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El referendo sobre el Esequibo

De nuevo el Gobierno de Nicolás Maduro echa mano de la reclamación sobre el Esequibo como un mecanismo de campaña electoral y no es la primera vez que lo hace.

En abril de 2016 escribimos un artículo para Analítica.com titulado El Esequibo como propaganda que era un intento por aclarar las verdaderas intenciones del Gobierno sobre este asunto. Hoy, cuando las elecciones presidenciales están previstas para el año 2024 y en un escenario de amplio rechazo de la opinión pública y ante la posibilidad que se concrete unas elecciones primarias de la oposición que pueden ser muy riesgosas para el régimen, de nuevo sale a la luz el tema, esta vez en forma de referendo consultivo.

En aquel artículo –del cual tomamos extractos para este- recordábamos que durante el año 2015 las baterías mediáticas gubernamentales se enfilaron contra el Gobierno de Guyana y una trasnacional petrolera. Un largo silencio sobre el tema del Esequibo y la reclamación venezolana precedía aquella erupción de “fuego patrio”. Al año siguiente el silencio de nuevo dominó la escena sobre el tema. ¿Qué había ocurrido?

La proactividad repentina del Gobierno de Nicolás Maduro sobre el caso había que hallarlo no en las razones propias del diferendo diplomático, sino en el plano interno venezolano.

Se solicita enemigo extranjero

La búsqueda de enemigos externos es una solución que algunos gobiernos, sobre todo los autoritarios o totalitarios, usan para tratar de legitimarse. Hay antecedentes históricos que así lo demuestran.

El caso de la guerra de Las Malvinas durante 1982 es un claro ejemplo. En Argentina estaba en el poder una dictadura en aprietos que bajo la conducción de Leopoldo Galtieri, pretendía usar el fervor nacionalista para mantenerse en el poder.

El autor Marcos Kaplan explica en su libro “La Guerra de las Malvinas. Aspectos Políticos y Jurídicos”, que esta operación fue parte de la estrategia del presidente Galtieri y su equipo para la continuidad en el poder, con objetivos internos y externos “en mutuo refuerzo” y para ello se trató de “consolidar y legitimar al presidente, como comandante en jefe del ejército, presidente, expresión y garantía de continuidad del régimen y sus políticas”.

La intención de Galtieri – según Kaplan- era que tras el triunfo “lograría la aureola y atavíos de un cesarismo militar-populista exitoso en lo externo y legitimado por un plebiscito interno que lo convertiría en un presidente constitucional”.

Añade que la guerra buscó “contrarrestar el desgaste del régimen, que resulta de las consecuencias de la represión, de la catástrofe económica, del malestar social, de la asfixia cultural, de la supresión de la participación política”.

Con el agua al cuello

En Venezuela, Maduro afrontó su lucha política más intensa en 2015: Las elecciones parlamentarias en un marco económico y político adverso, por lo que usó todo lo que tuvo a su alcance para tratar de aglutinar fuerzas a su favor, incluido el fervor nacionalista que podía despertar el tema del Esequibo.

Ante el anuncio guyanés de la realización de trabajos de exploración en áreas marítimas que corresponden a la proyección del territorio Esequibo, Venezuela reaccionó fuerte, señalando a la Exxon Mobil y al Gobierno de Guyana de estar confabulados con Washington en una provocación para que la Fuerza Armada Venezolana tomara acciones y se generara una intervención militar “yanqui”. Así lo señaló Maduro en julio de 2015 en la Asamblea Nacional.

El Gobierno además juramentó el 15 de julio de 2015 una  Comisión Presidencial de Estado para la Garantía de la Integridad Territorial y Asuntos Limítrofe que se encargaría de: “Ordenar, rescatar, y colocar en plena vigencia el tema de la Guayana Esequiba, para reunir documentos que demuestren la soberanía venezolana sobre el Esequibo”.

Esa comisión quedó en el olvido.  Era solo propaganda.

Ese tema no prendió como issue electoral. La ciudadanía no se aglutinó en torno a Maduro por fervor patrio, por el tema del Esequibo ni por la ola xenófoba que propició contra Colombia tras el cierre de la frontera con este país,  y el 6 de diciembre de ese año la oposición obtuvo una resonante victoria por 2 millones de votos de diferencia en las elecciones parlamentarias.

No obstante, en Guyana siguieron adelante con sus planes de prospección petrolera en 2016, que incluyó:

  • El 26 de febrero la Oficina de Administración Marítima de Guyana realizó una actualización de Coordenadas de Posicionamiento de los Buques de Exxon, Esso y China Petroleum que llegaron a la zona el 18 de febrero 2016. Según el Aviso a los Navegantes del 26 de febrero 2016 en los diarios de Guyana y de acuerdo a sus cálculos, de las tres secciones indicadas, dos estaban en aguas venezolanas del Esequibo. Esto se suma a tres buques que llegaron el 9 de marzo de 2016.
  • El 04 marzo, Esso Explotation instaló cinco boyas de amarre, (una de superficie y cuatro subsuperficiales) para un estudio meteorológico y oceanográfico previsto dentro del bloque Stabroek en áreas marítimas no delimitadas. Un ejercicio que estaba programado que durara aproximadamente 27 meses.
  • El 10 de marzo 2016, Exxon Mobil y Cnooc (China), a través de Bristown Leasing, alquilaron tres helicópteros Agusta Westland AW139 para operaciones en mar del Esequibo y Guyana durante sus operaciones de perforación.

Como se ve, Guyana siguió adelante con sus labores prospección petrolera en el territorio en reclamación, mientras el Gobierno venezolano sacó al Esequibo de su agenda de interés público durante 2016.

Es evidente que la defensa de la soberanía nacional requiere de una opinión pública informada y movilizada, pero es imposible no apelar al recuerdo, cuando en un ambiente preelectoral adverso, Maduro pretende movilizar a la población con un referendo, que apunta a despertar una fibra nacionalista –como lo hizo Galtieri- y acaba de aprobar un bono de Bs 140 a través del Carnet de la Patria que lleva por nombre “El Esequibo es de Venezuela”.

@reyestheis

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