Opinión Internacional

Obama impulsa reforma inmigratoria con débil apoyo

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, renovó el jueves su esfuerzo por reformar la inmigración en Estados Unidos, acercándose a los votantes hispanos pese a las posibilidades mínimas de que el Congreso apruebe una legislación sobre el tema este año.

En su discurso, Obama, un demócrata, pidió el apoyo republicano para aprobar una ley que resuelva el problema de la inmigración del país, que tiene 11 millones de inmigrantes ilegales, sin afectar la economía o violar los valores estadounidenses.

Obama ha estado bajo presión para cumplir su promesa de la campaña presidencial del 2008 de reformar las normas de inmigración estadounidense. Una estricta nueva ley en Arizona llevó el asunto al centro del debate público, indignando a los hispanos, que son un importante grupo electoral para los comicios parlamentarios de noviembre.

En una universidad estadounidense, el presidente criticó la ley de Arizona pero no mencionó una posible demanda de su Gobierno para bloquearla antes de que entre en vigencia el 29 de julio. El Departamento de Justicia estadounidense podría presentar una impugnación legal en el corto plazo.

Obama no entregó fechas para aprobar la reforma nacional, pero señaló estar preparado para continuar con el tema si republicanos y demócratas podían trabajar juntos.

«Estoy listo para avanzar, la mayoría de los demócratas están listos para avanzar y creo que la mayoría de los estadounidenses está lista para avanzar», indicó.

«La reforma que le otorga responsabilidad a nuestro sistema de inmigración no puede ser aprobado sin los votos republicanos. Esa es la realidad política y matemática», agregó.

En un gesto al partido opositor, Obama tuvo inusuales palabras de elogio a su antecesor, George W. Bush, calificándolo de valiente por trabajar en una reforma inmigratoria mientras estuvo en su cargo. Su intento no tuvo resultados positivos.

«NO FUNCIONARA»

El discurso de Obama se produjo un día después de que increpara a los republicanos por oponerse a la reforma financiera y aliarse con grandes compañías petroleras, dando nuevos indicios de que la Casa Blanca se prepara para unas elecciones difíciles en otoño.

Se espera ampliamente que en las votaciones de noviembre, los demócratas -que controlan ambas cámaras del Congreso- pierdan varios escaños.

Sin embargo, con la legislación de energía, la reforma financiera y la economía encabezando las prioridades de Obama, es improbable que el mandatario tenga la reforma inmigratoria como la pieza central de su campaña para ayudar a los demócratas a retener el poder.

En mayo, Obama dijo que quería comenzar a trabajar en la reforma inmigratoria este año. El presidente apoya un sistema que le permite a los inmigrantes indocumentados de buen comportamiento pagar una multa, aprender inglés y convertirse en ciudadanos.

También apoya endurecer la seguridad fronteriza y castigar a los empleadores que contratan a trabajadores indocumentados. Obama destacó esos puntos el jueves, y también dijo que el lento sistema para procesar a los inmigrantes legales debía ser arreglado.

«Sin importar cuán decentes son, sin importar sus razones, los 11 millones que rompieron estas leyes deben ser responsabilizados», indicó.

Obama también argumentó en contra de descansar en las fronteras cerradas únicamente para arreglar el problema.

«Existen quienes argumentan que no deberíamos avanzar con ningún otro elemento de reforma hasta que tengamos nuestras fronteras completamente selladas (…) Nuestras fronteras son demasiado vastas para que podamos resolver el problema únicamente con rejas y patrullas fronterizas. No funcionará», declaró el mandatario.

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