Opinión Internacional

El problema de Cuba

El principal, el determinante, el que tiene que ver con todos los demás, generales y particulares de la sociedad cubana y de todos los cubanos es definir democráticamente qué socialismo queremos.

El 1 de junio del 2008 envié a Granma este escrito. Hasta hoy no lo había publicado en ninguna parte; pero la reciente intervención del Presidente Raúl Castro, señalando que el pueblo de Cuba decidirá que socialismo desea y el reciente artículo publicado en Granma en tres partes: “Socialismo con swing”, del compañero Félix Díaz me han llevado a darlo a conocer.

De nuevo lo reenvío a Granma, en la creencia de que ahora podría publicarlo, atendiendo a que el artículo del “Socialismo con swin” parece ya estar promoviendo la discusión del tema en ese órgano. De paso felicito a Granma por la publicación de ese artículo, que no quiere decir que comparta todo o allí expuesto.

Lo enviado a Granma:

El problema de Cuba. Hoy, el problema principal, el determinante, el que tiene que ver con todos los demás problemas generales y particulares de la sociedad cubana y de todos los cubanos es definir democráticamente qué tipo de socialismo queremos:

1) Seguimos con en el viejo “socialismo de estado», en verdad un capitalismo monopolista de estado -según Lenin- encargado de todo, benefactor y paternalista, donde unos pocos bien intencionados deciden todo, por todos, basado en la propiedad estatal, el trabajo asalariado (propio del capitalismo) y la centralización de la planificación, la acumulación, la retribución del trabajo y el mercado; que hace girar toda la sociedad en torno a los “intereses estatales” y reproduce el viejo estado autoritario, el cual ya ha fracasado en Cuba y llevó a Rusia y a China -por implosión o asimilación- a la restauración capitalista por lo cual todo remiendo, sin cambiarlo en su esencia -las relaciones de producción-, a la larga será en vano, y seguiríamos –pues- en el circulo vicioso “estímulo material-moral-disciplina vs producción” y como hasta ahora, dependeríamos del exterior, siempre estaríamos en crisis o al borde de ella y con la separación natural que genera entre el estado y el pueblo, la insatisfacción popular seguiría creciendo hasta su previsible derrumbe, que para nosotros sería la indeseada anexión, o

2) Avanzamos hacia un nuevo socialismo participativo, democrático y autogestionario, principios tomados del sistema de trabajo de las cooperativas que Marx consideró como el nuevo sistema de relaciones de producción socialistas (1), sustentado en la propiedad o el usufructo de los medios de producción por los colectivos de trabajadores, encargados a su vez de la gestión y planificación democrática de la producción (incluida la elección y rotación de los jefes), el mercado y la distribución equitativa de una parte de las ganancias de cada asociación productiva, una vez descontada la reproducción y el impuesto para gastos sociales generales, donde el centro de toda la actividad social económica y política pasa del estado al ser humano. Esto garantizaría integrar los intereses nacionales, regionales, empresariales y personales, con los de la naturaleza, la estimulación al trabajo y que no haya desvíos ni prebendas.

Sus formas de propiedad principales: la Cooperativa (puestos de acuerdo varios dueños); las Asociaciones Autogestionadas (los trabajadores reciben en propiedad medios de producción, que deben luego amortizar) y las Empresas Cogestionadas (entre los trabajadores y el estado, donde éste mantiene la propiedad y los trabajadores el usufructo y organizan la gestión) encargadas de las ramas estratégicas de la economía. El trabajo por cuenta propia es también autogestionario pues se basa en la auto-administración, la propiedad del productor y no explota trabajo ajeno. No se excluiría la inversión extranjera imprescindible, preferiblemente indirecta, siempre que aporte mercado, tecnología y capital

Estas formas de propiedad tributarían al presupuesto municipal y nacional impuestos progresivos sobre sus ganancias, sin gravar las nuevas inversiones, para formar los presupuestos participativos aprobados democrática y directamente por los ciudadanos y ejecutados por el Poder Popular, a fin de garantizar el desarrollo armónico y proporcional de las ramas y las regiones, y las inversiones sociales. Servicios como la salud y la educación, funcionarían también autogestionariamente, incorporándose algunos a los centros productivos o cobrando al presupuesto nacional o municipal por sus servicios y el pago a sus trabajadores sería repartiéndose parte del ingreso, según cantidad y calidad de trabajo.

Esta noción de Autogestión Socialista, íntimamente relacionada con la concepción militar estratégica de la Guerra de todo el pueblo basada en la defensa del territorio por el propio pueblo uniformado organizado en las Milicias de Tropas Territoriales, es la forma general en que funcionaría el Socialismo del o en el Siglo XXI, participativo, democrático, autogestionario, inclusivo, integracionista y libertario, a fin de lograr la desenajenación paulatina del trabajo y del fetichismo mercantil. El comunismo vendría después. Muchas otras cosas quedarían por esclarecer. Quizás Granma posibilite otras precisiones en futuras ocasiones.

Gracias por su atención. Socialismo por la vida. La Habana, 1 de junio de 2008.

Pedro Campos Santos, licenciado en Historia, jubilado.

(1) Carlos Marx. El Capital, Tomo III. Capítulo XXVII “El Papel del Crédito en la Producción Capitalista)

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