¿Lágrimas de cocodrilos para un buen teatro?
Gerónimo Figueroa Figuera
Tal como lo advertimos varias veces la visita de la socialista-comunista Michelle Bachelet a Venezuela por 48 horas no pinta nada que pueda ayudar a resolver la terrible crisis humanitaria que viven los venezolanos. En la declaración final a las nueve de la noche del viernes 21 de junio desde el aeropuerto de Maiquetía, la Bachelet con algunas lágrimas que pudieran calificarse como de cocodrilos dijo que había escuchado de algunas madres y padres la narración de la muerte de sus hijos. Igualmente, que había escuchado la historia del que quemaron vivo y como este pasó los últimos 15 dias antes de morir. Por cierto, este es el único muerto que siempre recuerda el fiscal nombrado por la fraudulenta constituyente.
Para que tengan una idea del cuadre, la señora Bachelet llegó en horas de la noche del miércoles 19 de junio como estaba previsto, e inmediatamente se reunió con el esposo de la infanta de Sabaneta y canciller de Maduro, Jorge Arreaza. El jueves toda la mañana estuvo escuchando los cuentos del ministro de la defensa, Padrino López, Maikel Moreno presidente del tsj, el fiscal Tareck William nombrado por el fraude constituyente y otros ministros más. Posteriormente en horas de la tarde en las instalaciones de la Universidad Metropolita, en una especie de audiencias colectivas recibió algunos testimonios de madres, padres y familiares de personas que fueron asesinados, presos políticos e informes de algunas ONG.
El viernes en la mañana se reunió con el presidente Juan Guaidó en la Asamblea Nacional, de quien suponemos debió ponerla al tanto de todas las agresiones a los diputados presos y los que tuvieron que huir hacia las embajadas, aunque pareciera que la Bachelet solo tomo en consideración el caso de Gilber Caro. Por cierto, los malandros que están todos los días en los alrededores de la Asamblea Nacional por instrucciones del régimen para agredir a los diputados y periodistas que cubren la fuente, desaparecieron como por arte de magia. Solo volvieron inmediatamente que la Bachelet abordo el avión el viernes en la noche que la llevó de regreso.
La tarde del mismo viernes la Bachelet se reunió con el presidente de la fraudulenta asamblea constituyente a quien le dio igual o mejor trato que al presidente Guaidó, a pesar que ese organismo es producto de un gran fraude electoral cometido el 30 de julio 2017 que fue rechazado por el grupo de Lima más EEUU y Canadá, que representan el 90% de la densidad población y extensión territorial de América Latina. Igualmente es desconocida por la Unión Europea y otros países que en total suman 56 en todo el mundo. Entrando la noche la Bachelet se reunió con Maduro en Miraflores de quien recibió muchos halagos. Es importante precisar que con Diosdado y Maduro la Bachelet mostro las costuras con puros ojitos.
En ese sentido la visita de la Bachelet pudiera catalogarse como una burla en lo relativo a la Defensa de los Derechos Humanos. No visitó ninguna de las cárceles donde hay mas de 700 presos políticos. Tampoco visitó ningún hospital, ni siquiera por ser médico pediatra se animó para ir hasta el hospital JM de Los Ríos, conocido como el Hospital de Niños, donde están muriendo niños por desnutrición y falta de medicinas. Tampoco visitó ninguna escuela donde asisten millones de niños y adolescentes desnutridos, cuyas condiciones físicas están deterioradas. Igualmente la falta de maestros y profesores porque han huido del país por la crisis humanitaria.
Tampoco tocó para nada el tema de la libertad de expresión y el derecho a la información que son derechos humanos. En Venezuela en los últimos cinco años han cerrado más cien periódicos, incluyendo tres de Caracas, porque el régimen maneja el monopolio del papel periódico a través del control cambiario y quienes tienen posiciones críticas no les venden papel para imprimir. Igualmente las televisoras y radioemisoras tienen el permiso vencido y el régimen no los renueva para mantenerlos con una pistola en cabeza para “que se porten bien” y evitar ser cerradas como ocurrió en 2007 con RCTV y en 2009 con 33 emisoras radiales.
En las declaraciones frente a las cámaras, la Bachelet a pesar que utilizó muy bien las lágrimas de cocodrilos, en ningún momento condenó la violación de los derechos humanos por parte del régimen de Maduro, solo se limitó a decir que “lucharía” para que se aplicara justicia en todos los casos, sin importar el color político. Igualmente, como buena representante del comunismo internacional y socia ideológica de Maduro, dijo que era importante que las partes en conflicto, como si en Venezuela hubiese una guerra, se pusieran de acuerdo para buscarle una salida a la crisis. Si dudas la Bachelet al estimular el dialogo solo busca dar oxígeno a la dictadura.
La Bachelet durante las 48 horas que estuvo en Venezuela se movió en caravana de camionetas 4X4 suministradas por el régimen madurista, la cual incluía una ambulancia con médicos y paramédicos por si acaso le dolía la cabeza, que marcaban la ruta a seguir. En ese sentido, nuestra conclusión es que después de anunciar y promocionar su viaje a Venezuela desde noviembre del año pasado, la Bachelet vino exclusivamente a darle reconocimiento al régimen dictatorial madurista, orden que sin ninguna duda le impartieron desde Cuba y el resto del comunismo internacional que son quienes la pusieron en el cargo de comisionada de Derechos Humanos de la ONU.
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