Opinión Internacional

Señales del camino al 11-S

El aniversario de una tragedia como la del 11 de septiembre de 2001 debería dedicarse al recuerdo de sus más de 4 mil víctimas directas y otros miles de afectados de por vida, y sin embargo, muchos sucumben a la tentación de apuntar críticas, justamente en esa fecha, contra las estrategias de la administración Bush que en Irak, hace obvia su tergiversación de objetivos en la lucha contra el terrorismo.

Efectivamente, el 11-S, y los posteriores atentados de Madrid, Londres y ciudades de todos los continentes del planeta, reflejan en buena medida las consecuencias de las políticas erráticas, hegemónicas e insensatas de Estados Unidos en el Medio Oriente y otras naciones musulmanas, pero, sobre todo, revelan la cultura de odio y exaltación a la muerte de una ideología fascista – camuflada en velos religiosos – que nació contra regímenes corruptos y represivos de países musulmanes herederos del colonialismo europeo desde el norte de África hasta el Lejano Oriente.

En una de las obras más leídas en escuelas de adoctrinamiento islamista que inspira a acciones como las del 11-S, está escrita la siguiente afirmación: “La salvación exige una operación de resurrección (islámica que) será seguida más temprano o más tarde por la toma de dirección del destino del mundo»…»El Islam está destinado a todo el género humano: su campo de acción es la Tierra, toda la Tierra» en una República Islámica Universal, bajo los efluvios de autoridades religiosas encubiertas por el secreto”. La cita es del libro “Señales del Camino” escrito en 1964 por Sayyid Qutb, uno de los principales líderes de la organización “Hermandad Musulmana”, fundada en Egipto en 1928.

Sayyid Qutb, quien se autoproclamó el intérprete del fundador de la “Hermandad Musulmana”, Hasan al-Bana, propuso la restauración de un imperio islámico basado en el Corán que guiaría al mundo entero a vivir bajo las reglas de Alá, y ambos son los referentes principales de la concepción de Bin Laden y demás jeques – sunitas y chiítas – que llaman a una guerra santa y apocalíptica del Islam contra Occidente. En ese entonces, Israel no existía y Estados Unidos era un lejano país que se oponía al imperialismo británico y francés en el Medio Oriente.

Estos son algunos datos necesarios y preocupantes para quienes culpan a un presidente ambicioso y arrogante como Bush, de todos los males del mundo.

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