Civil contra Militar
La contienda electoral presidencial ofrece la característica de enfrentar a un civil contra un militar.
Actualmente, sin que podamos catalogar al gobierno de militarista, comprobamos la presencia exagerada de uniformados activos y retirados en funciones de gobernadores, ministros y presidentes de instituciones y empresas. Provienen de las filas castrenses desde donde algunos de ellos acompañaron al candidadto militar en sus intentonas golpistas del año 1992. Fueron escogidos no por su capacidad sino por su fidelidad. Sí eso es ahora, como será si el teniente coronel lograra reelegirse.
Para muestra adicional vemos como los partidarios del candidato militar están organizados en pelotones y batallones, marchan uniformados entonando cantos de guerra mientras agreden a opositores. El candidato militar y sus secuaces tildan, con odio, a los adversarios de traidores a la patria y su mayor anhelo es imponer un régimen cuartelario donde impere el ordene y mande.
Un triunfo del candidato militar convertiría la república en un cuartel, al pueblo en tropa y al presidente en comandante en jefe. Sabemos que en los cuarteles la indisciplina se castiga y que el uniforme, las botas y el modo de vida es idéntico para toda la tropa. A esta se le prepara, arenga y arma con fusiles, tanques y aviones para que hagan guerras.
En contraste los partidarios del candidato civil se llaman a sí mismos voluntarios, visten normal, enarbolan la bandera de la inclusión y proclaman la unión de todos sin distingo de ideas o preferencias.
Un triunfo del candidato civil por el contrario enaltecería la república y daría independencia a los poderes. A los ciudadanos se les instruiría a manejar los aperos de labranza, las máquinarias industriales y las computadoras para generar progreso y bienestar, produciendo con eficiencia. A los militares se les entrenaría para cumplir con sus funciones de seguridad y defensa, supeditados, eso sí, a la autoridad civil.
El pueblo venezolano le gusta su libertad, superarse individualmente, trabajar en el oficio escogido, entretenerse según sus preferencias, viajar por el país y al exterior y adquirir aquellos bienes que eleven su calidad de vida y la del grupo familiar. No cabe duda que los venezolanos nos veremos mejor representados en una sociedad dirigida por un gobernante civil ante uno militar.
