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A partir de los 40 años, los hombres pueden presentar déficit de testosterona

· Más allá de una baja en la respuesta sexual, el síndrome causa irritabilidad, fatiga mental y puede combinarse con síndrome metabólico, osteoporosis o enfermedades cardíacas.

· La terapia hormonal prescrita por especialistas es una probada y efectiva opción para el hombre con deficiencia de testosterona pues “rompe el hechizo” del paso de los años.

Dicen que Freud apuntó en su época que no había peor maldición que seguir teniendo deseo, cuando fallaban las erecciones. Desde hace tres meses Rafael, de 48 años de edad -aunque poco conoce de Freud- vive en carne propia esa frustrante situación; además le falta ímpetu, energía, entusiasmo y se ve menos robusto. Su pareja lo había atribuido a un exceso de trabajo y por ello, hasta hace unas semanas, fue condescendiente. Ahora ha empezado a reclamarle “no puede ser que de todo te irrites y siempre estés cansado” expresa molesta, mientras se atormenta preguntándose si tal vez tiene otra. Su intolerancia sólo hace que Rafael se sienta más deprimido e impotente porque no tiene idea de qué le sucede, y como buen “macho que se respeta” no piensa hablar al respecto con nadie; se repite a sí mismo que él es una persona saludable… y concluye que son cosas del estrés y la falta de sueño, así que comprará unas vitaminas y algo para su insomnio.

Casos como el de Rafael son más comunes de lo que la gente cree, según indica el urólogo Juan Fernando Uribe, especialista de Colombia quien recientemente compartió con médicos venezolanos su experiencia sobre la deficiencia de testosterona en el hombre maduro, conocida clínicamente como hipogonadismo. Explica que el hombre puede tener decaimiento, sentimientos de angustia o falta de erecciones por diversas razones, pudiera haber una depresión enmascarada o un problema psicosomático, pero –advierte- “si el paciente tiene más de cuarenta años no debe ser indiferente o auto diagnosticarse, debe acudir al médico”.

La testosterona se produce en los testículos y en las glándulas suprarrenales; “es el andrógeno más importante del hombre, pues tiene tres funciones claves estimula: (1) el deseo, (2) la formación de músculos y (3) la agilidad de la memoria”, apunta Uribe. Así entonces, esta hormona tiene un efecto único en las personas del sexo masculino: es esencial para la conducta sexual, le ayuda a formar proteínas, influye en actividades metabólicas como la producción de glóbulos en la médula ósea, la formación ósea, el metabolismo de los lípidos, de los hidratos de carbono y en la función hepática, además se considera un importante neurotransmisor que ayuda a mantener la memoria, la capacidad matemática y de abstracción.

Al igual que la mujer tiene su climaterio (la menopausia), el hombre puede presentar hipogonadismo o andropausia, término con el cual se conoce popularmente. Los síntomas no son tan marcados como el de las féminas, pues tienen pérdidas hormonales menos significativas; por ello, en muchos casos, los hombres no se percatan que están sufriendo una disminución de testosterona. Los síntomas no aparecen dramáticamente, pudiendo manifestarse como una disminución de la potencia sexual o el deseo sexual, y el paciente (o su pareja) lo asocia a estados normales de estrés, y si ya tiene cincuenta años entonces asumen, sin un examen previo, que se trata de la crisis del hombre en su edad madura: los cincuenta años.

“Estamos viendo a hombres más jóvenes con deficiencia de testosterona”, revela Uribe, y para responder a la pregunta obvia: ¿por qué? Recuerda que la andropausia, hipogonadismo, o “ADAM (Deficiencia de Andrógenos en el Hombre Maduro, ADAM, por sus siglas en inglés, Androgen Deficiency of the Adult Male) es producto de un envejecimiento del hipotálamo y de los testículos -a menos que se trate de un paciente que ha sufrido la pérdida o una afectación de sus testículos-. Un hombre con exceso de trabajo, con exceso de peso o mala alimentación, con vicios, que lleva una vida sedentaria, sin ejercicio, que no duerme bien, es indudablemente un hombre que se está envejeciendo mas rápido que otros”, explica.

Terapia de reemplazo hormonal ¿cuándo se necesita?

“Los medicamentos rompen el hechizo de ese paso de los años, eso es lo que le digo a mis pacientes; sin embargo hay que reiterar que la primera línea de acción es la prevención”. Sólo si ya se está en el punto de no retorno y clínicamente se ha demostrado que la hormona masculina está baja (síntomas y exámenes de sangre), el paciente puede recibir inyecciones de undecanoato de testosterona, con las cuales no se producen picos como otros tratamientos sino genera un incremento estable de la misma, que lo ayudarán a recuperar su calidad de vida. Esta terapia puede permitir al paciente controlar el aumento de su grasa corporal, aumentar el colesterol bueno y reducir el riesgo de infarto, recuperar la masa muscular, la agudeza mental y la capacidad de concentración, explica el especialista colombiano.

Adicionalmente hizo hincapié en que la terapia sustitutiva siempre debe recetarse bajo supervisión médica y “es indispensable determinar previamente valores del antígeno prostático específico y libre en el paciente, pues el cáncer de próstata y de mama son contraindicaciones para este tratamiento”.

Adicionalmente, Uribe revela que las investigaciones evidencian que cuando la testosterona se reduce significativamente, con el paso del tiempo al hombre se le forma un cojín de grasa dentro del pene, que obstaculiza las erecciones y le impide tener un desempeño sexual idóneo. «Los hallazgos iniciales se reportaron en conejos que tenían seis meses con menos testosterona. Al evaluar en seres humanos, se encontraron fugas venosas, un indicativo de que la erección del pene no es totalmente efectiva y de una disminución del deseo, debido al descenso hormonal y a la modificación estructural en el miembro viril», describe.

Si un paciente posee bajos niveles de testosterona y al mismo tiempo disfunción eréctil, su especialista puede combinar de forma simultánea tratamientos para cada padecimiento. Para la falta de erecciones existen fórmulas orales de última generación y, para la baja hormonal, las inyecciones de undecanoato de testosterona que se administran sólo cuatro veces al año, cada tres meses. Con los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa (PDE-5), como el vardenafil, se facilita el flujo sanguíneo para una adecuada erección. Mientras con las hormonas desaparece el cinturón de grasa que se forma dentro del pene alterando el desempeño sexual masculino y se incrementan los niveles de líbido y vigor físico.

El afectado por un desnivel de testosterona debe prestar mucha atención a los primeros síntomas, perderle el miedo al urólogo y tener la confianza con su pareja para recibir el apoyo afectivo que necesita.

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