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Debilitado, deslegitimado y peligroso

Manuel Avendaño

El régimen de Nicolás Maduro ha sido durante golpeado por la presión internacional. Cada día que pasa, Venezuela se está convirtiendo en una carga muy pesada para la región y en el mundo, principalmente por el narcotráfico y la migración indiscriminada que está trayendo serios inconvenientes para la seguridad interna de nuestros vecinos. En los últimos meses, los venezolanos parecen huir.

Hace un par de semanas, Rex Tillerson, en una conferencia a la cual tuve la oportunidad de asistir en la Universidad de Texas en Austin, anunció la nueva doctrina de seguridad del gobierno de Trump hacia América Latina. El principal tema abordado por el Secretario de Estado de Estados Unidos, fue Venezuela.

Tillerson dejó claro que va a buscar todas las soluciones posibles para el problema en que se ha convertido nuestro país. A su vez planteó dos aspectos importantes: por un lado, que su gobierno trabajará de la mano del Grupo de Lima para cualquier solución, con lo que podemos afirmar que toda salida pasará por el consenso de los aliados y por el otro lado, envió un sutil mensaje a los militares venezolanos, palabras más, palabras menos, que los uniformados deberían coadyuvar en el retorno de la democracia venezolana.

En otro orden de ideas pero en el mismo entorno internacional, La Corte Penal Internacional con sede en La Haya, en voz de la Fiscal Fatou Bensouda, anunció que en los próximos días se dará inicio a la investigación preliminar sobre los hechos relacionados con crímenes de lesa humanidad y las múltiples denuncias relacionadas con violaciones a los Derechos Humanos durante el año 2017. Si bien este es un mecanismo que puede tardar, no debemos restarle importancia porque sienta precedentes para posibles sanciones personalísimas contra el régimen y especialmente, para el jefe de la cadena de mando es decir, Maduro.

El llamado diálogo de República Dominicana también dio de que hablar y material para pensar. La MUD rechazó firmar el Acuerdo planteado en Santo Domingo, a todas luces quedó claro que el régimen tenía una celada montada para que la oposición aceptara un documento que no comprometía en nada la voluntad del régimen para ir a un proceso electoral limpio y transparente, liberar a todos los presos políticos, aceptar el canal humanitario y reconocer a la Asamblea Nacional como legítima y restituirles sus competencias.

Este paso, a pesar de que no compartí nunca el hecho de ir Santo Domingo, debilita más al régimen porque quejó en evidencia, ante los observadores neutrales y de buena fe como Chile y México, que el régimen está encerrado en sus propias posiciones.  Este capítulo cierra definitivamente cualquier ingenua esperanza en las negociaciones con el gobierno de Maduro.

Las reacciones no se hicieron esperar. El Grupo de Lima rechazó la convocatoria unilateral a elecciones presidenciales pautadas para el  próximo 22 de abril sin haber llegado a un acuerdo con la oposición. En su declaración manifestaron preocupación porque “no puede haber elecciones libres y justas con presos políticos y cometiendo crímenes de lesa humanidad”. Esta es sin duda, una declaración que deja abierta la gran posibilidad de desconocimiento ante cualquier resultado electoral.

Todos estos movimientos están dando paso a la evaluación de nuevas alternativas para resolver el tema Venezuela. No es casualidad que tanto Tillerson como el Senador Marco Rubio, estén habiendo llamados, dentro de lo que queda del partido político en armas que es la Fuerza Armada, para que restablezcan el orden democrático en el país.

Desde hace meses Estados Unidos y la región consideran que el régimen de Maduro es autoritario y por lo tanto, su desconocimiento es legítimo. Igualmente, El Grupo de Lima si temor a equivocarme, tomará medidas más severas contra Venezuela y en lo personal no descartaría incluso, hasta la prohibición del tránsito por el territorio de estos países y el embargo petrolero. La región no tolerará más las consecuencias de un régimen que tiene secuestrado a un país entero.

Definitivamente el régimen está debilitado y deslegitimado, sin embargo, eso lo hace más peligroso. Los venezolanos debemos aprovechar este espaldarazo de la comunidad internacional para reunificarnos en torno a un mismo objetivo y en un mismo sendero, que no es otro sino la salida de este régimen. Si lo queremos, la salida está más cerca. Lo coherente en esta coyuntura es no asistir a las elecciones presidenciales y prepararnos para el día después.

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