Opinión Nacional

Chávez: ¿presidente vitalicio?

Esta vez fue mas preciso; alarmantemente preciso. Ya en otra oportunidad había dicho que el propósito de su revolución era sustituir la falsa democracia liberal, burguesa, representativa, por no sabíamos qué exactamente en aquel entonces. Ganadas las elecciones últimas, se trató de la revolución socialista y su lema “patria, socialismo o muerte” y la profundización de la prédica contra el capitalismo, el imperialismo y la oligarquía. Luego vino el cierre sumario, arbitrario y discrecional de RCTV, sin que mediara juicio o decisión de algún tribunal acerca de los delitos que el presidente le imputaba al canal. Repentinamente pospuso la reforma constitucional, cuyos preavisos incluían la reelección indefinida y una amenaza de cambio en el status de gobernadores y alcaldes, hasta llegar a la amenaza presidencial a la autonomía universitaria. Todo esto y más provocaron el reclamo estudiantil de libertad, a la que replicó con una manifestación roja el sábado 2 de junio.

Pues bien, allí le dio por Gramsci, recurriendo a la masacre que del ilustre italiano hicieron los resumidores de textos que laboran para Miraflores. Ahora resulta que los grandes logros civilizatorios de la humanidad en materia de obtención, distribución y ejercicio del poder -la alternancia, la división del poder y la representación- son, dicho textualmente por Chávez, “mentiras de la burguesía”. Es decir, Chávez no cree en ellas.

Esta es una postura de mucha monta como para dejarla pasar desapercibida. Estos tres principios fundamentan todas las Constituciones democráticas del mundo, incluida la vigente venezolana. Al considerarlos “mentiras de la burguesía”, Chávez se está colocando de espalda a la Constitución, a la que por cierto ha dejado de recurrir últimamente. Montesquieu, al que tanto citaba en un pasado reciente, quedó enterrado por el presidente el sábado en cuestión, por ser autor de la mentira que fundamenta el poder de la burguesía, la oligarquía y el imperio. Esto en boca de cualquier otro ciudadano es un disparate evidente; en boca de Chávez es asunto de alta gravedad.

¿Que la división del poder era una caricatura grotesca en la Venezuela de hoy?¿Que la representación le había cedido el paso al ejercicio autoritario del poder, disfrazado con la patraña de “Con Chávez manda el pueblo” o la mas reciente de “Chávez es el pueblo”? Ya nos habíamos dado cuenta.

Pero este asunto de la alternancia como principio mentiroso lo desborda todo. Porque ya no se trata de la objetable reelección indefinida, pero elección al fin entre competidores. Ahora es que Chávez ha dicho que no cree siquiera en la posibilidad de ser sustituido. De eso trata en el fondo la alternancia, el mayor de los principios democráticos, de la posibilidad de los ciudadanos de ratificar o sustituir a su gobernante. Y eso para Chávez es un principio “mentiroso”. Su contrario es la no alternancia como principio. O sea, la presidencia vitalicia. Presidente, usted lo dijo; si lo mantiene, asuma de una buena vez que no cree en la democracia.

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