Opinión Nacional

De la trampa a la tragedía

La aceptada violación del espacio aéreo y territorio de Ecuador para dar muerte a Reyes, por las fuerzas armadas y policiales de Colombia, ha generado la mayor crisis político militar en la historia de Sur América, en los últimos años. Sin precisión aludo a la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay, en la década del 30. No así el siglo XIX cargado de conflictos que, en algunos casos, dejan si no heridas sí fisuras aún no suturadas debidamente. Refiero, por ejemplo, de Bolivia el aislamiento al mar, los resquemores de Perú, ambos con Chile. Pero dejemos esto a los eruditos que tanto pudieran ayudar en estos momentos, no tanto para la descripción de aquellos hechos sino por algunas lecciones que pudieran inferirse de “sucesos” tales como La Guerra Triple, que enfrentó a Argentina, Brasil y Uruguay; La Guerra Brasil y Argentina, o Cisplatina, en donde tales hechos tuvieron “causas endógenas” pero también presencia exógenas, vale decir, en vez de causas, léase intereses internos y externos.

También la violación a la integridad de Ecuador ha de tener causas endógenas y exógenas. ¿Cuáles? Por una parte, el gobierno de Colombia tiene como proyecto político militar la derrota definitiva de las FARC. Las dimensiones de este proyecto son complejas. El peso militar de este conjunto (político-militar) enfrenta severas limitaciones. La experiencia de la FARC, en un modelo de guerra no convencional, el espacio donde se resguardan, la presencia consciente y también subconsciente de la significación política de las FARC, cuyas raíces están en gran parte legitimadas, las ayudas nacionales e internacionales, e incluso, solidaridad, directas e indirectas que recibe las FARC, la capacidad de esta organización para estar en el mercado de las armas, y los intereses de este mercado en el mantenimiento bélico, el mercado de la droga en cuyo juego no sólo entran los productores, probablemente los menos beneficiados, sino los grandes traficantes que se desenvuelven con relativa solvencia en el mundo entero. Es de destacar que en su propósito de derrotar a las FARC, los diversos gobiernos colombianos impulsaron, en connivencia con muchos sectores de la sociedad toda de Colombia, de la economía, militares, políticos, religiosos, incluso, dieron vida, impulso y desarrollo a los paramilitares. Cuyos objetivos, mediante el terror en las más inimaginables concreciones, mas que enfrentar directamente a la guerrilla, lo cual si ocurrió fue sin éxitos, se orientó a generar pánico, terror, entre los pueblos campesinos colombianos, espacio de donde las FARC tenían ascendencia significante, tanto políticamente cuanto en recursos humanos y logística.

La experiencia con los paramilitares fue un gigantesco fracaso y lo peor, fueron cuervos para extraer ojos. Parte de su fundamental actividad se dedicó al tráfico “legal” de drogas, “legal” en el sentido de complacencia del aparato militar, judicial, en fin del estado colombiano, complicidad que alcanza su más alta demostración en la famosa ley que faculta a Uribe a amnistiar a tales paracos. Amnistía que demuestra el fracaso de su creación, de su misión, pero, a la par, como premiación o indemnización de sus delitos. La práctica política, en cambio, ha merecido gran respaldo popular y el esfuerzo por construir o reconstruir un estado eficaz, que atiende problemas sociales, económicos, que vislumbre la conquista de la paz, de infraestructura, etc., ha dejado resultados, tal vez, el de mayores éxitos en estos años. No ha sido difícil a las fuerzas mas conservadoras de Colombia que, incluye casi en identidad a liberales y conservadores, cuyo desgaste es irreversible, pero también al alto clero, al poder económico, élites militares, etc., y también a fuerzas críticas de la sociedad colombiana, ponerse de acuerdo en la intención, voluntad de constituir en Colombia, de Colombia, un estado orgánico, en donde las formas de violencia existentes, den paso a la violencia institucional, a su estado de derecho. Pero si se pudo llegar a este consenso, no es menos cierto que no ha sido posible limitar los intereses sectoriales. Y parte del quid del asunto queda aquí. En ese juego, los sectores militares, de fracaso en fracaso durante años, de delegar atribuciones y funciones a los paramilitares, empieza a jugar un papel mucho más determinante que en las épocas predecesoras a Uribe, para fijar un límite, se diría casi exacto. A mayores responsabilidades de las fuerzas armadas y policiales mayor es su peso específico en las decisiones del Estado.

Pero este ejercicio político se complejiza más, cuando, de parte de Colombia, como estado, se necesita el apoyo externo, que ayude a consolidarse estructura de estado, su política, que ayude a consolidar su economía y a superar las inmensas distancias sociales entre su gente. Distancias que se evidencian desde el lenguaje sumiso del abajo hasta los privilegios más abundosos del de arriba, de modo que en ese país, la existencia de una oligarquía rancia, más que ello de una conducta oligárquica genera por sí misma muchos resentimientos sociales explotables, de lo cual depende, en buen parte del discurso político insurgente. El Polo Patriótico, personalidades como Antanas Mockus, son buenos ejemplos, pero no únicos. Este apoyo externo, en el orden político, económico y militar lo recibe Colombia, fundamentalmente de los Estados Unidos, pero también de Europa y con ello, recibe también parte de sus propios problemas. No hay la menor duda del carácter belicista del gobierno estadounidense y también su ideología, no referida a la democracia precisamente, sino a la ideología que sustenta la “legitimidad” de la guerra. La legítima defensa, la persecución en caliente, la persecución al terrorismo, lo cual da derechos, bajo esa “doctrina” a invadir, perseguir, intervenir, etc., en los estados que, a priori, establecen, califican como terroristas o permiten huéspedes terroristas o enemigos. Sin ahondar en detalles, recuérdese a Irak, Afganistán, Pakistán, etc., sus amenazas a Corea, etc. La ilegalidad e ilegitimidad de esta conducta “imperial” es reconocida, por intelectuales estadounidenses críticos, Chomsky es ejemplo, por sectores de la política de los demócratas, pero también por líderes políticos europeos como Rodríguez Zapatero. Esta nueva forma de justificarse la política exterior de Estados Unidos, es de la misma naturaleza que la que sustentaba su acción durante la guerra fría, derrotada esta por la implosión de la URSS, la caída del Muro de Berlín y con severas derrotas como la infringida por Vietnam, que tanto pesa en el propio corazón del Pentágono y en la conciencia de su gente. Nada de moral en estos casos, todo Realpolitik, que hoy se practica con China y con el propio Vietnam. Hacemos estas observaciones para mejor comprender cuanto sigue adelante. Ha de observarse, lo cual requeriría mucho espacio, que el problema del narcotráfico es universal en Colombia. No es propiedad ni “patrimonio” de los paramilitares ni de la FARC, sino que está inextricablemente inserto en toda la sociedad colombiana, grados más, grados menos, pero que ha adquirido su propia estructura organizativa que tiene vida propia, se diría su particularidad en interacción nacional e internacional. En este contexto, brevemente pincelado y en condiciones económicas de crecimiento, se da la invasión e incluso ocupación del territorio ecuatoriano.

La presencia de Chávez. Sin minimizar la presencia política y militar de USA sobre Colombia, Chávez cumple una función análoga pero antónima. Cualquier estudioso del habla, de la semiótica, cualquiera que tenga ojos y vea tiene en Chávez y en sus acólitos la más contundente evidencia. Un minuto de silencio por Reyes, un discurso solidario en nombre de la revolución en la AN, la cancillería…su lenguaje escatológico contra Uribe, su empecinamiento en identificarlo como lacayo del imperio, etc., son más que evidencias, confesiones de parte. Y si hubiese alguna duda, la movilización militar de diez batallones a la frontera. Pero donde mas pegada tiene esta solidaridad es en lo atrasado de la dicotomía imperialismo/opresión, capitalismo, muerte/socialismo/libertad, vida. Lo amorfo e insustentable de su socialismo, donde toco cabe, Zamora, Marulanda, el Che, Camilo, permite llenar a las guerrillas su ausencia absoluta si no de teoría coherente, que nunca la hubo, sí al menos de una ideológica basada en los principios elementales de justicia, equidad, igualdad, libertad, donde el bolivarianismo y el antiimperialismo alcanzan significación.

No cabe duda que en el seno de las FACR el antiimperialismo es una excelente bandera, implica una defensa de la soberanía colombiana del mismo modo que el bolivarianismo se expone como el factor de unión de esos pueblos todos para derrotar al capitalismo salvaje, las oligarquías criollas y reforzar por esa vía la solidaridad revolucionaria y la unión que ella tiene como meta y como táctica. Para el discurso de Chávez éste es su alimento. Para el discurso de las FARC es oportuno y justificador, revitalizador. La atrocidad del bombardeo, la razia y barrida subsiguiente del campo, el secuestro selectivo del cadáver de Reyes, etc., constituyen un delito de guerra, delito incluso de lesa humanidad, independientemente de la condición de los asesinados, lo cual, a pesar del “éxito militar” puede convertirse en el orden internacional en un fracaso político que podía, incluso, revalorar la lucha de las FARC, o cuando menos, convertir ese hecho en un acto de terrorismo. Tratará Colombia de buscar una salida política que, por una parte intenta demostrar grados de complicidad entre las FARC y el Ecuador y, mas que ello, de probar grados de complicidad entre las FACR y Chávez., por la otra. El primero de los esfuerzos será un fracaso, dada lo macabro de su acción en el Ecuador, el segundo, si bien tiene severas limitaciones, puede tener evidencias mas allá de cuanto puedan traducir las propias “pruebas” que contendrían los documentos de las computadoras. Entre esos claros indicios estaría los arriba anotados, el tratamiento de héroe revolucionario a Reyes, las altas deferencias documentales del ministro de interior y justicia con sus camaradas, las amenazas contra las empresas colombianas en Venezuela, etc., ninguna de las cuales tienen asidero jurídico y menos el erigirse juez y ejecutor de justicia ante la conducta de Colombia. El asumir esta “teoría”, de amenazar con tanques, la aviación, etc., a Colombia, bien por estupidez o por otras razones que veremos más adelante, es exactamente la misma que él censura a Colombia, y desde luego, al jefe de Colombia, los Estados Unidos. La misma que ayer se empleó para justificar la carrera armamentista, bacteriológica, nuclear de ambos bandos, bajo la doctrina de la disuasión nuclear. Aquí, por obvias razones, la analogía es mucho más cercana a la conducta animal que muestra sus garras cuando quiere impresionar a cualquier intruso. Delimitación de territorio.

Delira Chávez? Seguro estoy que alguien debe haberle dicho a Chávez que una guerra con Colombia está perdida antes de iniciarla. Que el supuesto de un ataque simultáneo de Ecuador por el Sur, Nicaragua desde el Norte Pacífico, Venezuela por el oriente colombiano y, desde dentro, las FARC y que los colombianos residentes en Venezuela serían sus voluntarios en su guerra contra su patria de origen, es un verdadero deliriums tremends, para decirlo piadosamente. Una guerra no se hace por capricho del comandante ni se conmueve al pueblo para seguirlo sin verdadera motivación que sembrada esté en alma, en la conciencia de la gente toda. El amor a la patria no se crea artificiosamente y la conducta para asumir la guerra tiene raíces muy profundas. Y para el venezolano no está en juego ni la libertad ni la independencia ni la soberanía de su nación. Pero hay mucho más, suponiendo que por milagro, por arte de birlibirloque, se tomasen las armas y prestos cantando La Internacional saliésemos tras el enemigo, no tendríamos comida qué llevar al frente ni con qué alimentar a los que acá se quedan. No hay posibilidad alguna de participar con mediano éxito en una guerra cuando el hambre, la inseguridad, el desempleo, las enfermedades, son las “fuerzas vivas” en la retaguardia. Y muy menos cuando la sociedad rechaza la guerra. Por si eso fuese poco, y suponiendo que también por arte de birlibirloque tuviesen las despensas llenas de carotas, yema, tajá, leche, medicamentos… nuestra Fuerza Armada tiene entrenamiento en ventas de mercal, y otros asuntos ajenos a su oficio, gordo su comandante, capaz de participar en combates de Sumo pero imposibilitado de andar medianos trechos armas al hombro. Y nuestras ciudades son indefensas. Maracaibo se queda a la suerte de Colombia con solo destruirle el puente sobre el lago. La producción petrolera del Zulia… las fuentes energéticas del Guri…y esto sin observar que el parque militar o se compra al imperialismo de acá o se compra a los demás imperialismos.

No sabe esto HRCHF? Creo que sí. Incluso presumo lo sabe de memoria, si como creo aprobó el curso de estado mayor. Pero y entonces?. Hay una intención que pretende ocultar el señor presidente. La crisis interna de su partido, la crisis interna de la sociedad venezolana toda. Su desastre económico. Ayer apenas sus fuerzas estudiantiles en Mérida fueron apabulladas. A cada rato hay gente en la calle que exige le sean satisfechas su necesidades. Su discurso político se esfumó. La corrupción es parte del proceso bajo la pseudo-moral de que todo cuanto por la revolución se haga es bueno, cualquier gesto contra ella es malo. Su discurso antiimperialista es un chiste de muy mal gusto y el del socialismo patria o muerte, engorda a quienes detentan el gobierno, con las bellas excepciones de quienes sufren por salir de estos insuperables obstáculos. Queda un buen recurso, en su esquema, incrementar la tensión por la guerra y reafirmarse como el salvador y evitar las elecciones de alcaldías, gobernaciones, en donde con desesperación ve su derrota inminente, si y solo si la razón y la ética se imponen entre quienes lo adversan y oponen. Pero el riesgo existe y esta trampa del presidente puede convertirse en una tragedia nacional de no frenarla a tiempo y el tiempo es este. Y el presidente si rectificase tendría una última oportunidad de trascender. Gobierne y hágalo bien. Emule a Marcos Pérez Jiménez en la cuantía y calidad de su obra física, en salud, seguridad, distánciese de él por hacerla en democracia.

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