Opinión Internacional

La transición cubana

En este contexto el gobierno cubano adelanta algunos cambios.

A partir del 3 de enero de este año (2014), se permitirá la compra y venta de vehículos, viajar fuera de la isla hasta por dos años, lo cual permitirá la posibilidad de contar con contrato de trabajo en otro país sin perder los beneficios de la ciudadanía, trabajar por cuenta propia sólo en aquellas actividades permitidas por el Estado, eliminación progresiva de la dualidad monetaria entre el peso cubano y el peso convertible.

Esta y otras medidas de flexibilización están enmarcadas en la propuesta de transición para el 2018. La transición estaría apoyándose en las expectativas potenciales de las reservas de petróleo en la isla, en la posibilidad de continuar contando con créditos de los grupos financieros europeos combinado con las “negociaciones” bilaterales que Cuba mantiene con Venezuela y China.

Cuba ha comenzado además abrir canales de comunicación con el mundo capitalista. De allí la decisión de ir levantando poco a poco las regulaciones a las empresas del Estado, al mismo tiempo que la creación de estímulos a la inversión extranjera en la búsqueda de nuevas tecnologías para la producción y el financiamiento.

En relación con la estrategia referida anteriormente, se ha comenzado a construir en el puerto de Mariel un terminal con capacidad para un millón de contenedores anuales operados por PSA una empresa de Singapur. La inversión total prevista para esta obra, es de 957 millones de dólares donde participa la empresa brasileña Odebrecht la cual ha contado con un financiamiento de 682 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) del Gobierno brasileño.

La primera etapa del terminal en Mariel fue inaugurada el 27 de enero de este año (2014) donde asistió la Presidenta del Brasil Dilma Roussef en el marco de II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Este terminal es una de las obras de infraestructura de mayor importancia en la historia de Cuba. El expresidente Lula manifestó en el marco de la inauguración referida que, el presidente cubano Raúl Castro “ha estado tomando decisiones para lograr en Cuba una gran modernización y desarrollo, sólo falta derrumbar el bloqueo (económico y comercial de Estados Unidos) para que Cuba efectivamente pueda desarrollarse a plenitud”.

Esta apreciación del expresidente Lula hace aparecer a Raúl Castro más cerca ideológicamente a la ortodoxia leninista por cuanto sus decisiones lo acercan mucho a la llamada Nueva Política Económica de Lenin, o las cuatro modernizaciones de la economía socialista de mercado de Deng Xiaoping.

El reto político para Raúl Castro estaría en que estas decisiones que ha venido tomando no queden por debajo de las expectativas acumuladas en la población. Este debate está hoy presente en variados sectores de la intelectualidad mundial, pues todo pareciera indicar que la Habana tiene un renovado interés en superar su aislamiento del mundo occidental en un escenario donde el Presidente Obama ha ordenado un repliegue mundial de los EE.UU.

Muchos intelectuales han comenzado a ver la transición cubana como una necesidad de compresión dialéctica, dadas las características económicas predominantes hoy en el mundo.

¿Habrá reparado el liderazgo de la oposición venezolana, en este “pequeñísimo” detalle?

 

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