En el socialismo no hay casas de bolsa
La guerra contra las casas de bolsa, según los chavistas más mediáticos y disimuladores, se fundamenta básicamente en dos razones: la especulación y el tráfico o lavado de dólares. Ya el destructor masivo de empleos, micomandantepresidente, lanzó sus misiles cubanos y arrastró a la quiebra y al desempleo al sector bursátil en menos de una semana.
El ataque contra el sector privado es apenas parte de la estrategia de apoderamiento del mando castrista del país, muy al estilo cubano, dejando a la masa trabajadora, es decir, a los ciudadanos, en condición de dependencia absoluta de la revolución. Y lo está logrando. Prácticamente cada día se lanza una confiscación, se levantan unos edificios, invade una hacienda o cierra alguna empresa. La gente, sin embargo, en la mayoría de los casos celebra la estatización y asume que papá Chávez les resolverá la vida. Como si no vieran lo que realmente pasa con lo que toca el líder. Empresa que asaltan empresa que quiebra. Hacienda que se roban, hacienda que quiebra. Fábrica que invaden, fábrica que quiebra. Banco que nacionalizan, banco que quiebra. Ese es la mejor exhibición de este comunismo militarizado.
Es una liga de dos cosas: una gran incapacidad, por una parte, y el clarísimo objetivo de aniquilar al sector productivo privado, por el otro. Plan Simón Bolívar 2007-2013. Ni más ni menos. Comunismo parejo.
Ricardo Sanguino, presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, declaró el fin de semana que en el socialismo no hay casas de bolsa. Eso deja claro el asunto. Pero, cómo harán en Brasil, Argentina o Chile con su mercado bursátil, cuando se trata de países con gobiernos de corte socialista. Está claro que Sanguino se refería no a socialismo sino a comunismo. Y ciertamente en Cuba o en Corea del Norte no hay casas de bolsa. Ni hay muchas otras cosas que, según la tesis escondida del chavismo, dejaremos de ver dentro de poco.
¿Qué otras cosas no hay en el comunismo? No hay empresa privada. Adiós Polar y todas las demás. No hay agencias de viajes. Adiós, entonces. No hay grandes empresas procesadoras de alimentos o bebidas. Ni de helados. No hay bancos privados, ni sistema de compraventa. Ni siquiera tarjetas de crédito. No hay anunciantes, no hay medios de comunicación independientes. No hay divisas extranjeras, salvo en mercado negro. Como aquí. No hay deporte profesional. Adiós Caracas y Magallanes. No hay hipódromos. No hay redes de cines privados. No hay teatro privado ni espectáculos internacionales. Como en Cuba. Esa es la sociedad que está copiando el chavismo. Y no se salva nadie.
Sanguino lo dijo: en socialismo no hay bolsas. En realidad no hay nada.
Bueno, sí. Un grupito de vivos.
