Confusión, Engaño, Frustración

WALL STREET JOURNAL: “Los acontecimientos de esta semana demuestran que esta demencial ‘revolución bolivariana’ está ahora en las fases finales de su consolidación. La soga ya está tan fuertemente ajustada alrededor del cuello de lo que queda de la democracia, que quizás ésta ya no pueda escapar. A menos que haya alguna rebelión improbable de parte de una oposición por lo general desarmada, la sociedad libre venezolana estará colgando del cadalso para cuando sus útiles idiotas en el Congreso norteamericano y la Organización de Estados Americanos se den cuenta que Chávez no es demócrata.”

Ante un liderazgo opositor normalmente manso y desconcertado, pero acorralado por un pueblo arrecho en la calle exigiendo ya una salida, el régimen logró que la Coordinadora lanzara una declaración ambigua que causó CONFUSIÓN y perplejidad, ambiente en el cual propaga el ENGAÑO de unas negociaciones inexistentes y sin esperanza, haciendo reinar la FRUSTRACION entre el hombre y mujer de a pie. Estamos a un paso de ADAPTARNOS a convivir con el régimen o a la posibilidad de emigrar, que es, a fin de cuentas, lo que busca el gobierno.

Profesores en la materia de psicología de masas, el castro-comunismo aplica con maestría el librito de la guerra psicológica, que tiene como fundamentos la creación de CONFUSIÓN para permitir el ENGAÑO para lograr la FRUSTRACIÓN para imponer la ADAPTACIÓN del pueblo a aquello que normalmente no aceptaría.

GUARIMBA

“Puedes descubrir qué es lo que más teme tu enemigo, observando los medios que utiliza para asustarte.” Eric Hoffer, filósofo y autor (1902-1983)

Definitivamente, lo que más había asustado al régimen fue el pueblo silvestre, arrecho y descontrolado en la calle, aquello que llaman Guarimba. Le iba la vida al oficialismo pararlo. Como le dijo a Descifrado una fuente chavista, “Vamos a reprimir temprano para que esto no coja vuelo”. Es decir, reprimir cualquier foco de protesta antes de que les fuera a pasar lo de Haití, donde la protesta tomó el país y terminó con la renuncia del presidente Aristide.

Así que el régimen reprimió temprano y salvajemente, pero paralelamente maniobró con Carter, la OEA y el ‘liderazgo’ de la Oposición para que ‘mantuvieran abierto el diálogo con el CNE’, cometiéndose el costosísimo error de dejar sin proteger y reforzar esa calle recia, logrando el oficialismo que se tirara al pajón siete días de sangre, sudor y lágrimas. De lucha a muerte de parte de un pueblo aguerrido, valiente e irreductible que peleaba sin tregua contra un contrincante poderoso y maligno, seguro de que la Verdad de su causa pronto sería recompensada con los refuerzos y acompañamientos necesarios para lograr el quiebre de la pesadilla.

En vez de refuerzos, el liderazgo les dio un balde de agua fría. Sí, de nuevo la inteligencia castrista logró lo impensable: Devolver la recia y espontánea protesta callejera a la habladera de paja de los mismos que negociaron la pérdida de un año con la ficción de que teníamos acorralado al régimen con la Constitución, y que ‘si pasaba la raya amarilla’ estaría frito. Manchados de pies a cabeza de pintura -no amarilla, sino roja- proveniente de los cauchos del camión oficialista que acaba de atropellarnos, todavía estos pendejos creen en la insensata mojigatería carteriana de que el bien triunfa sobre el mal.

EL TERRENO DEL OFICIALISMO

ANDRÉS VELASQUEZ: “Este pueblo no se va a doblegar con la represión ni con el pesimismo.”

La anterior declaración de Andrés, dada con su típica reciedumbre y seguridad, es rigurosamente cierta: El pueblo venezolano no se va a dejar doblegar. No, la vía para conquistar al pueblo venezolano está en el engaño: engañado él, engañado su liderazgo. Porque los que pretenden o fingen ser nuestros líderes, en vez de mirarse en el espejo de Bolivia y Haití, capitularon de nuevo ante el encantador de serpientes internacional, hábilmente maniobrado tras bastidores por nuestro régimen.

En vez de tomar como modelo a Bolivia o Haití, donde revueltas populares recias cambiaron la historia, tomaron como ejemplo la fallida lucha que llevan adelante en Venezuela, donde la misma mirada pasiva de estos bobos que ayer nos garantizaban ‘reacciones internacionales’ ante cualquier pasada de raya del gobierno, es la que manifestaron ayer ante Evo Morales y ante el ejército revolucionario que terminó derrocando a Aristide, y la que hoy manifiestan ante los atropellos del CNE y de los tortugas ninja y demás fuerzas represores del estado totalitario.

La Coordinadora ha debido llamar a defender los votos, pero arreciando la calle, puesto que es la calle la que le dio fuerza, la calle la que le dio centimetraje internacional, la calle la que llevó al país al punto de quiebre. Ahora, cambian el escenario, los tiempos y la temperatura de la lucha. Y, quedan precariamente guindando los alcaldes y gobernadores ‘golpistas’, en contra de quienes ahora arremeterán con las argucias legales dirigidas por Isaías Rodríguez y su activo equipo de terroristas judiciales.

Leopoldo López y Capriles Radonski pagarán pronto con sus policías y sus cargos la pusilanimidad de Julio Borges en su alocución a la nación a raíz de la decisión del CNE. También pagarán Alfredo Peña, Alfredo Catalán, Eduardo Lapi y otros, a quienes les depara un destino de progresivo y solitario acorralamiento, mientras que los que fingen ser líderes de la Oposición se dan codazos y coñazos peleándose a muerte la botella vacía de unas elecciones que no se celebrarán nunca o que, de celebrarse, no serán en democracia. Gobernadores y alcaldes dignos pero cobardes pagarán el precio por haber dejado colgando a Lapi.

Así, la lucha pasa ahora no tanto de la calle al CNE -esa lucha está perdida de antemano, porque con ese directorio no se puede elegir ni siquiera al más pendejo de los miembros de la Coordinadora. No, la lucha principal y a muerte pasa ahora a los tribunales de la República, donde legiones de danilos andersen se preparan, con caras de serios, a liberar a los guardias nacionales torturadores y abusadores, y a apresar a los alcaldes y gobernadores –conserjes muncipales y regionales, respectivamente- que más reciamente mostraron sus desacuerdos con esta turba que nos gobierna.

¿HAY ESPERANZA?

La esperanza depende, como siempre, del pueblo, del hombre y mujer de a pie. Depende de si definitivamente cayó en la apatía de la ADAPTACION o de la emigración, o si todavía está dispuesto a dar la batalla final. Y, eso a su vez dependerá del surgimiento de algún incidente o líder de la Resistencia que capture el corazón del pueblo y haga renacer la llama de ese bravío que solo espera cauce. Las aguas de la arrechera y la determinación son profundas, por lo que cualquier chispa puede hacer despegar ese pueblo al que temen tanto oficialistas como coordinadores, porque no lo controlan.

El régimen comprende al pueblo, por eso lo teme y trabaja arduamente para desmovilizarlo. Los coordinadores, con honrosas excepciones, no quiere comprenderlo porque intuye que lo que quiere no compagina con su visión del ejercicio del poder. Hará falta protestas, muchas, descentralizadas, hechas con inteligencia y no como ejercicio de inmolación y auto-flagelación, sino como inteligente e imparable práctica de hostigamiento del enemigo. Pero, hará falta, también, la conciencia de que no podemos seguir bailando al son de esos que pretenden o fingen ser nuestros líderes, sino que cada ciudadano tendrá que trabajar, con inteligencia y determinación, para restaurar la democracia.

Nada que haya pasado es excusa para dejar la lucha. Nada nos da licencia para decir, mañana a nuestros hijos y nietos, que perdimos la nación por culpa de otro. No, el destino, como siempre, está en nuestras manos, a Dios rogando y con el mazo dando.

EDUARDO LAPI: «Si convalidamos la inmoralidad del secuestro de la democracia y nos ponemos de parte de un CNE tramposo, estaremos traicionando al pueblo. Nos estamos jugando la democracia, si perdemos la democracia lo que nos queda es la resistencia civil. Si tenemos que seguir en las calles, así lo haremos, pero jamás permitiremos que le den este duro golpe a la soberanía del pueblo. Aquí se llegó al límite»

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