Crisis sistémica
Isaías A. Márquez Díaz
La teoría nos indica que cuando el sistema en su conjunto entra en crisis, colapsa por incapacidad, sobrepasamiento y/o por falta de instrumentos para resolver los problemas o desastres creados por su propia dinámica. El excmo mons José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo y presidente de la CEV pone nombre a la crisis que atraviesa Venezuela: ES SISTÉMICA, y se agudiza año tras año; “sistémica, no como algo aislado; nunca llegamos a presenciar un colapso sistemático como el que ocurre en la actualidad”.
Es decir, que varios factores más su trabajo incorrecto y/o colapso han originado la crisis que, hoy por hoy, nos agobia, donde la juventud, audazmente, ha dado la cara y hasta su vida en la lucha por la libertad y la justicia.
Hasta hace unos pocos años algunos predecían, en el marco del fin de la lucha de las ideologías y el fin de la historia, un futuro feliz, sin miseria y de bienestar para la mayoría de la población. El socialismo, la gran mentira, panacea (falacia y/o utopía) del siglo XX promete igualdad, progreso y seguridad para otorgar “pobreza, miseria y tiranía”, así lo expone el docente de la Universidad de Michigan, Mark J. Perry, y se ha convertido en un referente para rebatir los mitos del socialismo y comunismo ante quienes aúpan la economía de mercado.
Sin embargo, el carácter sistémico y civilizatorio de la crisis actual el régimen asevera, afanosamente, que proviene de tramas exógenas (mundo capitalista), cuando estamos en presencia de cambios negativos muy importantes y, con especial incidencia, sobre el crecimiento negativo del PIB y en la ocupación. En el caso nuestro, una vez desplazada del centro neurálgico del sistema, la economía real, aquella que se basa en lo que se produce, el detonante de esta crisis reside en el sistema financiero, justamente quien ahora mismo ocupa el lugar protagonista del sistema: el equipo de gobierno especializado en expropiaciones de empresas productivas y el otorgamiento de prebendas (inversión social), no retornables.