Opinión Nacional

Chávez y el Neonazismo

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Fernando Mires, uno de los intelectuales chilenos más claros del tiempo actual, envía un mensaje a sus amigos y corresponsales en el que nos hace ver que Hans Dieterich, “el creador del Socialismo del Siglo XXI” y tan mentor de Chávez como el difunto neofascista Norberto Ceresole, no es simplemente fascista, sino mucho peor, un Neonazi, tan Neonazi como esos que se rapan la cabeza y matan en Europa a seres humanos por el color de la piel. Y tiene razón. Para verificarlo basta con leer uno de los artículos del tal Dieterich recientemente publicados: “La derrota estratégica de Uribe, Bush e Israel en la frontera del Ecuador”, publicado el jueves 17 de abril de 2008. Según el germánico guía del führer tropical, una conspiración gringa obligó a los ecuatorianos a desperdiciar el éxito de sus tropas contra Perú, hace unos años, porque “Washington había decidido cambiar el centro de gravitación de las FFAA hacía la frontera con Colombia. Allá debían ser el yunque contra el cual el martillo de las Fuerzas Armadas colombianas-estadounidenses-israelíes iba a hacer volar en pedazos a las FARC y al ELN”. ¿Qué tiene que ver Israel en ese lío exclusivamente neomundista? Los judíos, según los nazis, siempre tienen la culpa, y por eso había que matarlos a todos. La “solución final”. Más adelante habla de “Triple Alianza del Terrorismo de Estado colombo-estadounidense-israelí” que “mató impunemente al “enlace diplomático de Francia, Venezuela y Ecuador, Raúl Reyes”. Otra vez los judíos, y ahora resulta que el N° 2, posiblemente N° 1, de las fuerzas terroristas que dañan a Colombia y a sus vecinos era un inocente “enlace diplomático” que actuaba de buena fe. Hay allí, claramente, una influencia goebbeliana en aquello del uso sostenido de la mentira que llega a parecer verdad. Nazi otra vez. Habla también de un “segundo clavo en el ataúd del proyecto terrorista de Washington, Bogotá y Tel Aviv”, y hasta de un tercer clavo de la “Santa Alianza terrorista”, que es nada menos que “la aparición de un extraordinario talento político en la escena latinoamericana: el Presidente Rafael Correa”, a quien atribuye la capacidad de destruir “la Quinta Columna de Washington-Bogotá-Tel Aviv” (en lo que ignora que la capital de Israel es Jerusalén). Y no cabe menos que preguntarse, por Dios, ¿qué tienen que ver los judíos con ese conflicto, o con Correa, que públicamente ha defendido la actividad de las “mulas” en el traslado de drogas hacia los países desarrollados? El final del texto de Dieterich es un decimonónico canto patriotero: “Contemplando la infranqueable Cordillera desde el campamento del Plumerillo, en 1817, un soldado comentó al General San Martín que parecía imposible cruzar los Andes. El Libertador le contestó: ‘¡La montaña se va a abrir!’. Este es el momento actual de la Patria Grande.” (Aquí: fanfarria, y cantar “Die Fahne Hoch. Die Reihen dicht geschlossen! SA marschiert Mit ruhig festem Schritt: Kam’raden, die Rotfront Und Reaktion erschossen…”, a dos voces, voces oscuras las dos). Un remate digno de la pluma de ganso de Goebbels. Esos son los grandes amigos del teniente coronel Chávez, que debe soñar con verse acamado con rítmicos “Sieg Heil, Sieg Heil!” mientras mira a lontananza con el brazo y la mano derechos estirados, palma hacia los aclamadores, y el izquierdo, el del brazalete rojo con la cruz gamada bien pegado al cuerpo, mientras en el horizonte el humo de las chimeneas, de los hornos crematorios, atempera la luz del sol tropical. “Sieg Heil, Sieg Heil, Sieg Heil!”

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