo estimado se podría llevar tan magna tarea , priorizar las necesidades del país, y hacer compatibles los intereses nacionales con los particulares, de manera tal que los niveles de conflictividad social se reduzcan al máximo posible. Si eso se lograse aunque fuese medianamente, se habría dado un paso importante en la dirección correcta.

    Es muy probable que nos encontremos con sorpresas desagradables y que esas cifras y proyecciones estimadas y poco conocidas no se correspondan con la realidad, lo que obligaría a revisar una y otra vez cualquier plan de arranque que nos permita determinar en donde se encontraría realmente el verdadero punto de partida. Eso lleva mucho tiempo, esfuerzo y recursos – que no tenemos – y que habrá que buscarlos en alguna parte y negociarlos de la mejor manera posible.

    Si se le proporciona a la población acceso a los alimentos, salud, seguridad y educación, amen de respetar sus derechos laborales, sociales, políticos y humanos, es posible lograr el suficiente grado de comprensión y colaboración para que se de una transición consensuada entre todos los actores y alcanzar un cambio pacífico y lo menos traumático posible. Y es que los cambios suelen ser aceptados de buena manera cuando los gobernantes dan buen ejemplo, practican la austeridad y son incuestionablemente honestos en el manejo de los recursos públicos.

    Tolerancia, paciencia, flexibilidad y adaptación son cualidades que tendrán que ejercer cualquiera que nos gobierne en el futuro. Rescatar el genuino papel de las instituciones fundamentales y hacer que funcionen es un objetivo fundamental para rescatar la confianza de los ciudadanos y el reconocimiento internacional. Y es que se trata de que los errores que se cometan se corrijan de inmediato y no dejar que se acumulen.

    No estamos hablando de construir un país perfecto, simplemente que a la vuelta de una década miremos hacía atrás y concluyamos que vamos en la dirección esperada y que a la vuelta de algunas generaciones podamos afirmar que a finales del presente siglo,ya tendremos un país renovado y diferente, un país con futuro, seguro y confiable.

    Ha quedado demostrado que los cambios sociales acelerados ( revolucionarios y violentos) y más si son de de corte socialista (comunista) no han funcionado aquí ni en ninguna parte. Y es que lo que se impone entre nosotros es un tipo de gobierno de centro izquierda, socialista democrático o socialdemócrata, que para muchos de nosotros viene a ser la misma cosa. Tampoco en lo económico podemos caer en ese modelo asiático del ´´capitalismo salvaje´´ o seguir las recetas de un FMI a raja tabla, como tampoco ese estilo cuasi – mafioso de los rusos. Y es que si ha tenido algún éxito el neo – socialismo, tomemos de el lo que en nosotros nos puede ser de alguna utilidad y depuremoslo de cualquier implicación totalitaria.

    Si se respeta el derecho a la propiedad, a la competencia leal, a la libre iniciativa, no le temamos a la palabra ´´revolución´´. Ella también significa cambios progresivos y evolutivos de manera pacífica y consensuada que son compatibles con el progreso social, la disminución de las desigualdades sociales y el aperturar todo un mundo de oportunidades legítimas para todos y cada uno de nosotros. Y es que no necesitamos para nada un Estado interventor, centralizado y arbitrario en sus decisiones inconsultas ; necesitamos, sí, la mayor descentralización posible como garantía del respeto a las realidades y potencialidades locales.

    Coincidimos con el EDITORIAL de hoy en que el CAMBIO es ya impostergable para romper con el estancamiento y postración en el que nos encontramos. Y es que el 6D, puede ser esa última oportunidad para poder iniciar con paso modesto pero firme la larga marcha hacia la reconstrucción nacional.

    ¡ SALGAMOS TODOS A VOTAR MASIVAMENTE EL 6D ESTAREMOS HACIENDO LO CORRECTO ! .

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