Cumbre Celac, cumbre de paz
La impecable reunión cumbre de la comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en La Habana, Cuba, ha sido una nueva victoria de la paz y un estrepitoso fracaso de los sectores más atrasados de EEUU y sus perritos falderos del continente.
Hasta hace poco era impensable que la isla, sometida al bloqueo estadounidense, anacronismo nefasto de la «guerra fría», fuese anfitriona de un evento internacional de esas características. Si la Celac en sí, liberada de la hegemonía de EEUU y su socio canadiense, representó un alargamiento de pantalones para la región, esta cumbre habanera representa sin duda el relanzamiento de América Latina y el Caribe como actor político, económico, cultural y social en esta etapa compleja de la historia de la humanidad.
La capacidad para reunir a líderes de tan variada extracción política en una región tan amplia en la Patria de José Martí, es una de las fortalezas de esta joven instancia internacional. Al mirar sus deliberaciones por la TV resulta imposible no recordar al Comandante Hugo Chávez, quien fuera impulsor principalísimo de la Celac como parte del sueño bolivariano de una América Latina unida.
Difícil olvidar cómo, allá por el año 2000, durante una visita de Fidel Castro a Venezuela, el líder cubano y Chávez bromeaban sobre la idea de un «Polo de fuerzas» en América Latina, defendida por el venezolano con vehemencia. «Si lo dice Chávez, es verdad» exclamó Fidel.
Nadie podía imaginar que 14 años después el secretario general de la OEA tendría que llegarse hasta La Habana para participar en la Celac.
La voluntad de transitar unidos, aunque con nuestras divergencias marca una diferencia con respecto al siglo XX, como resaltó nuestro presidente Nicolás Maduro, nos encontró divididos. Fue un siglo de invasiones y guerras. Con la unión progresiva de nuestros países no se resolverán de inmediato todos nuestros problemas, pero sí tendremos el camino más despejado para hacerlo. El camino de la paz.
@VillegaspoljakE
