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Ni Siria, ni Cuba

Dado que el apoyo ruso al régimen de Assad ha logrado mantenerlo en el poder, a pesar de las presiones norteamericana y europea en contra de la guerra civil y una desastrosa situación socioeconómica y humanitaria, algunos observadores han sugerido que el apoyo de Putin a Maduro logrará también mantener su régimen. A este respecto es bueno recordar que Siria es el más antiguo aliado de Rusia en el Medio Oriente, desde la época de la Unión Soviética y la Guerra Fría, en efecto desde 1971 en el puerto sirio de Tartús está la más importante base naval rusa fuera de Rusia y la única en el Mediterráneo. Además para EEUU y la Unión Europea era muy cuesta arriba apoyar plenamente la oposición siria a Assad, porque se trataba de un peculiar “revoltijo” de grupos sunitas en buena parte enfrentados entre sí, entre los cuales había algunos ligados al ISIS y Al Qaeda. Turquía, miembro cada vez más díscolo de la OTAN, al inicio de la guerra civil apoyaba a la oposición, pero la presencia creciente y exitosa  de los kurdos entre los enemigos de Assad ha provocado que Erdogan  prefiera el mantenimiento en el poder del viejo “malo conocido” de Assad. También para Israel Assad es el “mal menor”. A esto hay que sumar que los sirios cristianos, que representan el 15% de la población y que, en general, defienden posiciones políticamente moderadas también prefieren el “malo conocido” de Assad, quien forma parte de la minoría alauita (12%), a darle el poder a grupos de la mayoría sunita. Por tanto me parece evidente que Venezuela no es Siria, ni es comparable su relevancia geopolítica para Rusia.

Otros observadores alegan que en Venezuela se va implantar un régimen totalitario similar a Cuba, que se ha mantenido por seis décadas a pesar de un fracaso socioeconómico evidente y de la oposición de EEUU. Se afirma que así como la URSS  logró la permanencia del  régimen cubano, así la Rusia de Putin logrará impedir la caída de Maduro. Estos analistas parecen olvidar que Rusia ya no es la Unión Soviética, la superpotencia de 320 millones, que fue capaz de subsidiar financieramente a Cuba por más de tres décadas con cinco millardos de dólares anuales, además de comprar su azúcar a precios de favor  y financiarle todos los gastos militares. Rusia es actualmente un país de 147 millones de habitantes con una economía inferior a la de Italia y apenas superior a la de España. Rusia no tiene la capacidad económica de subsidiar al régimen madurista, ni la capacidad militar de enfrentar a los EEUU, particularmente en el hemisferio occidental. El objetivo ruso en Venezuela, además de proteger sus inversiones petroleras, es “molestar” geopolíticamente  a los EEUU en América, en represalia a las sanciones y actuaciones norteamericanas en Crimea, Ucrania y Georgia. Pero no pueden ir más allá de la retórica y “gestos” simbólicos como enviar un par de aviones y unas centenas de asesores militares. Es muy posible también que Maduro pueda  convertirse en una ficha de negociación que Putin utilice para lograr concesiones de los EEUU en materia de sanciones y en el escenario geopolítico de su llamado “cercano exterior”. Venezuela además no es una isla, la desastrosa crisis socioeconómica y la creciente diáspora, ya son cuatro millones los venezolanos que han salido del país, está afectando gravemente las economías de los países de América del Sur. A diferencia de Cuba que logró durante la Guerra Fría consolidar un sistema totalitario eficiente, Venezuela es un Estado depredador y forajido pero cuasi fallido, tiene vocación y objetivos totalitarios, pero le falta la capacidad y la eficiencia para concretarlos, ha perdido el control de buena parte del territorio nacional y el desorden, la anarquía y la corrupción son las características principales de la administración pública, incluyendo las fuerzas armadas.

En EEUU, los profesores de relaciones internacionales, Stephen Walt de Harvard y John Mearsheimer de la Universidad de Chicago, muy influyentes en la administración Trump, están subrayando la necesidad  para EEUU de mantener la hegemonía en el hemisferio occidental, para poder ejercer con eficiencia el papel de ” balancín” decisivo (“off shore balancer” ) en los demás escenarios geopolíticos mundiales. Esto implica el relativo resurgimiento en el hemisferio de la “No Second Cuba Policy” de los años sesenta. A todo esto hay que agregar  la presencia de varias decenas de miles de votantes venezolanos-americanos en Florida y la importancia decisiva, para el partido republicano en particular, de ganar ese estado en las elecciones presidenciales. Por tanto, por  razones socioeconómicas y políticas internas y externas, además de las geopolíticas mencionadas, veo muy difícil la permanencia del régimen de Maduro por mucho más tiempo.

@sadiocaracas

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