Opinión Nacional

El tirano debe irse, dicen Locke, Jefferson y el 350

En su Segundo Tratado sobre el Gobierno el filósofo Inglés John Locke afirmó que el pueblo tiene el derecho y hasta el deber de abolir a un gobierno despótico, que abandone la defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos. Las ideas de Locke fueron esenciales para el surgimiento de la democracia liberal que hoy constituye la columna vertebral de la civilización occidental. Thomas Jefferson, el autor de la Declaración de la Independencia norteamericana se basó en Locke y fue más lejos. Para Jefferson “cuando un gobierno llega a destruir la vida, la libertad, la propiedad y el derecho que tenemos de buscar la felicidad, el pueblo adquiere el derecho a abolirlo y crear uno nuevo”.

La Constitución Venezolana no inventó nada nuevo cuando consagró, en los artículos 333 y 350, el derecho y el deber de los venezolanos de insurgir contra un régimen que intente destruir la democracia y la libertad.

Locke inspiró a los fundadores de la democracia norteamericana: Jefferson, Madison, Hamilton y sus ideas han sido adoptadas por notables hombres de estado en el mundo moderno: Gorbachev, Clavel, Mandela, Waleska, Leoni, Betancourt, Cardoso. Estos hombres proporcionan a los venezolanos de hoy la base moral que se requiere para exigirle al tirano que se vaya. Las razones de esta exigencia pueden resumirse así:
Las diez razones para exigirle al tirano que se vaya

Uno, El tirano no es un gobernante sino un vulgar golpista. Traicionó su juramento militar, produjo la muerte de Venezolanos inocentes, engañó a sus soldaditos durante el golpe de Febrero 1992. Su sobreseimiento, decidido en mala hora, fue un acto político pero no un acto de justicia;
Dos, El tirano violó todas sus promesas electorales. No terminó con la corrupción sino que la ha exacerbado. No terminó con la pobreza sino que pretende acallarla con la limosna. Usó una Asamblea Constituyente para destruir todas las instituciones del estado y crer unas nuevas a su imágen y semejanza;
Tres, El tirano ha despilfarrado, mal utilizado y entregado ilegalmente los recursos de la nación a un grupo de forajidos internacionales como Fidel Castro, Daniél Ortega y Evo Morales y ha permitido que sus amigos y relacionados se enriquezcan obscenamente con los dineros del estado. No solo ha mal utilizado los trescientos mil millones de dólares de ingreso petrolero sino que ha triplicado la deuda nacional, la cuál llega ya a unos setenta mil millones de dólares;
Cuatro, El tirano ha promovido el odio de clases y el odio racial en un país donde esas lacras no existían. Por su culpa Venezuela es hoy un país dividido entre una Venezuela de clase media excluída y atacada y una Venezuela de desposeídos a quienes el tirano les ha hecho creer que su miseria y su ignorancia es responsabilidad de la clase media. En un plano “superior”, observando esta tragedia, existe en Venezuela una boliburguesía podrida enriquecida por el robo y el abuso de poder, formada por banqueros y contratistas adeptos al tirano y por una pandilla de seudo-revolucionarios quienes han engordado en kilos y dólares debido al ocio y la riqueza mal habida.

Cinco, El tirano ha prostituído las instituciones y las empresas del estado al politizarlas, corromperlas y ponerlas en manos de sus cómplices. Este es el caso del ejército, de Petróleos de Venezuela, del mal llamado Poder Moral y del Banco Central de Venezuela, entre muchas otras.

Seis, El tirano ha dedicado sus mayores esfuerzos a intentar erigirse en una líder continental “anti-imperialista”, olvidando sus deberes con el pueblo venezolano. Ha entregado ilegitimamente recursos petroleros de la nación y miles de millones de dólares que pertenecían al pueblo a líderes extranjeros ideologicamente afines, en actos que constituyen traición a la patria;
Siete, El tirano ha desarrollado una política exterior caracterizada por la vulgaridad, la agresión a países y jefes de estado que difieran de sus ideas y el alineamiento con los regímenes forajidos más despreciables del planeta, como lo son los de Zimbabue, Corea del Norte, Irán, Cuba, Nicaragua y Belarus.

Ocho, El tirano ha intervenido de manera grosera en los procesos políticos internos de países latinoamericanos, violando repetidamente la Carta Democrática Interamericana de la OEA y causando graves daños a la causa de la democracia en la región. Cinco de sus compinches en plan de embajadores han sido expulsados de esos países (Argentina, Perú, Paraguay, Chile y México) mientras que el embajador en Bolivia fue casi declarado persona no grata por el Congreso de ese país.

Nueve, El tirano ha destruído o dañado seriamente organizaciones de integración económica regional tales como el Grupo de los Tres, la Comunidad Andina de Naciones y MercoSur;
Diez, El tirano pretende dar un golpe de estado con una grotesca reforma constitucional que no es tal, sino el intento de creación de un estado totalitario de corte fascista-socialista. Esta es la guinda maldita sobre la inmensa torta que ha puesto.

La reforma ya está derrotada
Los Venezolanos deben saber que esta reforma ya está derrotada, por dos razones: (1), porque el referendo es ilegítimo en su esencia y (2), porque, aún llevándose a cabo, con todas las tretas y abusos propios del déspota, nopodría ganar por el suficiente márgen que sería necesario para legitimarlo como nuevo contrato social de los venezolanos. El tirano no comprende que un nuevo contrato social, un cambio radical de filosofía política y social, una nueva forma de vivir no se puede imponer a medio país, sino que tendría que ser el resultado de una decisión abrumadoramente mayoritaria, la cuál simplemente no existe para su proyecto diabólico. Cualquier gobernante sensato hubiese desistido de una barbaridad como esta. Pero no el tirano. Por ello tiene que irse bien lejos.

Tirano: váyase bien largo al zimbabue!
Inspirados en Locke, Jefferson y Bolívar los Venezolanos amantes de la libertad exigen al tirano que se vaya. Por lo menos la mitad del país no lo quiere y la otra mitad lo acepta mientras le siga cayendo a realazos. Pero así no se puede aspirar a gobernar un país, mucho menos hacerlo prosperar. Venezuela se encamina a una guerra civil por culpa del tirano, a quien este desenlace no solo no le importa sino que le causaría placer, como bien lo saben casi todos los psiquiatras Venezolanos, con la excepción de Jorge Rodríguez y Edmundo Chirinos. El tirano no quiere a Venezuela, solo la ha estado usando para la satisfacción de sus anormales apetitos de poder.

La sociedad Venezolana expulsará al tirano porque ni quiere ni puede seguir pagando el inmenso costo material y espiritual de tenerlo en Miraflores, desde donde nos averguenza cada día con su cacasénica presencia.

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