Facilitadores del diálogo
Paso importante el del Gobierno y las FARC al anunciar la participación internacional de España y Noruega en el proceso de paz, bajo la modalidad de facilitación de los diálogos.
El Gobierno y las Farc dieron un paso muy importante, en la dirección correcta, al anunciar la semana anterior que la participación internacional en el proceso de paz se va a concretar –al menos en una primera etapa– dentro de la modalidad de la facilitación del diálogo que efectuarán dos países: España y Noruega.
Ya en la administración Samper se habia propusto que la vinculación de aquellos países interesados en la aclimatación de la paz en Colombia era bienvenida, si atendía a unos criterios previamente establecidos a través de la modalidad de facilitadores del diálogo. De allí se abrió una puerta a la formación de un grupo de países amigos similar a los que funcionarón de manera eficiente en El Salvador y Guatemala. Al final la propuesta fue desestimada por las Farc, al considerar que no hubo consulta previa con el grupo guerrillero.
Más adelante se anunció que tras la salida del Batallón Cazadores de la Zona de Despeje, se crearía una Comisión de Acompañamiento –conformada por colombianos y algunos ciudadanos extranjeros– que nunca entró en funcionamiento. Luego vino el impasse de la Comisión de Verificación cuyo debate congelo las actividades de la mesa de diálogo el año anterior, para llegar a la conclusión de que no se podía solicitar la verificación de algo que no había sido previamente acordado entre las partes. La participación internacional en el proceso de negociación quedo en una especie de limbo.
Sin embargo, en los últimos meses ocurrieron dos hechos importantes para romper dicha inercia: el Secretario General de la ONU designó a un representante especial para Colombia, el diplomático noruego Jan Egeland, y del otro lado, se llevó a cabo el viaje de los negociadores a Europa. La gira abrió la posibilidad de una más directa participación de algunos países europeos en la empresa de la paz. Y al parecer ha dado resultado.
No está de más recordar que según las estadísticas, de los últimos 61 conflictos armados importantes ocurridos en el mundo entre 1989 y 1998, tan sólo tres lo fueron entre Estados y los demás han sido de carácter interno. Los motivos son diversos: confrontaciones étnicas, religiosas, de carácter político o social. En la mayoría de los casos se han presentado violaciones sistemáticas de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, así como la generación de un gran número de desplazados. Además, los países vecinos han visto con preocupación el incremento de los niveles de violencia, pues sienten que los mismos pueden desbordar las fronteras y terminarán por afectarlos. Varias de estas confrontaciones fueron descritas en un reciente informe de El Espectador.
De ahí que la situación de Colombia, con su evidente complejidad y claras diferencias con muchos de ellos, se inserte dentro de la nueva lógica de conflictos que se viven en el mundo. En este caso, como en la mayoría de los que han ocurrido en la última década, ha sido primordial la activa participación de países, organizaciones multilaterales o actores no estatales, dentro de reglas de juego previamente establecidas. Dichos actores pueden colaborar en la búsqueda de la reconciliación nacional y sirven como garantes del cumplimiento de los acuerdos logrados luego de complejos procesos de negociación.
La mediación internacional en conflictos internos, en cualquiera de sus modalidades –desde la facilitación del diálogo hasta la mediación activa– ha sido esencial para terminar con buena parte de los enfrentamientos armados de la posguerra fría.
De momento, el Gobierno y la guerrilla han obrado con buen criterio en sus últimas decisiones, mientras se anuncia la discusión de un urgente cese al fuego, en el que seguramente tendrán un papel preponderante los facilitadores del diálogo. Sus bondades no sólo deberán reforzar el proceso con las Farc sino el que se reinicia ahora con el Eln y en el que será vital la verificación internacional.
