El Editorial

Valor con Tenacidad y Paciencia

Es evidente que lo ocurrido ayer en el (%=Link(«http://www.cne.gov.ve»,»CNE»)%) es un golpe de estado civil. Una mayoría precaria, apuntalada por todo el poder disuasivo del Estado, confirmó el fraude predicado por el oficialismo, pero se trata precisamente de un fraude que fue concebido desde el mismo momento en que la mayoría oficialista en el Tribunal Supremo designó a un CNE con el que podía marcar las cartas de antemano.

Eso de invertir la carga de la prueba sólo se hace en regímenes de corte autoritario o totalitario. Todos los estudiantes de derecho, así como las personas acostumbradas a vivir en democracia, saben que existe un principio jurídico con base en el cual se presume la inocencia de las personas hasta que se demuestre lo contrario. Pues bien, este peculiar CNE, con los tres votos de los representantes del oficialismo, decidió hacer lo contrario, en vez de publicar las cédulas de identidad de todos los que firmaron para que quien estimara que se le había usurpado su identidad reparara el error, decidieron hacerlo al revés, es decir todos los que firmaron en las planillas “ reparables” que, como tal se presumen buenas, deben demostrar que no cometieron delito cuando firmaron originalmente. ¡Un exabrupto jurídico, ético y moral!

Ahora, ¿ qué pueden hacer los ciudadanos ante tantas agresiones, seudo jurídicas y físicas por el uso indebido de armas de fuego por las autoridades militares, empeñadas en contener la legítima defensa que hace el pueblo por el atropello de sus derechos constitucionales? No le queda otra opción que continuar en su protesta cívica en las calles, pero de manera organizada y sistemática. Intentar todos los recursos que se puedan anteponer ante el intervenido poder judicial, hacer saber a la opinión pública nacional e internacional cómo en este país se violan impunemente los derechos humanos de los que se oponen al régimen.

En Política, es necesario saber replegarse a tiempo para atacar luego con más fuerza, no se trata de claudicar, ni mucho menos de renunciar al derecho constitucional de protestar, sino de organizarse de tal forma que el impacto de los actos sea tan consistente que terminen por abrirle fisuras a la represión del régimen. Si Gandhi pudo con un ejército imperial británico, si Walesa pudo contra las tropas comunistas polacas y si Mandela pudo avanzar contra la más feroz represión, ¿cómo no vamos a poder nosotros, los venezolanos que deseamos vivir en libertad y en democracia, ganar esta lucha cívica? Lo único que requerimos para ello es valor, con tenacidad y paciencia… más tenacidad y más paciencia.

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