Calidad del aire caraqueño
Tras la magnitud de incendios que se han observado en la Gran Caracas, la mayoría forestales en Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAEs), cuyas humaredas han reforzado la presencia de calima, a diario, cuyas partículas podrían perjudicar, más aún, la salud de las personas, en momentos de criticidad extrema por la pandemia de coronavirus de la COVID-19.
Es Así como en el aire (neblumo) caraqueño, seña de identidad tóxica sobre la ciudad, estarían presentes partículas de plomo, mercurio, cromo y cloruro de polivinilio (PVC), razón por la cual la nubosidad que atenúa observada por el cielo de la ciudad no debería asumirse como simple calima, puesto que en el aire de ésta hay presencia de elementos nocivos tóxicos, cancerígenos, aeroalérgenos y hasta teratogénicos, capaces de originar defectos congénitos durante la gestación fetal, aparte de otras afecciones orgánicas, propias tanto en niños, así como en adultos mayores; los más proclives, según las estadísticas mundiales.
Si efectuásemos un análisis de partes por millón (ppm) de nuestro fluido vital es de estimarse que los hallazgos de concentración de tales partículas serían nada sorprendentes, ya que al aspirar el aire por las calles de la ciudad, tal densidad se apercibe; más aún, cuando hay situaciones de orden público por la emisión de gases lacrimógenos, tan usuales por los últimos tres años, más la cantidad de automotores en circulación que arrojan, abusivamente, volúmenes considerables de contaminantes y la basura no recolectada con desperdicios que también desprenden gases, y a falta de un sistema de recolección eficiente se procede a su incineración, problemática bajo atención de las alcaldías del Distrito Metropolitano de Caracas.
