Opinión Internacional

A boca cerrada no entran moscas

El filósofo, político y economista inglés, John Locke, postula en sus Dos tratados sobre el gobierno (1690) que “donde la ley termina empieza la tiranía”. Lo que también recuerda la suerte corrida por el presidente de EEUU, Richard Nixon, sobre todo cuando el 19 de mayo de 1977en una entrevista dijo “lo que hace el Presidente no puede ser ilegal”. Por cosas así y por mentir, el Congreso de ese país lo destituyó sin mucho miramiento. Ambas referencias demuestran que el Presidente de Bolivia se ha categorizado él mismo y en boca propia, por más increíble que parezca, de tirano y, que como tal, no debería durar mucho en el poder. Sus propios recalcitrantes turiferarios de algunos “movimientos sociales”, y varios de su entorno “político”, deben estar rascándose la cabeza. Una lástima porque la lógica elemental enseña que todo ser humano aprende muchas veces errando, excepto S.E. Explico.

S.E. dijo recientemente en un “discurso” en Cochabamba que era responsabilidad de los que habían estudiado leyes modificarlas cuando él dijese algo que las contraviniese, lo que no solamente revela su flagrante y delictivo desacato de las existentes leyes de Bolivia, sino la convicción, ojalá que momentánea, de que él ¡como presidente electo! está por encima de la Constitución y todo lo legislado por los bolivianos en nuestros años de historia, lo que es, insisto, inadmisible bajo todo punto de vista excepto quizá el dictatorial que, en nuestro medio, por más indisciplinado que sea, resulta causa de prolongada hilaridad si no risotadas. Incluso puede que sea un síntoma de desequilibrio siquiátrico, entre otros desequilibrios, claro. De todas maneras S.E. lo dijo en forma categórica y fuera de broma lo que debe alentarnos aún más a preservar ante todo peligro, y éste es uno claro y categórico, la libertad de los bolivianos de toda cultura y etnia.

La libertad se empieza a preservar protegiendo las leyes y su acatamiento, y el que no lo sepa debe volver al ciclo medio y sus clases de cívica que deberían restablecerse en todo el territorio. La prueba está clara de que ésta se necesitan sobre todo en Orinoca y desde luego en El Chapare. ¿Qué otra cosa puede uno pensar cuando escucha al primer mandatario decir semejante desatino? ¿Debemos quedar callados cuando él habla en nombre de todos y sobre todo en nombre de sus adeptos e incluso adictos del Occidente del país? No creo, aquí no estamos en Cuba ni en Venezuela donde dicho sea de paso la autocensura tiene poco menos que acorralados a gallardos como Patricia Poleo, RCTV, al general Felipe Rodríguez, al empresario Nelson Meyerhane; y donde el 11 de abril se reprimió con muerte una manifestación de protesta por las cosas que deshace el Gobierno dictatorial del militar Hugo Chávez. Éste se inmiscuye con dólares por delante. S.E. lo hace esporádicamente con los dólares del pueblo de Venezuela pero, como no le sobran, lo hace discurseando barbaridades en castellano donde el subjuntivo y todos nosotros sufrimos hasta la carcajada en parte porque ésta se escucha, en tanto que el llanto no. Y S.E. y su Ejecutivo las escuchan mientras ordenan, entre otras cosas increíbles, la represión de discapacitados. ¡Qué valientes y legalistas gobernantes tenemos!
Pero S.E. con su reciente palabrerío ha demostrado, y ya es tarde para corregirlo (nadie de su séquito se ha atrevido a hacerlo), que no le interesa aprender ni siquiera respetar el archiconocido dicho de “a boca cerrada no entran moscas”. No le interesa el conocimiento que no sea el de sus atrevidas creencias y suposiciones de un izquierdismo político aprendido a empujones y codazos que no hace más que hacerle pasar papelones cada vez más ridículos. Un ejemplo es querer ¡deseducarnos a todos! lo que no solamente es inmoral y desequilibrado sino desconcertante. El problema es que con desconcierto nos perjudicamos más de lo debido.

Por eso S.E. da la impresión de que no sabe dónde está y como que no sabe dónde está, ni él ni los “genios” que lo rodean pueden llegar a ninguna parte por más que crean que saben dónde van. Así, claro que necesitan un referendo revocatorio para, entre otras cosas, buscar de legitimar eso de que “la loi est moi” (yo soy la ley), del rey francés Louis XIV, sin darse cuenta de que el rey francés practicaba un derechismo histórico al que S:E: y sus intelectuales también palaciegos emulan seguramente por eso de que en los revuelcos de la política los extremos se juntan, pero no para siempre. Por si no se sabe, la guillotina de la Revolución francesa del siglo XVIII cortó cabezas a los seguidores del “yo soy la ley”, y a miles de sus colaboradores. Los tiros tienen el hábito de salir por la culata cuando no se conoce el rifle ni la munición, ni dónde uno está parado.

Así como todavía hay un valiente Tribunal Constitucional que respeta las leyes, también hay un legítimo Congreso que debe debatir proyectos de leyes, que es el camino a seguir, señor Presidente.

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