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El padre Ernesto Cardenal: ¿Ángel o demonio ?

La reforma agraria arrebató la tierra a los ricos, pero se la entregó a los burócratas. Ernesto “Che” Guevara

El sacerdote trapense Ernesto Cardenal, es el arquetipo del cura revolucionario y filo-marxista que tanto daño ha hecho a la Iglesia Católica. Nacido en una familia respetable y/o pequeño burguesa.  Estudio Letras en la Universidad Autónoma de México, posteriormente en 1957 ingresó a la abadía trapense de Nuestra Señora de Getsemani en Kentucky y allí conoció al padre Thomas Merton quien le influyó espiritualmente. Fue ordenado sacerdote en 1965 en Managua.  Ernesto Cardenal estuvo muy comprometido y vinculado con el Frente Sandinista de Liberación Nacional y luego al derrocar al dictador Anastasio Somoza Bayle, fue nombrado Ministro deCultura, cargo que dejó en el año 1987. Durante estos años de revolución el gobierno sandinista expropio fincas y afectó la propiedad privada de muchos nicaragüenses y jamás se pronunció contra estos desmanes. Total, la revolución es cristiana.

Así mismo, durante la visita que el Papa Juan Pablo II le hizo a Nicaragua en 1983, el pontifice lo reprendió en público delante de las cámaras de televisión su actitud de sacerdote metido en cargos gubernamentales. Y fue suspendido como sacerdote por el Papa. Años después el actual  Papa Francisco le levantó la prohibición.

Un periodista en Venezuela dice que el padre Cardenal era inclasificable. Falso de toda falsedad : el sacerdote poeta fue más bien, el genuino e inconfundible intelectual de izquierda, el cual casi siempre ha sido usado como “compañero  viaje “ por los comunistas.  Su imagen, de sacerdote, poeta y oveja negra de la oligarquía lo  ayudaron poderosamente en esa tarea.  A este respecto, su estancia en Cuba lo conduce a alabar “urbi et orbi” al dictador, Fidel Castro, y sentirse como en un paraíso en las calles oscuras de la Habana, carentes de publicidad luminosa como en las grandes urbes del capitalismo.  En sus palabras: “ Creo que la teología de la liberación es la de la revolución, es la que sigue al evangelio para lograr un cambio mejor al mundo”. Solo ocurre que después este “cambio mejor” jamás se vio en la propia Cuba, ni en Nicaragua y mucho menos en Venezuela.  Las revoluciones en América Latina solo han servido para multiplicar los pobres, el hambre y las carencias, además de enriquecer a algunos “enchufados” en los engranajes del poder y las finanzas públicas, y luego salen a quejarse de que el Departamento de Estado los anotan en listas “negras”.

En el transcurrir del ejercicio de su sacerdocio “revolucionario” estableció una comunidad con los indígenas nicaragüenses en la isla de Solentiname, llamada Nuestra Señora de Solentiname en donde predicaba el Evangelio y oficiaba misas. Y llamaba así mundialmente la atención en todos los medios.

Su apoteosis lírica, sobrevino al recibir el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, con la cual consiguió una gruesa cantidad de ditirambos y elogios, en torno a su obra poética. Dicho sea de paso, algunos poemas parecen exaltar el amor carnal en vez del amor espiritual por Dios.  Sus poemas espirituales están alejados del San Juan de la Cruz, tan estimado por los místicos católicos. Otros tienen el sabor y la sal política. Aquí soltamos un fragmento de uno de sus poemas:

Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta en la mesa con los gangsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.

Si seguimos al pie de la letra este verso, ya comprendemos porqué al final Ernesto Cardenal rompería con sus excompañeros de la Revolución Sandinista. Y estos le persiguen hasta después de muerto, al profanar grotescamente los actos de su sepelio en la Iglesia Catedral, gritándole al ataúd “que era un traidor”. De igual, forma después de haber pasado su casi toda su vida entera dándole loas al socialismo y al colectivismo revolucionario, hic et nunc, sus admiradores lo idolatran como defensor de la democracia. En Venezuela han actuado de la misma forma muchos áulicos del chavismo. En vida, le meten la mano a la boca del lobo, creyendo que es manso y después de que los muerde salen a gritar que el lobo muerde y que es una fiera.

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