Opinión Nacional

Altruismo: la fórmula para la destrucción de la sociedad

Recall the powerful line in the book of Isaiah

denouncing those who “grind the faces of

the poor”. I think of UJA fundraising as

grinding the faces of the rich, and although that may

or may not be nice, it certainly seems right.

On Humanitarianism by Michael Walzer.

“La comedia trágica de la historia humana es que en cualquiera de los altares que erigió el hombre, siempre fue el hombre el inmolado y el animal el alabado […] Siempre se alababa el instinto y la fuerza.” Estas son palabras de John Galt, personaje creado por Ayn Rand para su novela La rebelión de Atlas y ahí se resume la desgracia que nos ha acompañado a lo largo de los tiempos como seres humanos. Los griegos ya hacían la diferenciación – que hoy en día parece desconocerse incluso sin vergüenza alguna – entre doxa y episteme. La doxa es el conocimiento que se obtiene cuando el primer impacto de realidad acaece en el individuo y no se reflexiona, solo crea una sensación, un instinto. Luego, episteme es el conocimiento que se obtiene después de una rigurosa reflexión, es decir, es cuando el individuo hace uso de la única herramienta que tiene para sobrevivir: su mente y la razón.

No obstante, todos los impulsos de la humanidad han sido por favorecer al instinto y la fuerza para desfavorecer a la razón como fría, calculadora y egoísta. Hoy en día, esta falta de reflexión y razón han procurado la existencia de una nueva tendencia: el humanitarismo. Se entiende que está fundamentado en el altruismo como base moral, ya que se impulsa a los individuos al deber de ayudarse mutuamente y de practicar la benevolencia, es decir, el argumento moral de la existencia se basa en hacer feliz al otro. Por lo tanto, el humanitarismo es un deber de todo individuo para con el prójimo. Ahora bien, ¿Es realmente el humanitarismo un imperativo moral? ¿Es un acto de justicia? ¿Está el humanitarismo basado realmente en el respeto a la libertad del individuo?

El humanitarismo no es un acto volitivo, porque no respeta la libertad del individuo. El que no practica el humanitarismo está condenado al desprecio social por egoísta e insensible, siendo así que la coerción social doblega los propios intereses de un individuo que –por motivos propios y en derecho del ejercicio de su libertad- no se presta al altruismo irreflexivo. La libertad que se viola es la de no querer sacrificarse por el otro, es decir, es la de no querer poner los intereses ajenos por encima de los propios.

Por otro lado, cuando se practica el altruismo por parte de los Estados, no hay que olvidar que se hace con una riqueza que no es del Estado, sino de aquellos individuos que han sufrido la imposición de un impuesto por parte de este. Por ello, el altruismo de Estado debería primero consultar a sus ciudadanos si prefieren mejorar su calidad de vida o la de otros en otros Estados. Lo importante es que al final el altruismo, sea individual o Estatal es una práctica coercitiva contra la libertad del individuo que se opone a ella. 

El argumento moral de los defensores del altruismo y, por consecuencia, del humanitarismo, es que si es un imperativo moral, porque la riqueza de uno le pertenece a la comunidad política, ya que esta la hace posible. En pocas palabras, se está argumentando que es justo quitarle al que produce en una sociedad, porque esta hace posible la actividad económica y, por lo tanto, la propiedad es posterior a la sociedad. Para terminar, para caer en la falacia del argumento de autoridad, se nombra a Marx cuando dice en su crítica al proyecto de Gotha que la repartición de la riqueza debe ser “de cada uno de acuerdo a sus posibilidades, para cada uno de acuerdo a sus necesidades”.  Esto es una aberración, ya que se traduce así: dar es una obligación y recibir del esfuerzo del otro es justo.

Realmente, la actividad económica y la propiedad son los que le dan vida a la sociedad, ya que esta nace con una sola función: la protección de ellas. Dado que la sociedad sólo nace para favorecer a la propiedad y la actividad económica, ¿Cómo es posible que la vaya a desfavorecer? La fórmula del altruismo lo que propone es el cómo distribuir, pero no el cómo producir, es decir, el altruismo es la fórmula para la destrucción de la sociedad y el procurar de la pobreza. Por lo tanto, no existe ningún imperativo moral para el humanitarismo, ya que la sociedad no tiene un derecho sobre la riqueza de sus individuos y no lo tiene porque no es la fuente de ellos. La única fuente de la creación de la riqueza es el trabajo y el altruismo se empeña en saltarse ese paso. Recibir del esfuerzo del otro sin dar nada a cambio es injusto e inmoral.

Finalmente, la crítica que proviene desde la misma izquierda es que estas contribuciones fomentadas por el altruismo dan una posición de poder a los que pueden hacerlas, que al final, son los que tienen más riqueza, dando así más poder a los que ya lo tienen y debilitando más a los que menos tienen. A razón de ello, la inocente solución que proponen es la creación de un Estado de bienestar que haga la distribución de la riqueza de los que si la producen.

Lo que realmente se estaría haciendo es institucionalizando el robo y la esclavitud moderna de los individuos bajo el Estado, porque nunca un ente de poder puede ser imparcial y contener la suficiente información para distribuir de acuerdo a las necesidades de cada uno la riqueza, eso es simplemente utópico. Por supuesto, no mencionando que los que producen dejarían de producir y tendríamos una sociedad de individuos débiles dependientes de un Estado omnipotente. En virtud de ello, el altruismo y el humanitarismo creado en consecuencia, no es nada más que un impulso irreflexivo, puramente emocional, que no encuentra un sustento filosófico, moral o económico que lo haga posible y, por lo tanto, existir.

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