Opinión Nacional

El pattón de Sabaneta

La gran frustración de Chávez es su ineptitud como militar, la profesión con la que sustituyó su deseo de llegar a la Grandes Ligas o de convertirse en animador de TV o en actor de teatro. Su fracaso como militar, a pesar de haber llegado a la presidencia, lo atormenta. Paracaidista al que tuvieron que dar una patada en el trasero para que se lanzara del avión. Burla de todos sus compañeros. Golpista frustrado en una operación militar que, afortunadamente, fracasó gracias a su ineptitud militar y a su cobardía personal. Record Guiness del único mandatario, en todo el orbe y en todos los tiempos, que fue por sus propios medios a renunciar y entregarse a quienes reclamaban su salida del poder. Y Chávez nunca ha podido olvidar, ni superar el «ratón moral» que le produce el recuerdo de cuando aquel 11 de Abril, prorrumpió en llanto y pidió la presencia protectora de miembros del clero venezolano. Lloró y pidió perdón en el hombro de Baltazar Porras.

Y Chávez vive atormentado, sabedor de que los militares y toda Venezuela lo vieron actuar como lo que él es: un cobarde llorón. Y ahora desde el poder hace esfuerzos para borrar esa imagen, trata de reafirmarse personalmente y busca por todos los medios rehacer su imagen militar y de aparecer, interna y externamente, como un líder militar valiente, arriesgado y siempre victorioso. Además ha inventado relatos fantasiosos sobre un supuesto comportamiento heroico suyo el 11 de Abril. Desea pasar a la historia como la reencarnación de Bolívar, como un gran guerrero, que chequera en mano superó en liderazgo a su maestro Fidel Castro. Y es así como a cada momento anuncia que «está en batalla» por cualquier razón. En «batalla» contra la diarrea que frecuentemente lo afecta o en «batalla» contra Globovisión, o contra Pérez Vivas o contra Uribe o contra Marisabel y por supuesto siempre en «batalla» contra el Imperio. Batallas que solamente existen en su mente enferma y acomplejada.

Basta recordar algunas de sus últimas «batallas» más «gloriosas». Quién no recuerda en Venezuela como un chiste tragicómico, pero chiste, aquella orden dada por TV y en un tono cuartelario: «Señor Ministro de la Defensa movilice inmediatamente diez batallones a la frontera [con Colombia]». «Movilización» que no se produjo nunca y que fue el hazmerreir de los venezolanos, y por supuesto de los colombianos, durante muchos meses. El gobierno colombiano ni se molestó en darle respuesta pues sabía de lo ridículo de la amenaza. Después de esta importante victoria debe haber sido condecorado con la Orden de Manacho en Primera Clase, porque los batallones eran de cartón. Otra importante Batalla: «Señor comandante de la Armada Bolivariana, le ordeno que tome los puertos de Maracaibo, El Guamache y Puerto Cabello…» ¿Cuantos acorazados y submarinos enfrentó la Armada «bolivariana» en esas batallas navales, cuantas bajas sufrió, cuantas sufrió el enemigo, cuantos tiros dispararon? La únicas bajas de esa batalla fueron las señoras Constitución y Descentralización, así como la moral y la ya deteriorada imagen de las fuerzas armadas. Los únicos tiros sus insultos y su procacidad. Esas «batallas» navales dirigidas por este soldadito de papel toilette, se convirtieron igualmente en motivo de risa y burla a la vez que de repudio popular por la lesión al estado de derecho.

Y hoy el Iluminado aprovecha los sucesos de Honduras, para darse otra «patada» en el cerebro. Patada que debe causada por la falta de control de calidad en los productos que, según el mismo Chávez, periódicamente le suministra Evo Morales y que parecen acelerarlo y ponerlo a ver visiones. Lo hacen creerse una especie de Patton o Rommel de Sabaneta y amenaza con acciones militares a Honduras y con derrocar al nuevo gobierno!!! Fue así como con voz grave, acento autoritario, tono decidido, con la trompa y el ceño fruncidos, en su cadencia discursiva cubanoide, y una vez más para compensar su imagen de llorón, dijo lo siguiente:
“Tendríamos que actuar militarmente, he puesto en alerta a la FAN. Yo no puedo quedarme con los brazos cruzados (…) es un momento de prueba suprema para nosotros» “Si juramentan a Roberto Micheletti lo derrocaremos”, “Ese golpe lo vamos a quebrar desde dentro y desde afuera, el mundo lo va a ver, independiente de las fuerzas militares que tengan” “Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para restituir al gobierno (de Zelaya)”. «Estamos en batalla, ya anunciaremos medidas»
Cuanta habladera de pendejadas, solamente para tratar de recuperar su autoestima, para hacerse sentir poderoso, amenazador, fuerte, macho, macho machote, un genio militar, un tipo arrecho, cuando detrás de esos desplantes se esconde un cobarde que nunca en su vida ha disparado un tiro. Amenazas, que aparte de mostralo sin la careta democrática, lo desnudan y queda expuesta su inveterada vocación de golpista, de gorila. Amenzas de azote de barrio que serán, para siempre, el hazmerreir de todo el continente. Su golpismo enfermizo lo lleva a llenarse la bocota diciendo que va a «derrocar» al nuevo gobierno de Honduras como para sacarse el clavo del 4 de febrero. Cuando lo oía pense que afortunadamente «morrocoy no sube palo ni guacharaca cardón».

Imagínemos por un momento que este orate dispusiera de dos o tres portaviones tipo Nimitz y una sola de las flotas de que disponen los Estados Unidos o Rusia y tuviera dos o tres escuadrones de F-117 y unos 10 misiles nucleares, en lugar de las chatarras que le han vendido los rusos. Coño, sería el Hitler del Caribe, ya habría invadido a media Latinoamérica, ya habría caido Colombia, México estaría de rodillas, el Perú estaría arrasado y los recien electos congresistas de Argentina estarían esperando la visita de la DIM. Los Estados Unidos ya habrían sacado su banderita blanca después de que las fuerzas armadas robolucionarias tomaran el Puerto de Nueva York, siguiendo el mismo plan de batalla que desarrollaron para tomar los puertos de Maracaibo y El Guamache. Los buques de la armada robolucionaria frente a las playas de North Miami preparando el asalto de los Centros Comerciales de Aventura y Sawgrass Mills, encabezados por Calixto Ortega y Cilia Flores, listos con sus maletas Louis Vuitton. Los submarinos nucleares bolivarianos, apoyados por la marina nicaragüense, fondeados bajo el Golden Gate de San Francisco para cortar la retirada en desbandada de las fuerzas del Imperio.

Tendrían nuestros hermanos colombianos a Iris Valera como Autoridad Única de Cúcuta a cargo de la franquicia de la Guardia Nacional Bolivarista para el contrabando de gasolina y a Piedad Córdova como Procónsul en Bogotá. Mientras William Lara, Tarek William y el Gordo Barreto estarían disputándose, a mordiscos y jalándose las greñas, la Alcaldía de San Francisco, meca simbólica de sus aficiones personales.

La verdad es que si no fuera por la tragedia que vive Venezuela, uno gozaría una bola con las mariqueras de Chávez. Habría que tomarlo a broma, a jodedera. Chávez parece engendrado por Tito Martínez del Box, con el perdón de su memoria y sin ánimo de ofenderlo, porque ciertamente sus necedades parecen cosa de los buenos tiempos de la Radio Rochela.

Provoca gritarle a este delirante mitómano, una expresión muy maturinesa que siempre me hace recordar a mi amigo Ruben Darío, quien ante cualquier disparate, como estos de Chavez, decía con su orientalísimo acento, !Sácamelo Nicanor!.

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