Opinión Internacional

Reflexiones

(%=Image(3898650,»R»)%)Desde el domingo 7 de octubre necesito creer y aferrarme a la sabiduría de George Bush y demás Jefes de Estado que apoyan las acciones militares tradicionales contra Afganistán. Ellos están adecuadamente informados, me
digo. Tienen que saber lo que hacen, continúo. Se prepararon y ya anularon
parte de las células terroristas, sigo. Saben que la respuesta tiene que
conducir a la eliminación o neutralización de la capacidad del terrorismo de
lesionar severamente la humanidad entera, insisto. El Presidente Bush tiene
conciencia que su responsabilidad frente a sus gobernados es protegerlos más
que vengar la afrenta, argumento. El Presidente Chirac, quien antes afirmó
que las acciones contra el terrorismo habían de ser adecuadas y efectivas
dijo que conocen los riesgos que conlleva la acción militar pero que mayores
eran los riesgos de no actuar, recalco. Todos ellos conocen su deber de
proteger los inocentes mientras se da caza al lobo, me repito cual letanía.

Sin embargo, hay angustias tercas, que no se van.

No hay bombas solo mata terroristas ni solo mata talibanes. La guerra sin
víctimas civiles aún no se plantea ni en las hipótesis de laboratorio,
aunque estén por verse las innovaciones tecnológicas bélicas. En este
sentido, fueron anunciadas nuevas bombas guiadas por tecnología láser e
infrarroja que pueden penetrar varios metros bajo tierra y luego
explotar-recordemos que en las Malvinas, se utilizó por primera vez en
combate el avión Harriet de despegue vertical así como los cohetes
«térmicos»y en el Golfo los equipos de visión nocturna, ahora muy
mejorados-. Sin contar con los errores como el bombardeo de la Embajada
China en Belgrado, cuando Kosovo y el de la sede de la ONU en Kabul, con
pérdida de 4 civiles afganos, el enemigo hasta podría sembrar civiles en
objetivos supuestamente militares. El Presidente Bush ha insistido en que no
se trata de una guerra santa, ni contra el Islam y ha tenido gestos para
enfatizarlo. Pero no es USA quien puede convocar ni decretar una guerra
santa. ¿Qué va a pasar cuando circulen por el mundo las imágenes de
famélicos afganos que sobrevivieron 20 años de guerra civil y la hambruna
pero cayeron en los ataques que «no son contra Afganistán sino contra el
terrorismo, contra Al Qaeda y contra el régimen talibán?» Es de presumir que
tales imágenes darán, ante los musulmanes, algún soporte a la afirmación de
Osama bin Laden de que el ataque es contra todo el Islam. Ha sido reconocida
la sólida penetración de su organización cuando menos en Indonesia (país que
aloja la mayor concentración de musulmanes), Malasia, Myanmar (conocido en
occidente como Burma o Birmania) y Filipinas. Los musulmanes en el mundo son
1.200 millones, aproximadamente 6 millones de ellos están en USA y 11
millones en Europa. Según datos de los medios, es la segunda religión en
Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, Holanda y España. Otras
informaciones revelan que el incremento de inmigrantes musulmanes a Europa
en las últimas décadas, tiene planteadas tensiones de cuidado. Supongamos
que el 95% de los musulmanes se convence de que las acciones bélicas son
contra el terrorismo y los insensatos que los cobijan, pero un 5% se llena
de ira contra los infieles. Estaríamos hablando de 60 millones de seres.

Supongamos que sólo la mitad se siente soldado defensor de la fe ante los
infieles, aún podríamos estar frente a 30 millones de activistas. Quizá el
lanzamiento de alimentos y medicinas tenga algún efecto neutralizador si se
hace a una escala significativa. La Casa Blanca informó que el primer día se
había lanzado ayuda humanitaria suficiente para 37.500 personas. Esas
cantidades son insignificantes y no representan paliativo alguno. Antes
bien, podrían causar fricciones entre el inmenso número de hambrientos. El
día después de las primeras 6 horas de ataques con misiles crucero a 30
objetivos precisos, las reacciones en Pakistán cobraron un muerto y varios
heridos. La ira popular incendió la sede de ACNUR (Agencia de la ONU para
los refugiados). Esto a pesar de que del lado Afgano se habló de 20 bajas
civiles, apenas, y mientras voceros de Washington explicaban que no todo es
misiles cruceros muy precisos, pues también están los bombarderos.

De manera reiterada se ha estimado en 60, los países dónde estarían
presentes células de Al Qaeda (sin contar con posibles consorciados del
terror), presumiblemente esperando el momento oportuno para actuar.

Mantengamos un razonable optimismo en que sólo la mitad encuentra
condiciones para movilizarse y que su «performance» será sólo del 50% (el 11
se setiembre fue de 100% en cuanto al secuestro de aviones y el 75% en el
alcance de los objetivos); podríamos tener actos terroristas en unos 15
países. Luego de los ataques, analistas estimaron en 100% las probabilidades
de nuevas acciones terroristas en USA, semanas atrás el Presidente Bush
había expresado que el enemigo está en casa, y el país está en máxima
alerta. Por cierto que las informaciones señalan medidas extremas de
seguridad en aeropuertos y edificios oficiales pero si la guerra en su
trayectoria sacrifica víctimas civiles inocentes, el terrorismo suele
dirigirse o al menos incluir deliberadamente en sus blancos a la población
civil, procura víctimas inocentes. Las torres gemelas fueron una muestra,
así que hoteles, estadios deportivos y cualquier otro lugar de concentración
de población civil son potenciales objetivos del terrorismo. Se sabe de
vínculos estrechos de Al Qaeda con organizaciones tales como Lashkar Jihad
en Indonesia, Frente de Liberación Moro Islámico en Malasia y el movimiento
separatista Abu Sayyaf en Filipinas, supuestamente financiado por bin Laden.

Las investigaciones continúan encontrando nexos con otros grupos en multitud
de países como Alemania, donde se identificó una organización constituida
luego de la guerra del Golfo, para destruir edificaciones emblemáticas en
occidente. La mención que hizo bin Laden en su aparición televisiva grabada,
el domingo 8, a que no se repetirá lo que ocurrió en Granada, pudiera
sugerir acciones terroristas en el reino de España. Está claro que se dejará
sentir el conflicto entre libertad y seguridad, adelantado por el Gobernador
de Nueva York poco después de los crímenes terroristas allí, en Washington y
en Filadelfia.

Luego del 1109, los medios reportaron que Osama bin Laden, además de negar
su autoría, afirmó tener armas químicas. Tampoco puede descartarse la
posesión de armas biológicas y nucleares. En la década pasada, fue destacada
la ausencia de control de las armas nucleares de la ex Unión Soviética. Un
experto que investigó aquellos años un robo, concluyó que en Rusia hasta las
papas estaban más cuidadas que las armas nucleares. En noviembre del 97, el
entonces Secretario de Defensa de USA, William Cohen, presentó, en rueda de
prensa, un informe del Pentágono titulado «Proliferación: amenaza y
respuesta», advirtiendo sobre el creciente peligro del uso de armas químicas
y biológicas por grupos terroristas. Un informe británico de la misma época,
reveló que Irak podía producir misiles con ojivas químicas o biológicas. El
entonces Canciller británico Cook, expresó en TV que Hussein producía
grandes cantidades de ántrax, considerado fatal en el 80% de los casos – que
se sospecha viene de detectarse en Miami-. Aparentemente se denominó
«Exercise Misty Scene» (Escenario Brumoso) el plan de emergencia elaborado a
raíz del uso de gas serin por terroristas en el metro de Tokio en 1.995.

Ciertamente, el éxito antiterrorista pasa por eliminar sus guaridas y hacer
que cesen los apoyos de gobiernos pero ¿es una expectativa razonable asumir
que los ataques de USA encontrarán los integrantes de Al Qaeda en sus
campamentos y madrigueras? Puede ser, pues según la oposición afgana, se
esconde en la montañosa provincia de Oruzgán, al oeste de Kabul y sus
fuerzas están cerca de Mazar i Sharif. Suponemos, además, que en el proceso
de evaluar las opciones de respuesta abundaron los ejercicios sobre la
estrategia integral de los criminales, incluidas las posibles tácticas post
1109, pero cuesta imaginar que quienes se han revelado macabramente aptos
para planificar, organizar, coordinar, calibrar y ejecutar tan complejas
operaciones criminales, se sienten a esperar que el gigante herido los
encuentre en sus cuevas saboreando la sangre de inocentes así como el golpe
y la humillación infringidos a su enemigo. ¿Qué rangos tiene la expectativa
de encontrar a bin Laden o la contribución de estas acciones militares a
neutralizarlo? ¿Cuál es el saldo realista en el análisis de la relación
costos/ beneficio de las acciones militares iniciadas? La eliminación del
centro de gravedad del enemigo es indispensable al triunfo pero ¿hasta dónde
el terrorismo tiene centro de gravedad y éste está en Afganistán, indudable
guarida de la pandilla más poderosa, conocida? Hasta la fecha ningún afgano
ha sido directamente relacionado con acción terrorista alguna contra
occidente y los atacantes podrían haber recibido ayuda de Irak, Irán,
Argelia y Siria, sin mencionar el apoyo interno en USA. Se citan varios
países que apoyan otros grupos terroristas de la región. En ciertos
reportajes se asegura que los autores de las mayores acciones terroristas
contra occidente, en años recientes, tienen en común su apego al wahhabismo,
versión rígida y puritana del Islam. Osama bin Laden sostuvo que si moría,
200 lo sustituirían, se atribuyó al Presidente Bush la afirmación de que la
lucha contra el terrorismo continuará después de ObL y se insiste en que
será una campaña de años. Ello es sólo lógico porque, aunque las
peculiaridades y atrocidad de los crímenes del 1109 no tienen parangón,
Alemania venció a setiembre negro en dura contienda, Italia ha sido blanco
de numerosos actos de terrorismo, en Irlanda del Norte aún se acude al
terrorismo, España libra una batalla larga y dolorosa contra los etarra, Sri
Lanka padece en solitario los tigres tamiles y USA tuvo su doméstico Timothy
Mc Veigh, para mencionar algunas de las múltiples otras caras veladas del
terrorismo.

Se afirma que las cuevas de los terroristas están repletas de drogas, lo que
es concebible toda vez que el comercio de la droga bien pudiese tener algún
grado de connivencia pues al cierre de 1.998 Afganistán suministraba
alrededor de la mitad del opio en el planeta y se estimaba de esa
procedencia, el 40% de la heroína consumida en Europa. A fin del mismo año,
el Programa de Naciones Unidas para el Control Internacional de Drogas logró
un acuerdo con los talibanes según el cual éstos se comprometieron a
destruir, luego de la siguiente cosecha, todo nuevo cultivo de opio. Los
expertos del PNUCID estimaron, entonces, su total erradicación para el año
2.007. No conozco la ejecución y presente situación de este acuerdo pero es
de suponer que las investigaciones también apunten ese poderoso e
inescrupuloso sector, en razón de la máxima significación de USA como
mercado consumidor de drogas.

Varios gobiernos de la región, conocidos en occidente como moderados y
aliados de USA, tales como Arabia Saudita, el país más rico de la región y
Egipto, el más poblado, tienen un precario soporte popular y, en caso de
reacciones virulentas de la población, corren el riesgo de ser sustituidos
por otros más radicales. Se dice que el gobierno de Mubarak, se ha
convertido en un régimen policial, de represión política que encarcela los
más leves críticos y que estaría empujando la oposición al extremismo. Se
asegura que las huestes de bin Laden, estimadas en 5.000, tienen un
considerable componente de sauditas, su país de origen e igualmente las
donaciones que recibe. Se mencionó, concretamente, una supuesta cuenta en
Kuwait con donaciones en el orden de US $ 300 millones al año,
mayoritariamente de procedencia saudí. También se destaca que en ese país
hay varios campos de entrenamiento de soldados de la fe pues el apoyo a un
resurgimiento religioso radical en el mundo árabe habría sido una estrategia
desde el poder para compensar la falta de legitimidad durante las dos
últimas décadas, las acusaciones de corrupción así como los cuestionamientos
a su alianza con USA y sobre su manejo del país. Tal estrategia de auspiciar
y exportar el fanatismo religioso estaría resultando un boomerang. Irán, por
su parte, desde 1.979 promueve la implantación de gobiernos fundamentalistas
en la región. En cuanto a Pakistán, ahora perdonado, recordemos que el
actual Presidente accesó al poder mediante un golpe de Estado que el
eventual descontento podría reeditar, pero en su contra. Un elemento de
consideración es que, en cierto modo, los habitantes de la región y los
musulmanes en particular, tienen pendiente la decisión de modernizarse o no.

Para ellos, en general, modernizarse significa occidentalizarse, lo que
tiene connotaciones que enfrentan preceptos religiosos conforme a
interpretaciones del Corán que, puede decirse, no han variado desde la edad
media. Observadores destacan que países como Jordania, Marruecos, Omán y
Quatar, tienen una mejor salud política y que hay muy pocos terroristas de
esas nacionalidades. Tales países son más tolerantes, están transitando, si
bien muy despacio, hacia la modernización, flexibilizando el aparato
policial, abrieron algunos espacios políticos y civiles y están tratando de
demostrar que el Islam es compatible con la modernidad.

La previsible ola de refugiados afganos puede incrementar el riesgo de
desestabilización en la región. Kofi Anan, Secretario General de la ONU
ilustró la cuestión llamándola «bomba humana» explosiva para la región. La
Organización Mundial de la Salud alertó sobre una posible emergencia
sanitaria por la eventual propagación de epidemias, citando el cólera, el
sarampión y la malaria.

El apoyo de USA es para sus estrategas la explicación del fracaso ruso
contra los talibanes en Akganistán luego de 9 años de invasión, iniciados en
1979, y la diferencia presente forma parte de los fundamentos para prever el
triunfo militar de USA. Analistas afirman que el abandono post ocupación
soviética por parte de USA, es un resentimiento de los talibanes que bin
Laden ha sabido explotar. También los sauditas, cuyo régimen es acusado de
traidor por Osama bin Laden, enviaron, entonces, dinero a los «mujadehin» y
glorificaron su causa, reportó, igualmente, un semanario. En cualquier caso,
el invierno se avecina y es lógico presumir mayor capacidad de resistencia
por parte de los afganos que de los eventuales contingentes militares de
USA. Vale la pena recordar que en Kosovo los bombarderos demoraron casi 3
meses en alcanzar, aparentemente, el propósito.

La situación en Afganistán puede tener incidencia en el conflicto sobre
Cachemira, ya crónico, entre Pakistán e India, donde habita la segunda mayor
concentración de musulmanes. Ambos países poseen recursos nucleares.

Ocurrían las primeras horas de ataques, cuando se anunció que el Secretario
de Estado, Colin Powell salía en misión a una y a otra nación.

Mientras las autoridades palestinas han optado, hasta ahora, por el silencio
en relación con los ataques, los grupos extremistas han expresado su
satisfacción por el acercamiento de Osama bin Laden, porque éste haya,
recientemente, colocado la causa palestina en el centro de sus motivaciones.

La falta de entendimiento entre Israel y las instancias oficiales palestinas
podría tener, ahora, más graves consecuencias.

No está claro que el apoyo de USA a la Alianza del Norte sea compartido por
sus aliados. El Reino Unido y Pakistán, por ejemplo, no parecen estar de
acuerdo y son varios los antecedentes de USA como criador de cuervos. De
allí que se esté promocionando al anciano rey, exiliado en Italia. Algunas
informaciones señalan que la Alianza del Norte es una entelequia y que se
había encomendado a Rusia fortalecerla, lo que habría ofendido este aliado.

Se escuchan especulaciones sobre la verdadera causa de la reciente explosión
de un avión de ese país.

Es más que comprensible que el dolor, el desconcierto, la presión interna y
la necesidad de fortalecer la confianza de la ciudadanía pudieran haber
inducido, en el plano inmediato al Presidente Bush a una muestra efectista
del poderío militar de USA. Así, a pesar de haber quedado demostrado que el
poder militar, económico y político de una nación no es garantía ni medida
de su seguridad y aunque hasta la saciedad se dice que es un conflicto
distinto, una amenaza inédita y un enemigo diferente, se anunció la guerra
contra Afganistán, se publicitaron preparativos y allá fue el herraje bélico
tradicional, los inmensos portaaviones, las nubes de aviones, los
movimientos preparatorios de masivas incursiones terrestres, las
negociaciones conminatorias con países que harán de puente. -Recordemos que
Afganistán no tiene costa por lo que la colaboración de los países
limítrofes se hace más importante- Se sucedieron las advertencias en caso de
no entregar a Osama bin Laden. Es posible que el despliegue persiguiese el
propósito de amedrentar el régimen talibán para obtener la entrega del
acusado de artífice de los criminales actos masivos del 1109 pero ¿qué puede
asustar a quienes están dispuestos a entregar la vida de los suyos y hasta
la propia vida? Esa ausencia de límites es, frente al enemigo, una
fortaleza. Una vez publicitado el despliegue del poderío bélico y
pronunciadas las advertencias sin resultado, ya no hubo marcha atrás.

Que el terrorismo acecha a la humanidad entera es evidente. Por ello parece
procedente precaver desaciertos y subestimaciones. Hasta el domingo 7 quise
creer que el contraataque colocaría en segundo plano la guerra tradicional,
las operaciones militares abiertas con misiles, bombardeos y similares
contra Afganistán, para privilegiar las operaciones militares encubiertas,
el desmontaje de las células terroristas país a país o al menos anticipar la
desarticulación de la red de recursos financieros; las gestiones y presiones
diplomáticas para eliminar las guaridas alternativas, fortalecer los códigos
de comunicación con los habitantes de la región, entre otras acciones. El
Secretario de Defensa de USA anunció la continuación de las acciones de esta
naturaleza, ya en curso.

Pero si las angustias son tercas más lo es la esperanza.

Si yo tuviere acceso a Kofi Anan le sugeriría hacer de la ONU la iniciativa
de motorizar y coordinar, con urgencia, una alianza de las instituciones que
investigan y promueven la paz, con las iglesias y credos de mayor peso en el
planeta para que, en conjunto, identifiquen y pongan de relieve los
elementos en común y los matices compatibles, revisen la interpretación de
los textos religiosos, desarrollen códigos de comunicación para el diálogo
y, con todo ello, produzcan una caja de herramientas para el entendimiento,
la tolerancia y el respeto recíproco, ineludibles caminos de la paz
planetaria, hoy más, porque las asimetrías de poder militar no anulan
capacidades destructivas ni son antídoto contra fanatismos.

El Presidente Putin, de Rusia, dijo en Alemania que «todos somos culpables,
sobre todo los políticos que no supimos comprender el mundo post guerra
fría». En efecto, finalizada ésta, parecía lógico augurar una humanidad más
armoniosa en su funcionamiento y más positiva en la resolución de sus
conflictos pero desaparecida la paz del temor se multiplicaron las
incertidumbres, explotaron y se desarrollaron los conflictos y tensiones
regionales y locales. El terrorismo pretende sustituir aquel equilibrio del
temor por un desequilibrio del terror. Pero las grandes transformaciones han
sido presididas por convulsiones por lo que podemos aspirar que también así
sea en esta ocasión.

La ONU luce, hoy, más relegada, minimizada e inoperante que antes pero quizá
la imperiosa necesidad de aliados y apoyos por parte de USA, sea ocasión
para que esta gran nación reevalúe la unipolaridad y haga una decisiva
contribución al resurgimiento de la ONU como instancia de entendimiento
entre los miembros de este equipo único y diverso que es la humanidad.

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