Entretenimiento

A los académicos de la lengua

Con fecha del pasado lunes (el mismo día que escribimos), la Real Academia Española ha emitido un comunicado donde anuncia los pasos a dar ante la propuesta de modificación de algunas reglas de la ortografía y sobre la manera de llamar algunos signos ortográficos. Allí se anuncia que será en Guadalajara, entre el 28 del corriente y el 5 de diciembre, cuando las veintidós academias españolas del mundo emitirán su sanción sobre la propuesta anunciada. La semana pasada, entre el 1 y el 3 del corriente, la Comisión Interacadémica, reunida en San Millán de la Cogoya (Rioja), apoyó la propuesta. No somos nosotros, legos mortales, los llamados a presentarles apoyo u objeciones al contenido formal de la propuesta, más si quisiéramos presentar algunos argumentos sobre la “universalidad” de las costumbres. En primer lugar quisiéramos referirnos a la manera de denominar algunas letras. Se quiere llamar ye a la i griega. Se quiere llamar uve a la v de vaca, v labidental o ve pequeña y reservar be para la b de burro, b labial o b alta. Como consecuencia de lo anterior se quiere llamar uve doble a la doble v. Debemos disentir de esa propuesta pues nos luce que los amigos españoles quieren “colonizar” nuevamente a los países hispanoparlantes pues la propuesta no hace más que legalizar y universalizar las costumbres peninsulares. Como un anécdota quisiera referirles que solo fue, cuando el BBVA compró al Banco Provincial, que nos enteramos que a la v labidental se la llamaba uve. En segundo lugar quisiera argumentar que no existe tarea más difícil que tratar de sustituir un nombre por otro. Un magnífico ejemplo lo tenemos en Caracas, cuando hace más de medio siglo se rebautizó la Avenida Victoria con el nombre, muy merecido y meritorio, del Presidente Isaías Medina Angarita. Pregunto: ¿Qué porcentaje de caraqueños llama la Avenida Victoria con el apellido del Presidente Medina? Existen propuestas de otra índole. Eliminación de tildes en palabras de una sola sílaba que contienen diptongos. Este es un tema demasiado “técnico” y estamos seguros que en el seno de la corporación nacional están doctos cerebros que tienen los argumentos en pro y en contra de esas medidas técnicas. Otra propuesta que hemos leído y no aparece en el comunicado de la RAE, es el deseo u opinión del cese de uso de consonantes extrañas en algunos nombres propios. Por ejemplo: Llamar Catar a la nación que en sus idiomas cercanos se escribe Katar o Quatar. Este caso específico nos llama la atención pues nos surge una pregunta: ¿Cómo diferenciaríamos el nombre de esa nación oriental del verbo que se usa cuando se trata de probar un licor? Además, siempre recordamos la expresión que utilizaba nuestro profesor y MAESTRO Augusto Germán Orihuela, cuando hablaba de la ortografía de los nombres y apellidos: Los nombres y los apellidos NO tienen ortografía. Una vez más nos atrevemos a invadir espacios de los que apenas somos aficionados pero la defensa de las costumbre locales tiene, para nosotros, un gran valor. Perdonen nuestro atrevimiento.

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