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Stefany Hernández, la campeona mundial de bicicrós es venezolana

La campana electrónica sonó tres veces, antes de que la reja que contenía las bicicletas de Stefany Hernández y sus cuatro contrincantes tocara el suelo. 37 segundos con 530 milésimas le tomó a la venezolana hacerse con el título de campeona mundial de Bicicrós (BMX) por la Unión Ciclista Internacional (UCI) en el año 2015. Hoy Hernández vive en Suiza y, aunque ya no se proyecta haciendo vida nuevamente en Venezuela, desea retribuir a su país los conocimientos que le dio y que le impulsaron a salir a triunfar en al ámbito deportivo internacional.

***

–¡Venezuela, carajo! –gritó Stefany con voz desaforada. Sonó jadeante. Su grito fue más bien un alarido eufórico, cargado con una adrenalina contagiosa.

A los pocos segundos de iniciado el último circuito del campeonato femenino de BMX de 2015, la venezolana iba de penúltima. Pero 22 segundos después ya había dejado atrás a todos sus oponentes. Fue la primera en cruzar la meta y así se convirtió en la primera venezolana en ser campeona mundial de BMX.

Su grito, comenta, hizo referencia a lo que para ella en realidad significaba el logro alcanzado:

Stefany Hernández 2
Imagen compartida desde @hernandez469.

Es un honor porque no hay nada más bonito que poner a Venezuela en el primer lugar. Siempre digo que cuando tú piensas en ser el número uno, cuando haces cosas buenas para ti mismo, estás de alguna forma enalteciendo a tu país. Porque, al final, lo que haces hace referencia a de dónde vienes y a tus raíces.

De pequeña, cuenta Stefany, veía a las campeonas de bicicrós como heroínas. Era lo que ella quería ser algún día.

–Esa carrera del campeonato no fue una carrera ganada desde el principio, sino una carrera bastante luchada y con buenas estrategias. Pero conseguir el título mundial, oír el Gloria al Bravo Pueblo, sentir ese “¡Venezuela, carajo!”, todo eso fue como sentir que esa lucha que hemos estado haciendo todos estos años se vio concretada.

Consistency 469

Stefany aclara que el título resultado de una trayectoria de constante aprendizaje y múltiples esfuerzos para conseguir un ritmo consistente. Por eso decidió usar la palabra “Consistency” como su eslogan personal y la acompañó del número 469.

–El número 469 es mi número de competencias, el número de carreras que elegí cuando me metí en la categoría Élite. En realidad, es la fecha de nacimiento de mi primera sobrina: 4 de junio del 2009. Fue una manera de llevar el poder de la familia conmigo, para tenerla presente.

De hecho, desde antes de que Stefany naciera ya el bicicrós era parte del mundo de su familia. “Me inicié desde el vientre de mi mamá”, señala ella sin tapujos. Cuenta que sus hermanos mayores comenzaron a practicar el deporte cuando tenían apenas tres o cuatro años. Ella fue la guinda del pastel.

–Cuando ganas el campeonato mundial, como lo gané yo el año pasado en Zolder (Bélgica), te ganas la camisa arcoíris y el derecho de montar toda la temporada con el número uno en tu placa. Eso es así como que el sueño de todos, y en algún momento también fue el mío –admite con un tono alegre–. Pero cuando gané seguí eligiendo competir con el 469, porque todos estos años he trabajado con consistencia y regularidad de resultados siendo el 469. No necesito tener el número uno en mi placa para mostrar que soy la número uno. El 469 tiene mucho más significado.

Migración deportiva

Stefany Hernández 3
Imagen compartida desde @hernandez469.

La decisión de emigrar la tomó en el año 2010, cinco años antes de conseguir el anhelado título mundial. No lo hizo por falta de ganas de quedarse en Venezuela, explica, sino para poder trazarse camino en el ciclismo extremo. Su destino: la comuna de Aigle, en Suiza, sin duda dio la talla para tal fin.

–Para expandirme y buscar un mayor rendimiento en mi deporte, me vine a donde estaban las mejores competencias. Al momento, la mejor liga era la europea.

Para Stefany, la decisión de emigrar es algo que depende completamente de cada individuo, de cuáles son sus objetivos y en qué lugar cree que puede alcanzarlos.

–Mi punto de vista es que cada persona tiene objetivos y ambiciones diferentes. Hay personas que simplemente en Venezuela no encuentran lo que les ayuda a llevar a cabo las ambiciones que tienen y por eso deben migrar a otros países –explica con tranquilidad y continúa:– Yo no me voy de Venezuela por querer irme. Cuando salgo de mi país es porque, para alcanzar las condiciones, los sueños y objetivos que yo tengo, debo conquistar diferentes batallas en diferentes zonas que no son Venezuela. Entonces, yo no me siento una emigrante, sino más bien como alguien que ha salido a conquistar tierras en nombre de Venezuela.

Pero regresar a su tierra natal es algo que Stefany no ve su el futuro. Por ahora, visita Venezuela cuando tiene tiempo para vacacionar y compartir con su familia.

–En Venezuela tengo proyectos personales, proyectos de desarrollo deportivo. Porque quiero llevar a mi país todos los conocimientos que he ido obteniendo en este mundo. Pero, como tal, vivir en Venezuela y hacer una familia allá, no. Porque no creo poder adaptarme nuevamente. Yo creo que ya me europeicé –admite con un tono relajado y alegre.

Actualmente, entre 15 y 20 fines de semana al año Stefany se desplaza desde Suiza hasta varios destinos de Europa (y algunos de América Latina) para participar en competencias de BMX. Está aprendiendo su quinto idioma y cuenta que el clima, predominantemente frío, del país helvético le ha sentado muy bien.

–Lo que más me hace falta de Venezuela es el jugo de parchita, que aquí no se encuentra –cuenta entre risas, pero con pesar.

Su carrera se ha ido desarrollando paso a paso, ranking por ranking, meta por meta, dice. Sus objetivos a corto plazo son defender el título en el Campeonato Mundial de BMX femenino de la UCI este mes de mayo, y después convertirse en la primera campeona olímpica de Venezuela, en las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016. Sin embargo, el apetito de esta joven de 24 años no descansa.

Además de hacer ciclismo, en los próximos cuatro años le gustaría aprender sobre marketing y gerencia deportiva. También le gustaría aprender más sobre relaciones internacionales y economía, de cara a su proyección profesional a largo plazo: Ser presidenta del Comité Olímpico Internacional.

Bajo la camisa arcoíris de la UCI y con la placa 469, Stefany Hernández se sienta tras el manubrio de su bicicleta cada fin de semana. En todas las pistas de bicicrós saben quién es ella, saben es que la número uno. Su estela es la de una ganadora, una campeona del mundo, venezolana.

 

 

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