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Fotografías y más de 50 piezas de etnias indígenas venezolanas se mostrarán en el Centro de Arte La Estancia

A partir del domingo 7 de mayo el Centro de Arte La Estancia, Acción Cultural PDVSA, presentará en la sala La Trilla la exposición “Sobre las huellas de Amaliwaka”, una serie de fotografías documentales acompañada por más de 50 piezas elaboradas por diferentes etnias venezolanas y que pertenecen a la colección del humanista francés Henry Corradini, quien desde hace 52 años vive en Guayana, región donde ha contribuido a recolectar y rescatar la cultura de diferentes pueblos indígenas. Esta muestra es patrocinada por el Servicio Cultural, Científico y de Cooperación de la Embajada de Francia en Venezuela, la Alianza Francesa y la Fundación Julio Verne.

Esta exposición se propone ofrecer al visitante una muestra gráfica y objetual de diferentes culturas que de otra manera hubiesen permanecido desconocidas, adoptando dispositivos de exhibición sencillos en los que se conserva la relación que une a las piezas entre sí dentro de su contexto natural. Muchos de los objetos que estarán presentes en el Centro de Arte La Estancia ya no se fabrican por haber caído en desuso o por haber desaparecido los artesanos que los producían.

Henry Corradini –curador y museógrafo de esta muestra- tituló esta exhibición “en homenaje a las civilizaciones orinoquenses y a los pueblos que las crearon, siendo igualmente una manera de reivindicar los derechos culturales y religiosos del hombre indígena (…)”. Amaliwaka es una figura protagonista y enigmática que surge en la mitología de las etnias venezolanas como el arquetipo del creador que enseñó a su pueblo los fundamentos de su cultura y sabiduría.

En “Sobre las huellas de Amaliwaka” serán exhibidas fotografías que documentan el modo de vida y las costumbres de nuestras etnias. Esta idea de Henry Corradini se fundamenta en el quehacer de cronistas gráficos de los siglos XVI y XVII, como los grabadistas Théodore De Bry y John White, quienes plasmaron a través de su arte, imágenes de los aborígenes de nuestro continente durante la época de la conquista. Con respecto a su trabajo señala Corradini: “Ante la imposibilidad de detener el etnocidio que se desarrollaba ante mis ojos, opté por salvaguardar con fotografías, películas cinematográficas y grabaciones magnetofónicas lo que considero las últimas manifestaciones de las culturas autóctonas acosadas por las misiones y el avance incontrolado de la sociedad mecanizada. Las fotografías que he tomado a lo largo de los últimos 30 años son documentos de valor etnográfico e histórico. Muchos de los aspectos genuinos de las culturas indígenas descritos en mis fotografías ya no existen. De igual manera, algunos de los cantos y parte de la música instrumental grabados hace más de dos décadas son desconocidos en las aldeas intervenidas por la misiones. Muchos indígenas, sobre todo los E’ñapa, me piden oírlas para aprender los cantos rituales de sus abuelos, demostrándome que la tarea perseguida durante tanto tiempo no fue inútil”.

Las fotografías más antiguas datan de hace 30 años, mientras que las más recientes, apenas cuentan con semanas, con lo que se arma una panorámica que documenta un pasado reciente y la actualidad. Para Henry Corradini los medios de comunicación modernos como la fotografía, el cine y la televisión han ensanchado el horizonte antropológico, al permitir a millones de personas enterarse de modos de vida con los que jamás hubieran tenido la oportunidad de toparse, con lo que se exalta la importancia de elementos como la fotografía para difundir el conocimiento y apoyar la investigación científica.

Las imágenes se complementarán con piezas entre las que se cuentan una curiara con proa antropomorfa, una antigua canoa para hacer cachiri, tallas de madera, tejidos de algodón como chinchorros y guayucos; piezas de cerámica tradicionales; cestería como guapas, sebucanes, manares y guayares; instrumentos musicales como tambores de concha de morrocoy, flautas de pan y el arpa coliana; armas como lanzas y cerbatanas; adornos corporales como collares, coronas de plumas, cinturones elaborados con cabello humano, brazaletes, zarcillos y cosméticos naturales. Tal conjunto de objetos rituales y utensilios representan a las siguientes etnias: E’ñapa, Ye’kuana, Joti, Pemón, Piaroa, Piapoco, Sanema y Kariña.

Esto es apenas una selección de una colección incalculable, ya que Corradini posee –sólo por citar un ejemplo-, unos tres mil sellos de madera que emplean los E’ñapa para la ornamentación corporal.

Henry Corradini es oriundo de Marsella, puerto del Mediterráneo y puerta abierta hacia las Antillas y Guayana. Cursó estudios en el Liceo Thiers de su ciudad natal y se graduó en la Escuela de Bellas Artes. Lo demás, según sus palabras, “me lo enseñaron los viajes y mi convivencia con los indígenas. Mis principales intereses siguen siendo las literaturas orales y las lenguas aborígenes, las investigaciones etnológicas en general y, por supuesto, las artes plásticas y audiovisuales”.

Su formación como artista plástico y su educación humanística en general han sido determinantes en su manera de ver el mundo a través del lente de una cámara, medio que concibe como muy cercano a la pintura, sobre todo a la de los maestros renacentistas, de quienes aprendió los secretos de la perspectiva, la composición y el claroscuro. Además de su quehacer como fotógrafo, ha seguido cursos y experimentado con el proceso holográfico y su aplicación al cine, en el Holographic Research Center de Oakland.

A la par de su afición como coleccionista, Corradini inició igualmente una biblioteca de carácter americanista, en la que se incluyen libros, mapas, revistas y documentos que permiten el conocimiento de la conquista y su impacto sobre las culturas amerindias en general.

Para conocer mejor nuestras etnias

Como complemento de la exposición “Sobre las huellas de Amaliwaka”, el Centro de Arte La Estancia ha organizado durante tres miércoles del mes de mayo, a las 4:00 de la tarde, un ciclo de conferencias y proyecciones audiovisuales que será dictado por el propio Henry Corradini.

Para el 10 el experto disertará sobre “Los Sanema”, breve monografía que estará acompañada por un video de título homónimo, el cual recoge algunos aspectos de la vida diaria de una aldea ubicada en el Alto Erebato.

El miércoles 17 tendrá lugar la charla “El chamanismo en Guayana”, en la que se formulan hipótesis sobre los orígenes y la difusión de una manifestación religiosa de carácter universal. En esa misma sesión se proyectará el video “Chamanismo Sanema”, en el que se muestra la recolección y preparación del alucinógeno sa’kona, así como una sesión de chamanismo.

Como cierre del ciclo, el 24 de mayo tendrá lugar “Los indios Panare mataron a Jesucristo”, análisis de la literatura publicada en lengua E´ñapa por las Misiones Nuevas Tribus en Puerto Ayacucho.

Y desde Francia… Beñat Achiary

Con ocasión de la apertura de “Sobre las huellas de Amaliwaka”, vendrá a Venezuela el cantor Beñat Achiary, quien presentará ese día –domingo 7 de mayo-, a las 12 del mediodía, el performance “De las quemaduras del alma a la paz recobrada”, trabajo musical que rinde homenaje a los indios Panare y a la obra de Henry Corradini.

Beñat Achiary nació en Saint-Palais, corazón del País Vasco francés. Su lengua materna es el vasco y posteriormente estudia el francés. Desde la más tierna edad se halla inmerso en un mundo de música y canto, ya que su padre es pianista y toda su familia canta. Achiary aprende la improvisación desde la infancia en las grandes fiestas populares vascas.

Su familia se instala en Burdeos, en donde Beñat, provisto de una voz excepcional, estudia el canto tradicional y descubre el jazz y el soul. Junto a su hermano y sus amigos músicos crea la agrupación “Urria”, compuesto por dos voces, cuerdas y acordeón, la cual permanece unida desde 1976 hasta 1985 y evoluciona con los años, de la música tradicional a la improvisación, bajo la influencia de músicos de la talla de Michel Portal, Louis Sclavis y Bernard Lubat, pasando por composiciones en torno a poemas vascos. De esa manera este cantor se inicia en la exploración de los más disímiles estilos musicales.

En sus recitales son abolidas las fronteras del género, basando su trabajo en la improvisación y la combinación mágica de sus raíces vascas con otras tradiciones como el canto de los indios Navajo, el jazz libre y el flamenco. Su voz, además, está unida fuertemente a una contundente presencia corporal. Actualmente trabaja con Jean Schwarz, importante figura de la música electroacústica, quien le acompañará durante su presentación en el Centro de Arte La Estancia.

Beñat Achiary enseña en el País Vasco, en los pueblos, en las escuelas y en el Conservatorio Nacional de la Región de Bayona.

La invitación para admirar la exposición “Sobre las huellas de Amaliwaka”, así como para disfrutar del arte de Beñat Achiary es en el Centro de Arte La Estancia, ubicado en la avenida Francisco de Miranda, urbanización La Floresta, frente al edificio Cavendes y al lado de la estación Altamira del Metro de Caracas. La entrada es gratuita.

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