Opinión Internacional

Hayek y la Europa actual

Bruselas (AIPE)- Ahora que Austria preside por seis meses la Unión Europea, controlando así la agenda hasta fines de junio, se invocan los nombres de varios austriacos famosos en un esfuerzo por resolver la actual crisis de confianza. Recientemente, el canciller austriaco Wolfgang Schüssel fue anfitrión de un evento en Salzburgo para deliberar sobre la identidad europea, utilizando a Mozart como ejemplo de alguien que hubiera disfrutado la libertad de la Europa de hoy.

Otros han sugerido que las teorías del sicoanalista Sigmund Freud serían más apropiadas para combatir los actuales traumas europeos. Pero, en realidad, el austriaco más relevante no ha sido mencionado: el filósofo y economista Friedrich Hayek. Es extraño porque la UE en 2006 se parece mucho a la visión de Hayek sobre una Europa unificada.

En un artículo publicado en 1939, “La economía del federalismo intraestatal”, Hayek previó que las fuerzas económicas conducirían a la integración, a medida que se suprimieran las barreras al comercio. Así fue como se desarrolló el mercado común. También predijo que con el tiempo los organismos supranacionales crecerían y haría más difícil que los gobiernos intervinieran las economías. Esto sería una buena noticia para las empresas, las cuales aprovecharían un creciente mercado sin obstáculos, logrando así economías de escala.

La visión de Hayek se parece bastante a la situación actual, especialmente tras la extensión que incluye a diez países excomunistas. Ello ha aumentado la diversidad de puntos de vista dentro de la UE y ha balanceado el corporativismo y estatismo de los viejos miembros, como Francia, Alemania e Italia, con la orientación de libre mercado de los nuevos miembros de Europa central y oriental. Ya notamos tensiones entre los viejos y nuevos miembros sobre el empleo. Los nuevos ejercen presión sobre Alemania y Austria para que permitan el empleo de sus ciudadanos. Estas tensiones seguirán creciendo y harán a la UE más competitiva, presionando salarios y demás costos.

Pero como lo predijo Hayek, todo esto tiende a aumentar la hostilidad hacia el proyecto de la Unión. La principal oposición en Francia al proyecto de Constitución fue de la izquierda que quiso evitar una apertura de la economía francesa y la disminución de la protección social. Los franceses temen que el “plomero polaco” les quite el empleo.

Es una exageración hablar de una crisis en la UE, pero tendrá que afinar su procedimiento de toma de decisiones para enfrentar la planeada incorporación de Rumania, Bulgaria y, más tarde, Croacia. La Constitución contenía medidas para el nombramiento de un ministro europeo de relaciones exteriores y de un presidente del Consejo por cinco años, en lugar de seis meses.

Pero el rechazo de la Constitución en Francia y Holanda les ha dificultado a los políticos aumentar la integración frente a la creciente hostilidad de la gente. Este es el reto que confronta la presidencia austriaca. Un problema es que a muchos franceses se les ha hecho creer que viven en una “Europa social”, donde sus salarios y beneficios serán para siempre protegidos.

Nicolas Sarkozy, quien probablemente reemplazará a Jacques Chirac como presidente de Francia en 2007, tiene lo que en Francia se considera ideas económicas liberales. Su asesor, David Martinon, escribió su tesis universitaria sobre Hayek. Pero no oiremos a los líderes políticos europeos admitir que la UE se parece a la visión de Hayek porque ellos piensan, ante la creciente hostilidad hacia el proyecto europeo, que decir la verdad empeoraría la situación.

(*): Corresponsal de European Information Service y columnista de TCSdaily.com

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