Opinión Internacional

Movimientos sociales o milicias

Los acontecimientos de Cochabamba, han puesto al descubierto la política del presidente Morales de sustentar su gestión en el gobierno sobre el ‘activismo’ de los llamados ‘movimientos sociales’, a quienes les ha delegado el suficiente poder para que actúen en base a estrategias diligentemente diseñadas por nostálgicos de la revolución bolchevique; un grupo de ideólogos de la izquierda radical, que auspiciosamente se arrimaron al MAS al punto que hoy constituyen el influyente entorno del primer mandatario.

La condición de ‘movimientos sociales’, al que se hace referencia, corresponde al sentido ‘lato’ de la palabra e identifica a ‘minorías activas’ que actúan en calidad de ‘milicias’ combativas del gobierno, verbigracia, la Juntas Vecinales de El Alto, los Regantes de Cochabamba, la Central Obrera Regional, -también de El Alto- y las seis federaciones de Cocaleros del Chapare cochabambino. En realidad estos cuatro grupos de activistas instruidos para bloquear, marchar y apalear, no son otra cosa que copia fiel de los llamados ‘comités de defensa’ de la revolución cubana. No en vano sus dirigentes fueron adiestrados y aleccionados en la isla caribeña.

La actuación en el gobierno de estos ‘sectores sociales’, no hace otra cosa que llevar a la práctica lo que sostuvo Lenin en sus escritos y discursos durante el primer semestre de 1917, cuando planteaba la necesidad de transferir todo el poder a los soviets y donde los bolcheviques eran minoría. Sin embargo Lenin, al igual que hoy Evo, pensaba que su eficiente maquinaria política podía dejar de ser una mera vanguardia revolucionaria y con su penetración en los soviets ganarse el apoyo de la mayoría de la clase obrera y así evitar la guerra civil y controlar de manera incruenta el poder. Tal vez lo de Cochabamba con la acción de los ‘cocaleros’ y ‘regantes’ resulte un malogrado intento de aplicar la táctica bolchevique, dado que sumó 2 muertos a los 23 de la presente gestión de gobierno. Sólo una severa llamada de atención por parte de la comunidad internacional logró frenar la desacertada tentativa gubernamental.

Si bien es cierto que el MAS controla el gobierno, no es menos cierto que al presidente Morales le será difícil imponer un sistema político totalitario, al menos parece así, cuando cuatro de los nueve departamentos afirman que defenderán a ultranza el proceso autonómico y resistirán todo intento de concentrar los poderes constituidos en manos del primer mandatario. Hay que agregar que el MAS, al no conseguir los dos tercios de los miembros de la Asamblea Constituyente, ha perdido una de las batallas más importantes en el ejercicio de la democracia abierta.

Ante estos hechos el gobierno, en actitud desesperada frente a una sociedad que ya empieza a exteriorizar su molestia por la presencia de ‘milicianos’ bloqueando y sitiando ciudades, ha resuelto cambiar de escenario, esta vez se trata de desconocer las reglas de juego eleccionarias y lograr mediante ‘argucias’ legales, mecanismos democráticos para ‘tumbar’ prefectos cuidando, desde luego, que la vorágine de un ‘referéndum revocatorio’ no se lleve en su torbellino al presidente de la República.

El artífice del ingenioso ‘plebiscito revocatorio’, es el vicepresidente García Linera, quien de resultar perdidoso Evo Morales, deberá asumir necesariamente la presidencia de la República. Recordemos que en una entrevista otorgada a la periodista Sandra Mallo, ésta le preguntó si Evo Morales era reemplazable. García Linera respondió que la pregunta era compleja, pero que en términos históricos todo líder es reemplazable, y que en la ‘emancipación de los pueblos’, Evo Morales es ‘sustituible’.

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