Opinión Nacional

Cipriano Castro y el petróleo

Al cumplirse el centenario de la promulgación por el General Juan Vicente Gómez de la primera Ley de Hidrocarburos de 1920 (durante el ejercicio del Dr. Gumersindo Torres como ministro de Fomento), es necesario recordar los antecedentes de esta histórica decisión, comenzando por la primera reglamentación de la explotación petrolera emitida por el presidente Cipriano Castro (1899-1908).

Las relaciones de Venezuela con Norteamérica y Europa durante la dictadura del general Castro se descompusieron por múltiples razones. El temperamento impulsivo del dictador tachirense fue una de ellas. El desmejoramiento tuvo lugar a pesar de las relaciones básicamente amistosas, con marchas y contramarchas, que se desarrollaron durante el siglo XIX. Durante la última década, se estrecharon los lazos con los Estados Unidos, cuando el presidente Grover Cleveland brindó total apoyo a Venezuela, en 1895, en su disputa con el Reino Unido por el rescate de la soberanía nacional sobre la Guayana Esequiba y emitió un ultimátum al Imperio Británico.

El académico de la Historia y diplomático, Simón Alberto Consalvi, explica que, a finales del siglo XIX, se había operado una modificación considerable en las relaciones económicas internacionales de Venezuela: “la relación económica con el mundo exterior, desde 1830, se había orientado hacia Europa. Ingleses, franceses, italianos, pero sobre todo alemanes, se establecieron en Maracaibo, y desde allí negociaban con los productos andinos, estableciendo fuertes vínculos…La demanda de café en los Estados Unidos determinó que se fuera convirtiendo con relativa rapidez en el principal mercado de Venezuela.”

Con Cipriano Castro comienza la etapa de regulación legal del petróleo propiamente dicho por parte del Estado. El 23 de enero de 1904, el general andino promulgó una reforma del Condigo de Minas (que databa de 1854 con varias reformas). La palabra petróleo apareció por primera vez en la legislación venezolana. El 21 de junio, el Ministerio de Fomento (despacho del ramo), emitió la primera reglamentación relativa a la “adquisición y explotación de las minas de asfalto, petróleo, betún, brea bituminosa y sustancias semejantes,” apunta el también académico de la Ingeniería y geólogo, Aníbal R. Martínez. El 14 de agosto, Castro firmó el ejecútese a una Ley de Minas y el 23 de febrero de 1906, a su Reglamento.

En la reforma del Código de Minas el caudillo de Capacho se subrogó la potestad de otorgar y administrar las concesiones de minas e hidrocarburos sin la aprobación del Congreso Nacional; hecho que abrió un cúmulo de problemas indeseables que en el futuro mancharían, salvo excepciones, la legitimidad del régimen de concesiones. El 4 de febrero de 1904, previa declaración de caducidad de 293 concesiones mineras y 17 contratos de minas, el general Castro procedió a adjudicar poco más de quince (15) concesiones petroleras y contratos de asfalto y otros combustibles naturales, ajustadas a Derecho sí; pero favoreciendo básicamente a sus amigos y áulicos políticos, quienes las cedían a empresas internacionales con el capital, la competencia y las destrezas técnicas para operarlas. 

Durante la dictadura castrista el desempeño económico de Venezuela fue pobre. La economía venezolana era predominantemente agropecuaria. En los años pico de producción (1899 y 1905), la agricultura y la cría representaron en promedio el 60% del producto nacional (aproximación al PIB; Baptista, 2006). El valor del producto nacional total (aproximación al PIB) era de sólo US$ 321 millones de bolívares en 1899, a precios de 1936. Bajó a $ 305 millones en 1901 y se recuperó un poco, a $ 345 millones en 1908. El petróleo todavía estaba lejos de convertirse en el principal sector de la economía nacional.

En nuestra próxima entrega nos referiremos a la política petrolera implantada por el General Juan Vicente Gómez durante sus 27 años de gobierno (1908-1935).

@lxgrisanti

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