¿Se convertirá Venezuela en un Gulag?

Los regímenes estalinistas no soportan la disidencia. El ejemplo clásico fue el que impuso Stalin en la URSS cuando sometió, a aquellos a los cuales no asesinó, a largas detenciones en campos de concentración que fueron descritos admirablemente por ese gran escritor ruso que fue Soljenitzin. Al archipiélago Gulag fueron a caer desde los antiguos bolcheviques como todo aquel que osara pensar de manera diferente al “ padrecito”.
Años más tarde siguieron el ejemplo Mao, con la revolución cultural y, luego, Fidel Castro, con sus campos en los que encerraba a los que él consideraba contrarrevolucionarios.
En Venezuela ya las cárceles son insuficientes para albergar a los “enemigos» del regimen, sean estos civiles o militares. Basta que protesten públicamente para estar fichados y destinados en algún momento al encarcelamineto.
Ningún país puede prosperar cuando se pretende silenciar toda forma de disidencia, ya que la unificación de pensamiento produce esclerosis. Esto es lo que ha venido ocurriendo en estos últimos años y las consecuencias se ven en el deterioro continuo de las condiciones de vida en el país.
Venezuela debe reencontrar pronto el camino perdido, que no es otro que el de la tolerancia, la inclusión y la aceptación de la disidencia, elemento esencial en la pluralidad democrática