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La corrupción de los militares: el cáncer del Gobierno

Antes que nada quisiera enviar un cordial saludo a los militares honestos de este país, a ustedes no va dirigido este artículo. Y eso es preciso aclararlo por cuanto nunca se puede generalizar. Al igual que en todos los ámbitos de la vida, en el estrato militar hay gente honesta que da lo mejor de sí, y también hay quienes se aprovechan de su posición para obtener prebendas personales de la peor manera posible. No solo existe corrupción en el ámbito militar, obviamente corrupción hay en todos los estratos de la sociedad y por ende también hay civiles corruptos. Pero si hacemos énfasis en el estamento militar es sencillamente por el rol cada vez más protagónico que los oficiales de las Fuerzas Armadas han venido asumiendo en el manejo de los recursos de la nación en el periodo presidencial de Nicolás Maduro.

Lo controlan absolutamente todo en este gobierno. Controlan la importación y distribución de alimentos, controlan el petróleo, controlan la minería, controlan la producción y distribución de cemento, controlan la producción y ensamblaje de vehículos (Venezuela Productiva Automotriz), controlan Venezuela Productiva, controlan gran parte de la asignación de viviendas, y además se encargan de la vigilancia de las vías a lo interno del territorio nacional así como de las fronteras del país, de manera que nada puede moverse en nuestro territorio ni salir de él sin que esto esté bajo control de los militares. El resultado de esto es la escases absoluta de todos los productos mencionados, y un criminal negocio de contrabando de extracción de productos venezolanos hacia otras latitudes, incluyendo los billetes de la república que salen por toneladas.

Alguien dirá que la presencia de los militares en el gobierno comenzó bajo el mandato de Chávez, pero hay dos diferencias muy grandes que responden a esta aseveración. La primera es que el rol de los militares nunca fue tan grande en el Gobierno de Chávez. Si bien hubo un importante número de oficiales en puestos importantes lo cierto es que no eran tantos a la vez, tal como está ocurriendo en estos momentos. La segunda diferencia es clave: y es que Chávez era el Jefe de su Gobierno, mientras Maduro solo es una parte del suyo. Una prueba de ello la tuvimos en diciembre del 2015, cuando el Presidente Maduro en trasmisión televisivada «ordenó» que a partir de ese momento los militares dejarían los cargos en la administración pública para regresar a los cuarteles. Dos años más tarde podemos observar que la «orden» presidencial quedó lejos de cumplirse y que en lugar de eso el papel de los militares en las instancias públicas aumentó todavía más desde entonces.

Se entiende que en algún momento, en el Gobierno se observara un mal funcionamiento en la administración pública, y por ello se diera cabida a oficiales militares en una escala importante, buscando alguna vía para mejorar el funcionamiento de las instituciones. Pero una vez transcurrido el tiempo, y visto que los resultados han sido mucho peores que lo que se quiso confrontar, resulta increíble que en lugar de retirarlos de tantos puestos claves cada vez se les entrega más y más control sobre todo.

Durante estos casi 5 años de gobierno de Maduro, cadena tras cadena hemos visto como una vez tras otra a militares de alto rango se les asignó recursos, se les entregó la dirección de centros productivos, se les colocó en toda clase de cargos relacionados con la producción y distribución de alimentos sin que nadie haya visto ni los recursos ni los alimentos tampoco. En la memoria del Pueblo está la «responsabilidad» que asumieron militares de alto rango, cada uno sobre determinado rubro alimentario y cada vez que Maduro puede se vuelve a encadenar y les vuelve a entregar más recursos y responsabilidades. ¿El resultado? La escasez y la inflación sin ninguna clase de control. ¿A dónde se van todos esos alimentos? ¿Han sido eficaces los militares en términos de producción de alimentos? ¿Dónde están esos alimentos o los recursos que se han asignado para eso porque al Pueblo no le ha llegado ni lo uno ni lo otro? ¿Quién ha hecho contraloría de eso?

Ante la inclemente escasez que vive el país, existen camaradas que proponen la nacionalización de las importaciones. Pero esta propuesta pasa por alto un punto fundamental: en Venezuela el gran importador de alimentos, medicinas e insumos para la producción de estos es precisamente el Estado, y quienes controlan todo ese proceso son los militares. El gobierno importa alimentos como arroz, maíz, etc, y son los militares los encargados de distribuirlos. Todo el tiempo se hacen cadenas en las que se anuncia con bombos y platillos la llegada de alimentos en algún puerto de Venezuela, creo no necesario explicar que esos alimentos no llegan a donde deberían llegar, al menos de la manera que debería. Un ejemplo de eso es el trigo importado de Rusia, distribuido en su mayoría por militares: ni hay pan, ni hay trigo, y gran parte de ese trigo no se vende al precio supuestamente establecido y claro está, el pan tampoco. La prioridad de esta distribución realizada por los militares no son las Comunas productivas que, en manos del Poder Popular están bien organizadas y tienen capacidad de producción y procesamiento, no: la prioridad de la distribución que realizan son las grandes empresas como Polar, alguna sobra para una que otra Comuna, y lo demás nadie sabe a dónde se va… O mejor dicho, basta cruzar la frontera para saber a dónde.

Todos los días usted verá camionetas pick-up en las principales vías, con productos electrónicos y de línea blanca marca Haier. También los puede ver en páginas de venta por internet como olx o grupos de facebook con precios sumamente elevados… Pero usted va a una sede de Venezuela Productiva que es donde se supone que se venden esos productos y le van a decir que no hay, que puede inscribirse por la página web, pagina a la que usted intentará ingresar y nunca podrá… Pero los productos si están en la calle. Pregunta: ¿Quiénes controlan Venezuela Productiva que es el ente encargado de la distribución de los productos Haier? Respuesta: militares.

Vaya usted a buscar un cemento para construir su vivienda y tómese una pastilla para prevenir el infarto antes de que le digan el precio. Luego pregunte quienes manejan las cementeras que hay en nuestro país, las cuales absolutamente todas están en manos del Estado, y sabrá que el cemento en Venezuela está controlado por militares de alto rango. Cada vez que un producto sube de precio el gobierno declara que es a causa de la guerra económica: ¿En este caso sería la guerra económica de quien contra quién?

Caso similar ha ocurrido durante años con la minería. No solo con los metales tradicionalmente explotados en nuestro país, sino ahora con el tan cuestionado Arco Minero, ahí el papel de los militares ha sido y sigue siendo fundamental: ellos también controlan las empresas mineras.

Venezuela Productiva Automotriz fue una política de estado, ideada por Chávez que funcionó muy bien durante su mandato. Pero ahora ya nadie recibe asignación de vehículos por parte de Venezuela Productiva Automotriz… Al menos no de manera transparente. Y tal como ocurre con Venezuela productiva, uno todos los días ve carros recién estrenados, pero en ninguna parte le van a decir que hay. Lo que si le pueden decir es que a se lo dieron a alguien porque tenía «contacto» con el «general fulano» o el «coronel sultano», además le dirán un precio que nada tiene que ver con la razón por cual una vez Chávez decidió crear Venezuela Productiva Automotriz.

Por si fuera poco que manejan la minería, la producción y distribución de alimentos, cemento, Venezuela Productiva y Venezuela Productiva Automotriz, también vienen manejando la industria petrolera. ¿El resultado? Un desastre absoluto, que incluye la caída de la producción de petróleo y un mega-desfalco ante el cual, de la manera más irresponsable el Gobierno del presidente Maduro se lava las manos como que si se tratara de una empresa privada y no de la gran empresa nacional que aporta casi todas las divisas para el presupuesto nacional y que está de manera absoluta bajo el control del Estado. Que usted siendo gobierno diga que no sabe nada sobre un desfalco en una empresa privada es lógico, pero que usted siendo Gobierno diga que no sabe nada sobre un desfalco en la principal empresa pública de su país solo puede demostrar dos cosas: o usted es cómplice del desfalco o usted es un incapaz que no merece estar al frente de una nación.

Entre los efectos visibles de la brillante gestión de los militares al frente de Pdsva tenemos obligatoriamente que contar que, para el momento en que se escriben estas líneas un litro de aceite para automóviles cuesta entre un millón y medio a siete millones de bolívares, muchísimo más que el sueldo de cualquiera. Se trata del precio actual de un producto cuyo precio hace un año no pasaba de 5 mil bolívares. Injustificable esto cuando hablamos del país con las reservas de petróleo más grandes del planeta. ¿Quién responde por esto?

El papel de los militares en la economía venezolana no se remite solo a todas áreas productivas que manejan. Sino además al rol que deberían tener como ente garante del cumplimiento de las leyes en nuestro territorio: Imagínese por un segundo que usted es un pequeño productor del campo. Imagínese que usted, en medio de esta brutal situación económica decide hacer su mejor esfuerzo para producir por este país. Lo primero que se va a encontrar es que tanto las semillas como el resto de los insumos para la producción están monopolizados por el Estado, sabiendo esto usted acudirá a Agropatria en búsqueda de dichos insumos… pero le va a ocurrir lo mismo que en el resto de las instancias anteriormente mencionadas: le van a decir que no hay, y cuando salga tendrá que «cuadrar» con alguien que le conseguirá esos suministros, obviamente muy por encima de su precio. Vale decir hasta aquí que Agropatria también está controlada por militares. Pero apartando eso, meses después, cuando después de tanto sortear escollos finalmente usted obtiene su cosecha, entonces decide ir hacia una ciudad grande como Caracas para distribuir de manera directa aquellas verduras o frutas producidas en su propia tierra, ahora prepárese, porque la Guardia Nacional lo va a detener en todas las alcabalas apenas le vean su camioneta llena, y lamentablemente ya usted sabe, le van a martillar hasta el alma. En algunas alcabalas le van a querer quitar solo una parte, en algunas solo pedirán para el «fresco», pero en otras le pueden quitar todo. La excusa es lo de menos, cualquier cosa le dirán. Y si, es cierto que esta práctica del «martillo» en las alcabalas no es algo que haya nacido en este gobierno de Maduro, pero lo que si ha nacido en el gobierno de Maduro es este desastre económico, y la necesidad estratégica de que exista quien produzca algo en nuestro país, pero si cada vez que alguien intenta producir algo tiene que enfrentarse al robo por parte de oficiales de las fuerzas armadas (y la PNB) va a ser imposible salir de este atolladero en el que se encuentra nuestro país. Todo oficial que se preste para algo como eso en un momento tan delicado como este, ese es un verdadero Traidor a la Patria, y debería pagar por el grave daño que le causa al país. Otro punto aquí, es que si bien esto del martillo en la alcabalas no es algo nuevo, el papel omnipotente de los militares en la administración pública si lo es.

Y a la destrucción de la economía venezolana contenida en todo lo anterior, hay que sumar el extremadamente perjudicial delito del contrabando de extracción. Todos los días salen desde Venezuela hacia otros países toneladas de alimentos, medicinas y toda clase productos hechos en Venezuela como combustibles y hasta dinero en efectivo. Se trata de cantidades inmensas de productos que salen hacia fuera porque su venta en moneda extranjera resulta más rentable que en bolívares. Muchos de esos productos que salen son precisamente los importados o empaquetados por el estado (a través de los militares). Y cuando usted vaya a una ciudad fronteriza venezolana y consulte a cualquiera que vea ejerciendo el contrabando hacia fuera, y le pregunte si no le da miedo que lo agarren, lo primero que le va a decir es que ya «todo está cuadrado con los militares». La mayoría de los militares de la frontera no es que colaboran con las mafias de contrabando de extracción, no: ellos son la mafia del contrabando de extracción. Luego encendemos la tv, vemos una cadena y en ella observamos al Presidente de la Republica condecorando a esos mismos militares, y diciendo que son «héroes de la patria». Hasta tal punto llega el irrespeto y la corrupción de estos personajes que cuando el presidente anunció el cierre de la frontera con Colombia, todo el mundo sabía en los estados fronterizos que igual pasaban tanto personas como mercancía, siempre y cuando se cancelara la respectiva cuota correspondiente a los militares encargados, en ese momento dado el «cierre» lo único que cambió fue la tarifa que cobraban que pasó a ser más alta.

En todo el país, en todos los estados, existen militares de alto rango que a la vista de todo el mundo gozan de un estilo de vida opulento, manejando a diestras y siniestras recursos a los que difícilmente puede acceder un venezolano de a pie. Con casas gigantescas, les trabajan grandes maquinarias de construcción, ellos si consiguen fácilmente todos los materiales, y la respuesta muy común a la pregunta: ¿De quién es esa casota que están construyendo allá? Ah! Es que esa es de un «Coronel» o un «General».

Igualmente común, la típica aparición de los Guardia Nacional en alguna cola de venta de alimentos de precios regulados, para llevarse por las malas pacas enteras de la misma comida que la gente tiene que hacer colas durante medio día para poder comprar tan solo uno o dos kilos si tiene suerte.

Como se verá el papel de los sectores corruptos de las fuerzas armadas en la economía venezolana es altamente nocivo, se trata de algo comparable a un cáncer. No se trata de algunos hechos aislados, se trata de prácticamente todo el funcionamiento de la economía. Están relacionados con todos los procesos económicos de la nación: importación, producción y distribución, y el hecho de que todo está permeado por la corrupción explica en gran manera el desastre económico que se vive en Venezuela, sumado además a los incuantificables niveles corrupción que existen en el manejo de las divisas.

No existe manera de resolver los problemas del país mientras nadie detenga la corrupción que existe en el alto gobierno, sobre todo en el ala militar… Y es claro que con Maduro eso nunca va a suceder porque es precisamente ese estrato militar el que lo sostiene: el País y Proceso Revolucionario necesitan una nueva dirigencia.

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