Opinión Nacional

Elecciones municipales

No hay contradicción entre optar por asistir a votar y mantener la protesta activa en la calle

Para quienes tienen una visión democrática acendrada, firme y sin incorporar caminos extraños, todo proceso electoral es ejercicio de ciudadanía y la verdadera oportunidad de expresarse. No es la única, ciertamente. Por eso no hay contradicción entre quienes piensan en otros recursos de protesta, en otras opciones para manifestar descontento. De hecho, todos los días hay en el país algún trancón, algunos vecinos en la calle exigiendo luz o agua. Las más de las veces la rabia se acumula por inseguridad o alta criminalidad.

En los últimos meses se agrega al ya pesado fardo de problemas que enfrentan los venezolanos en medio de esta revolución pirata, materias tan graves como inflación desatada, pérdida del poder adquisitivo o el claro camino a la quiebra generalizada que llevan a empujones las políticas castrocomunistas de Maduro y el resto del clan. Se nota la desesperación en la calle, el innegable temor por el futuro y el desencanto de gran parte del activo político que le dejó el comandante muerto a su escogido sucesor. Un ambiente por demás peligroso y de mucha desesperanza.

Es ese marco, muy cubanoide en sus características fundamentales, de escasez y privaciones, mucha propaganda y mentiras a chorros en los medios de comunicación del gobierno, se llega a otra campaña electoral rumbo al próximo 8 de diciembre. Se puede decir que no es el mejor clima. No obstante sí es la mejor oportunidad para dejar en evidencia varias cosas.

Es sabido que desde el año 2004 la credibilidad del CNE está muy golpeada. De hecho, para muchos venezolanos ni siquiera existe. Sencillamente no creen en el árbitro. Pero, al margen de esa muy particular situación convenientemente alimentada desde la cúpula chavista y las fuerzas de propaganda cubana, es votando como se puede avanzar hacia otras vías de protesta. Una mayoría en votos y el triunfo en las más importantes alcaldías del país son un buen comienzo para exigir cambios de políticas y mejores condiciones de vida para todos los ciudadanos. Es la señal esperada por muchos, interna y externamente, para ratificar que el gobierno es minoría desde hace tiempo. Que no se trata de un movimiento conspirador que sabotea al gobierno castrocomunista por solo llevarle la contraria a las genialidades de los hermanitos Castro, por buscarle la lengua a Maduro o a Cabello, quienes al fin y al cabo tienen seis años nada más que insultando como lo hacía el padre muerto. Es el momento, a pesar de la desconfianza, de ir y demostrar contundentemente con votos y mucha participación que comienza el cambio facilitado por la autodestrucción del régimen. Les está pasando como en Cuba: quebraron al país.

Es el momento preciso.

 

 / Twitter: @ejrl

 

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